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EDUCACIÓN / VUELTA A LAS AULAS

Colegios e institutos ultiman el regreso de sus alumnos

La incertidumbre e incluso el miedo se cuela en los centros escolares que han puesto en marcha decenas de medidas para dar seguridad a la comunidad educativa

El cartel en esta clase del CEIP Río Arlanzón muestra los consejos para ‘cuidarse’ del virus. SANTI OTERO

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Burgos

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La vuelta al colegio siempre es complicada, pero en un curso en mitad de una pandemia se presenta como un reto. Hay decenas de preparativos, mucha incertidumbre y también algo de miedo por no saber si las medidas que se pongan en práctica serán suficientes para mantener el patógeno lejos de las aulas. 

Estas son las sensaciones de los equipos directivos de varios centros públicos de Infantil y Primaria, así como de institutos de la capital burgalesa a los que este periódico ha consultado esta semana. 

El 9 de septiembre para Infantil y Primaria y el 14 del mismo mes para Secundaria y Bachillerato comienza el curso más atípico de la historia, en el que se ha apostado por la presencialidad con todas las medidas de seguridad ante el coronavirus. Tampoco se descarta que la formación a distancia u online vuelva a ganar protagonismo a lo largo del año académico.

La directora del CEIP Río Arlanzón, Nuria Camarena, junto a su equipo tienen claro que quieren reunirse con los padres de los alumnos para trasladarles las novedades del nuevo curso 2020/2021 para darles seguridad y evitar la desorientación que pueden sentir en estos días previos al inicio de la actividad escolar. Debido a la situación de la pandemia organizarán reuniones online, desde este mismo lunes, aunque les hubiese gustado hacerlas presenciales en pequeños grupos.

En el CEIP Río Arlanzón recomiendan a todo el profesorado que utilicen bata en clase

El Río Arlanzón va a utilizar tres puertas para acceder al centro en función de las edades y en turnos de 10 minutos de diferencia entre unos y otros. Han colocado alfombras para desinfectar el calzado a la entrada y han decidido prohibir el uso de mochilas con ruedas para evitar recorrer todo el centro con ellas cuando vienen de la calle. «Los profesores van a ser muy cuidadosos para organizar que no tengan que llevar mucho peso cada jornada», explica Camarena.

A las familias con niños en Infantil se les ha solicitado que los pequeños tengan disponibles dos batas y al profesorado también se le va a recomendar usar bata, algo casi en desuso entre los docentes, especialmente cuando dan clases a niños más mayores.

Sin verano

«No hemos tenido verano, nos lo hemos pasado leyendo y consultando con expertos educativos y sanitarios cómo afrontar este comienzo de curso», explica la directora.

De cara a los padres también tienen pensado organizar una formación online sobre aspectos sanitarios y de higiene, así como sobre la plataforma online del centro para que estén preparados por si en un momento dado la presencialidad se queda en segundo plano.  

Entre las limitaciones del centro Río Arlanzón a las que tienen que hacer frente una es que el comedor es pequeño y hay que organizar los grupos. Han podido sacar espacios para contar con tres aulas más para poder desdoblar grupos y, por ahora, van a recibir un profesor extra.

Laura Ramos, directora del Jueces de Castilla, precisa que en su centro han pintado líneas en el patio para organizar las filas de entrada a clase con una separación de dos metros. Además, al disponer de un edificio que estaba en desuso se está acondicionando en estos días para disponer de seis aulas más con sus correspondientes docentes para disminuir la ratio de alumnos. Los escolares de Infantil y hasta tercero de Primaria se distribuirán en tres clases, en lugar de en dos. Y los mayores serán los que ocupen el edificio que ha estado sin uso durante años.

El Jueces de Castilla pondrá en uso un edificio que no utilizaban para generar más aulas

«Hemos comprado alfombras para desinfectar el calzado y dispensadores del gel pero el punto fuerte en nuestro centro es poder contar con más aulas para afrontar el curso», añade la directora, que asegura que personal del Ayuntamiento se está encargando de estas pequeñas obras para poner las clases a punto.

