El Correo de Burgos

CORONAVIRUS. ADAPTACIÓN DE LA ESCUELA PROFESIONAL DE DANZA

Pasos de baile al ritmo de Teams

Los 207 bailarines y 27 profesores de la Escuela Profesional de Danza de Burgos han mantenido la formación vía on line, a través de la plataforma de Educación, y con vídeo-tutoriales en YouTube. «Tras el shock inicial, nos ha permitido mantener la rutina»

Ana Sanchez dirige una clase online.

Ana Sanchez dirige una clase online.

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Burgos

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Los elementos habituales de la casa han tomado un significado diferente para los 207 alumnos de la Escuela Profesional de Danza de Castilla y León Ana Laguna de Burgos. La encimera de la cocina, una silla, una tabla de planchar o la propia pared se han convertido en elementos que sustituían a la barra de ballet o servían de apoyo para las clases de danza que han seguido recibiendo vía on line durante el confinamiento. 

«Nunca imaginé que la pared de mi habitación podía darme tanto apoyo y tantas posibilidades que me permitía bailar una hora sobre ella», explica Ana Garrido. Es estudiante de tercero de profesional en la especialidad de Danza Contemporánea, y de clases intensas y diarias pasó a tener clases on line, a través de la plataforma Teams disponible en el aula virtual Educacyl, todos los días de 16 a 17 horas. «Teníamos tres días de Contemporáneo y dos de clásico y después, sobre la marcha íbamos improvisando», explica esta riojana que llego hace tres años a Burgos donde también estudia Magisterio Infantil. Reconoce que no es lo mismo pero «nos ha servido para utilizar los recursos que tenemos, fijarnos en las pequeñas cosas, en sentir porque normalmente dedicamos tanto tiempo a posiciones, movimientos que nos olvidamos que la danza no es un deporte, es arte y esto nos ha permitido conocernos mejor». 

En la encimera de la cocina empezó a hacer los movimientos de barra Aroa Palacios. Estudiante de 4º de la ESO y de 4º de enseñanza Profesional de Danza Clásica reconoce que «al principio fue muy complicado porque estas acostumbrado al espacio del aula, el suelo, la barra... y de un día para otro tenías que hacerlo en tu casa y había cosas que no podías hacer pero nunca imaginé que la encimera de la cocina de mi casa podía servir como barra», reconoce. El horario habitual de Aroa se trastocó con el confinamiento. «Habitualmente dábamos clases de 16 a 21 horas casi todos los días y durante el confinamiento teníamos clase virtual de 18 a 19.30 horas y también trabajos sobre teoría, reflexiones, vídeos tutoriales realizando lo que nos señalaban...». Para esta estudiante de Secundaria ha sido más difícil compaginar estas clases con el Instituto. «Normalmente me da tiempo a compaginarlo pero ha sido peor en la distancia por el estrés, el agobio, las tareas... Tenía que dedicar tiempo por la tarde al colegio cuando antes me daba tiempo a dejarlo todo hecho por la mañana», explica. Reconoce como positivo el «contacto más directo con los profesores  a pesar de la distancia física» y que «he aprendido a trabajar más las sensaciones internas, las emociones  y a estar incómodo y adaptarte a lo que hay». 

Aplicar la distancia física en una disciplina artística de contacto, sensaciones, movimiento y música en directo no ha sido sencillo pero el equipo de profesores trabajaron en ello desde el primer momento. «Buscamos las posibilidades de mantener un  mínimo de formación, especialmente con los alumnos de Profesional», explica la profesora de Danza Clásica, Yohanna B. Ortega. La coordinación a dos bandas (Educación y Fundación Universidades y Enseñanzas para las Artes de Castilla y León, Fuescyl) determinó desde los primeros días la plataforma a utilizar para mantener el contacto directo con los alumnos. «Empezamos con los temas más teóricos hasta Semana Santa y después ya normalizamos el uso de Teams primero con los alumnos más mayores de profesional y luego en elemental», explica. 

Antes se inició un sondeo alumno por alumno a través de los tutores sobre las posibilidades telemáticas de cada alumno y coordinando la necesidad de soporte o wifi que podían facilitar desde Educación. Adaptando los horarios al resto de clases y actividades de los alumnos pero en unos días el uso estaba normalizado: clases on line, vídeos tutoriales y trabajos teóricos. «La herramienta es muy buena, nos ha servido para mantener una rutina, estar activos y tener una sensación de normalidad, que no pierdan forma física pero hemos tenido que adaptarnos a los espacios en casa, al retardo de la música, a los cortes que generan estas comunicaciones...», explica la profesora de Danza Clásica, Ana Garrido. 

Las alumnas reconocen que «la música en directo genera unas sensaciones que así, con retardo no te lo da, hacer los ejercicios junto a mis compañeros porque se necesita el contacto en esta disciplina», explica Aroa Palacios. «Hay posiciones que no hemos practicado como los desplazamientos laterales, determinados saltos, el trabajo en grupo, la corrección de posiciones en el momento ... pero ha sido fructífero porque han mejorado en autonomía personal, en capacidad de concentración y adaptación y han reforzado su amor por la danza», explica Ortega. Reconoce la implicación de todos para lograr que el curso, a pesar de que el coronavirus les separara de las aulas, saliera adelante. «Las familias, especialmente con los más pequeños, han estado ahí, los alumnos y las alumnas se han reafirmado, y los profesores se han implicado al 100% porque no había sábados ni domingos, era solucionar el problema cuando se presentara y seguir adelante», concluye Ortega. Sí  echaron en falta «unas directrices claras de Educación desde el principio, sabemos que no es fácil, era algo que no habíamos vivido nunca, pero alguien tiene que hacerlo».

Con un pie en el escenario

El fin de las clases presenciales pilló a algunos alumnos a punto de entrar al teatro de la Escuela para subirse al escenario en las denominadas clases abiertas. A los más mayores con las pruebas de vestuario y primeros ensayos en el Forum para la gala del Taller Coreográfico. Todo quedó en suspenso desde el jueves 12 de marzo a las 15 horas. «Fue un chasco para todos porque para los pequeños es el momento en que suben al escenario por primera vez y perciben las sensaciones, y los mayores estaban a una semana del taller coreográfico con el tema de vestuarios, ensayos... se había trabajado tanto pero se tuvo que suspender», explica Yohanna B. Ortega. Se intentó  retomar para junio. No pudo ser. También se ha suspendido la gala de graduación de sexto. «Es una pena que en sexto no pueda despedirse en el escenario, buscaremos retomarlo en septiembre o en octubre pero dos alumnos no podrán estar porque ya han conseguido trabajo y estarán con sus compañías», señala. Todos coinciden que, a pesar de las limitaciones impuestas por la Covid-19, «hemos aprendido, cada uno a su nivel, la capacidad de lucha, resistencia y resiliencia para adaptarnos a cualquier situación». Y el trabajo volverá, ya en clase, el 1 de septiembre. 

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