El Correo de Burgos

LA HISTORIA ESCONDIDA

Las abuelas silenciadas alzan la voz a través de sus nietas

La historia de Juana sale a la luz gracias a Carolina Pecharroman. ECB

La historia de Juana sale a la luz gracias a Carolina Pecharroman. ECB

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Burgos

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Una vida de desvelos y lucha a contracorriente, realizada siempre en silencio, para sacar adelante a sus familias en el peor contexto posible. Así fue la historia de las abuelas en sus tiempos jóvenes marcados por una guerra fratricida que hundió en el silencio historias de superación que hoy sus nietas hacen públicas en el libro Nietas de la memoria editado por Bala perdida. «Son 10 historias repartidas por todo el país, algo que no buscábamos, tampoco se han seleccionado el contenido de las historias lo que demuestra que el esfuerzo y el sacrificio viene de serie en esta generación, historias que merecían ser contadas y rescatadas del olvido», explica la periodista María Grijelmo. Para esta burgalesa afincada en Valladolid el reto le ha permitido redescubrir, a  través de los ojos de su madre que, entonces, tenía ocho años, la vida de una abuela tenaz que nació en Palencia, llegó a Burgos para regentar el bar ‘Ambos mundos’ junto a su marido. El bar de la plaza de Vega estuvo en el foco de seguimiento del Régimen de Franco, que pasaba el conflicto en el cercano Palacio de la Isla. Detuvieron a su marido y, por ende, a ella, dejando a sus siete hijos a cargo de una empleada. Quien siembra recoge es un refrán que bien puede darse en este caso. La generosidad con un cliente permitió a María, que acabo en la cárcel de mujeres de Pamplona, volver con sus hijos. También regresó su marido y el Ambos mundos se convirtió en un lugar de referencia en la ciudad. Una historia, que como todas, quedó  en un vago recuerdo.  A penas relatada y solo recuperada con los ojos de una niña de ocho años que hoy tiene 90. «En la mayor parte de las historias hemos tirado de recuerdos vagos, pero se han contrastado y contextualizado todos esos recuerdos», explica Grijelmo.«En los encuentros familiares se cuentan mucho las batallas del abuelo, pero ellas siempre están en silencio», resume la periodista Carolina Pecharroman que narra la historia de otra burgalesa inasequible al desaliento y al peor dolor de una madre: buscar lejos del hogar la seguridad de sus hijos. Juana nació en Burgos, fue abandonada en un hospicio de la capital donde paso su infancia. Se casó con un chico de aquí y se fueron a Madrid poco antes de la guerra. El acabo de miliciano en el bando republicano, por culpa de ella para la familia de él. Juana se quedó sola, bajo un cielo del que llovían bombas a diario, cuatro niños y otro en camino. «Ella era huérfana, no tenía familia, y la de él le echaban la culpa de que tomara las armas, así que para salvar a sus hijos del hambre y las bombas, evacuó a tres de ellos de los que solo recuperó uno al cabo de muchos años», recuerda Pecharroman que recoge la historia de la abuela de su amiga Pilar Sebastián.  Tanto Juana como María y las protagonistas de los otros siete relatos sufrieron la represión por lo que pensaban que hacían sus maridos. «Ellas eran un apéndice del marido, si él era falangista, ellas también; si el era ugetista, ellas también. Todo se daba por hecho, nadie les preguntaba pero sufrían todas las consecuencias», relata Pecharroman. En el caso de Juana, religiosa y apolítica, su afán siempre fue encontrar a sus hijos. A uno de ellos lo encontró en una casa cuna de Gerona. Le dijeron que muerto, pero preguntaba y preguntaba porque nunca le enseñaron el cadáver. Décadas después las casas cuna durante el régimen franquista han estado más que cuestionadas. Entonces, Juana era una histérica. Para María, la actitud de su abuela no era política ni mucho menos. «Que me corten una mano si mi abuela estaba en algún tema político». Y, después, se hizo el silencio. Ellas asumieron el rol de esposas, madres sin valorar su esfuerzo y su lucha. Por eso las nietas, reunidas en torno al movimiento feminista Las Periodistas Paramos, pensaron que era el momento de sacar estas historias de la vida corriente de las abuelas de la guerra y la postguerra a la luz. La mejor manera de reconocer su valor y su fuerza para superar la adversidad. Seguirán recordando esas historias anónimas para relatar este momento de la historia de España desde el punto de vista de las otras protagonistas silenciadas, las mujeres. «Estamos en años decisivos, antes de que nos dejen tenemos que preguntarles, que cuenten sus historias y, para las que no están, que las cuenten sus hijos, porque es un homenaje que la sociedad tiene pendiente», coinciden Carolina y María. Por ello la web, nietasdelamemoria.com, trata de recuperar las historias de esas otras abuelas a las que el miedo, la dictadura y el segundo plano al que fueron relegadas por la sociedad. 

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