Máxima preocupación

El Instituto de Educación Secundaria Comuneros de Castilla también se va adaptando a los nuevos protocolos con la máxima preocupación por lo que pueda deparar el nuevo curso. Así lo vive su director, Tomás Gómez, que opina que los rebrotes no ayudan a rebajar la intranquilidad que siente la comunidad educativa. «Ahora mismo nuestra preocupación ante el inminente regreso es máxima», subraya.

En el lado de los preparativos, el Comuneros va a disponer de más espacios para desdoblar los grupos más grandes de alumnos gracias a que la Dirección Provincial de Educación ha llegado a un acuerdo con la Escuela Oficial de Idiomas para poder usar algunas aulas en horario de mañana para los grupos de Bachillerato. También en el propio centro se ha previsto acondicionar dos aulas para ampliar espacios para primero y segundo de ESO.

En el Comuneros podrán utilizar aulas de la Escuela Oficial de Idiomas 

Igual que en los colegios de Infantil y Primaria, en el instituto habrá diferentes accesos y horarios diferenciados de los recreos. Además, se ha pedido a los alumnos que incorporen a su material un ‘kit covid’ con mascarilla de repuesto o pañuelos desechables.

En el Comuneros preocupa el elevado número de estudiantes y los tres tipos diferentes de currículos (ordinario y dos bilingües) que complicarán conseguir grupos estancos en los que no haya convivencia entre los chavales.

Otro de los institutos grandes de la capital burgalesa, el Diego de Siloé con unos 700 alumnos, tiene en la falta de espacios libres uno de sus mayores inconvenientes como explica su directora Aurea Arranz. Los centros han utilizado el protocolo de la Junta de Castilla y León, enviado el pasado julio, para preparar el regreso y luego cada equipo directivo, en función de las necesidades y las peculiaridades, realizan las interpretaciones necesarias.

Espacio ajustado

Para Arranz una de las complicaciones es mantener la distancias de seguridad con un espacio tan ajustado en el IES Diego de Siloé. «Hemos señalizado el centro, trataremos de compaginar lo presencial y lo telemático, pero todo es difícil y da un poco de miedo», indica. 

El IES Diego de Siloé tiene como una de las complicaciones la falta de espacio para sacar nuevas clases y disminuir la ratio

El equipo directivo está preparando un plan de contingencia y otro de digitalización que la administración regional ha pedido a los centros para el 30 de septiembre. «Estamos deseosos de que todo pueda desarrollarse de manera presencial, pero estamos a la expectativa de más indicaciones», comenta la responsable del instituto. 

La matrícula oficial se desarrollará esta semana, del 1 al 4 de septiembre, y, a partir de ahí, esperan poder conocer con más exactitud el número de profesores en los que la Junta va a ampliar los recursos para organizar los cupos Covid.

Desde el CEIP Padre Manjón, su directora Sofía Rodríguez comparte las complicaciones que tiene un centro con 63 años de historia. Por un lado, asegura que como en los últimos años ha bajado la matrícula van a poder contar con aulas para desdoblar grupos. Por otro, indica que tienen dos zonas del patio sin uso por su deterioro. Censura que el Ayuntamiento no haya atendido una petición de hace años para reparar el patio. «Este espacio en estos tiempos de Covid nos vendría muy bien para que en los recreos los grupos estuvieran más distanciados», asegura. 

En el CEIP Padre Manjón lamentan que no se haya arreglado el patio para tener más espacio

Lamenta no poder reunirse con los padres como en el inicio del curso ordinario para poder compartir con ellos la organización de entradas y salidas, horarios de recreo y la organización del comedor. Para Rodríguez una de las preocupaciones es saber si las medidas adoptadas serán suficientes contra el coronavirus. «No somos expertos sanitarios ni en medidas de higiene ni de seguridad. Esto nos genera mucha incertidumbre», manifiesta.

Nuevamente la palabra incertidumbre sale a la palestra, junto a temor, miedo y preocupación. Este año no serán solo los pequeños que inician el cole a los tres años los que experimenten este conjunto de sensaciones al entrar al aula.