BALANCE
La pandemia acaba con el 89% de la actividad taurina en 2020
En número de festejos celebrados la caída aumenta hasta el 93,4 y la actividad de los profesionales taurinos durante este curso no supera el 10 por ciento con respecto a 2019
El punto y seguido de la temporada taurina en Burgos arroja una visión clarificadora de lo que ha supuesto la Pandemia de COVID para el tejido taurino de esta tierra con una caída global del 89 por ciento de la actividad con relación a los datos de las temporadas precedentes.
Esta caída, se acentúa mucho más en el apartado referido a espectáculos taurinos celebrados en esta tierra durante este curso, con un descenso total de más de un 93’4 por ciento de la actividad.
Estos datos implican un varapalo económico reflejado en dos direcciones: internamente para el sector que ha visto mermar sus ingresos de forma notable y de forma externa por cuanto supone de ingreso directo o indirecto para la administración y los municipios la celebración de espectáculos taurinos.
Estos datos implican un varapalo económico reflejado en dos direcciones: internamente para el sector que ha visto mermar sus ingresos de forma notable
La caída ha sido obligada por la Pandemia y ha dejado sin actividad taurina a plazas burgalesas históricamente muy ligadas a la celebración de festejos taurinos, capitaneadas por la plaza de la capital que finalmente no ha podido celebrar ningún festejo.
A Burgos, le siguen el cierre obligado este año de cosos tan clásicos y emblemáticos como Roa de Duero, Arauzo de Miel, Salas de los Infantes, Medina de Pomar, Villarcayo -donde se instala anualmente una plaza portátil- Belorado, Briviesca o Lerma.
A este grupo se suman, el cierre y la falta de actividad en dos cosos más que por distintas causas llevan años sin actividad como son el coso de Los Cañamares de Villadiego y la plaza de toros de Pradoluengo.
Temporada de Invierno
En número de festejos, el gran reto de la actividad taurina burgalesa es impulsar la celebración de festejos de cara al ejercicio 2021, incluso a lo largo de los próximos meses, al no haberse cerrado la puerta aún, de la puesta en marcha de una temporada de invierno en cosos cubiertos, donde tendría especial importancia la plaza de toros de Aranda de Duero.
De hecho, como se apuntó en su momento en las páginas de este periódico Victoriano del Río -propietario del inmueble taurino de la capital de La Ribera- es uno de los impulsores e ideólogos de esa hipotética temporada taurina de invierno.
Los datos de la campaña taurina en Burgos están contextualizados con el informe anual de actividades taurinas que ha hecho público esta misma semana la Fundación del Toro de Lidia (FTL). En el balance anual del organismo que aglutina a todos los sectores taurinos se desarrolla y expone en cifras que la recesión en funciones taurinas celebradas alcanza al 88,7% de los festejos respecto a los celebrados en la campaña anterior en el conjunto de España y Francia.
Los datos de la campaña taurina en Burgos están contextualizados con el informe anual de actividades taurinas que ha hecho público esta misma semana la Fundación del Toro de Lidia
El propio texto de resumen enfatiza que sólo se han podido celebrar el 11,3% de las corridas de toros, novilladas con y sin picadores, festejos de rejones y mixtas, contabilizando los festejos pendientes de la Gira de la Reconstrucción que aún restan por celebrarse.
Uno de los datos que resalta el informe de la Fundación del Toro de Lidia a nivel europeo es que las cifras certifican que sólo 56 localidades han podido dar un festejo, respecto a las 377 que programaron un festejo mayor en 2019.
Este dato provoca una alarma mayor teniendo en cuenta de que desde la llamada crisis financiera de 2008 el toreo había perdido a más de 400 poblaciones que dejaron de dar festejos taurinos, lo que supone una pérdida brutal y progresiva del mapa social. Recuperar para el toreo las poblaciones sin toros ha de ser el primer objetivo del próximo año según reconoce en su propio informe la Fundación.
Las consecuencias de la Pandemia en la recesión sufrida dentro de la actividad taurina, arroja graves incidencias, fundamentalmente en el capítulo económico. A nivel nacional y a nivel local. Más allá de las fuertes pérdidas de ingresos a nivel económico para las administraciones -Ayuntamientos, fundamentalmente, sin olvidar los gravámenes impositivos de Seguridad Social y aportes de IVA- las pérdidas y los daños más fuertes dentro de los distintos sectores, los arrastran los ganaderos de bravo que no sólo no puedan dar salida a un producto perecedero y vivo, un patrimonio genético como es el toro de lidia, sino que tienen que continuar soportando y sumando altas cifras de costes de producción.
Como se recordará, el ganadero burgalés, Antonio Bañuelos, presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL), resaltó en las páginas de este periódico que las pérdidas en el ganado bravo durante este año superan los 120 millones de euros cuando aún el ejercicio no está cerrado.
«No somos los ganaderos ajenos a la realidad del país y de la economía en general. Somos un sector industrial más, un tejido productivo más ahogado por el contexto y la situación que estamos viviendo», afirmó el ganadero burgalés. «La diferencia nuestra con respecto a otros sectores es que somos una constante cadena de producción donde las explotaciones tienen un consumo diario», subrayó.
En este apartado, la drástica disminución de festejos por la Pandemia en la provincia de Burgos ha supuesto una disminución del número de cabezas lidiadas realmente sobresaliente: de una media anual de 180 reses bravas lidiadas -entre toros, utreros y erales- se ha pasado este curso al arrastre únicamente de una docena de ejemplares lo que viene a poner de manifiesto una reducción dramática de un 94,6 por ciento del número de cabezas lidiadas en plazas burgalesas durante el presente curso.