El aula vacía en el patio de La Salle
El colegio burgalés escenifica el «futuro que nos puede traer la ley Celaá»
En el patio del colegio La Salle de Burgos se ha abierto una nueva línea. Es un espacio que mira al futuro que podría traer la aplicación de la reforma educativa, conocida como Ley Celaá, para los centros concertados. Un aula vacía.
Entre árboles, en medio de patio se distribuye mobiliario de una clase: pupitres, sillas y un encerado. Su único ocupante mensajes en contra de la enésima norma educativa que suele acompañar a cada nuevo gobierno que se forma en el país. ‘Di adiós a tu colegio, el Estado decidirá por tí’; ‘Rechazo al modelo único»; ‘Que no decidan por tí’; ‘Educación plural’; ‘Educación parta todos’; y en la pizarra ‘Esta en juego tu derecho a decidir’.
Su único ocupante mensajes en contra de la enésima norma educativa que suele acompañar a cada nuevo gobierno que se forma en el país
«El objetivo es que toda la comunidad educativa del centro sea consciente de la situación y que esta ley va en contra del artículo 27 de la Constitución Española que reconoce el derecho a la Educación en dos vertientes. Por el lado de las familias para elegir el modelo educativo para sus hijos y por otro a las entidades de ofrecer esa libertad educativa a la que tienen derecho», explica el director del centro, Raúl Rojo.
Este aula es la forma de protesta que han escenificado en el Colegio La Salle, integrado en la red nacional ‘Más plurales’ de centros educativos concertados y católicos y las familias y asociaciones de padres vinculadas. «Se nos planteaban acciones concretas para este miércoles y de cara al debate de las enmiendas a la ley y como en Burgos la actividad y concentración de personas está limitada por la situación sanitaria pensamos en esta intervención», señala Rojo.
El aula vacía de La Salle se mantendrá hoy, cuando se debaten las enmiendas, y se sacará todos los miércoles a modo de protesta aunque los centros integrados en la plataforma estudian realizar una concentración el 24 de noviembre frente a la Subdelegación o sumarse a las manifestaciones con vehículo que se han planteado en otras provincias.
De manera paralela han mostrado su frontal rechazo a la norma que esta en fase de tramitación a través de las redes sociales con el hastag ‘stop ley Celaá’ y se han repartido lazos naranjas como símbolo de esta protesta que cuelga de las paredes del centro burgalés. También se ha iniciado una recogida de firmas que ya tiene 1,3 millones. «Esta ley llega en el peor momento posible, en medio de un estado de alarma, en el que no es viable trasladar el peso social a una norma sin consenso», explica.
De manera paralela han mostrado su frontal rechazo a la norma que esta en fase de tramitación a través de las redes sociales con el hastag ‘stop ley Celaá’
A efectos prácticos, según la plataforma contra esta reforma educativa que plantean en toda España acciones de movilización compatibles con la situación sanitaria cada miércoles, se elimina la libertad de elección de pedagogías y centros educativos, elimina el peso de la asignatura de religión, se plantea una inclusión de la educación especial teórica pero difícil de adecuar a la realidad de los centros, y elimina la democracia social, explican.
«A nuestro juicio estas normas esconden unas posiciones ideológicas que en nuestros centros no escondemos, cuando se elige centro es clara y visible nuestra metodología, sentido y son las familias libres de elegir». Pero con la norma tal cual está planteada es «el Estado el que planifica la ubicación de los alumnos priorizando ocupar los centros públicos frente a los concertados».
Esto conllevará por un lado a la pérdida de número de alumnos para estos centros a corto plazo y, a largo plazo, «cierre de unidades y, posteriormente, el despido de profesorado y personal hasta abocar al cierre a muchos centros», explica Rojo. Una praxis que, en la realidad, permitirá que solo subsistan aquellos centros donde las familias puede asumir el coste total del curso, sin aportación pública, lo que para Rojo supone «una segregación real de las élites, porque quienes garantizan la igualdad del acceso a la educación, son los conciertos».
El centro de La Salle tiene en Burgos 711 alumnos y emplea a 58 profesores y siete empleados de administración y servicios que dependen de las líneas abiertas por curso en un contexto de descenso de la natalidad. Por ello desde los centros educativos concertados pelean para que sus aulas no queden vacías mientras en las públicas se llenarían con ratios elevados que dificultan la actividad educativa.