«Cerrar los parques al aire libre no tiene justificación»
La enfermera burgalesa Azucena Santillán analiza el impacto de esta medida en el estudio 'Situación de los parques infantiles públicos y percepción sobre las consecuencias en los niños"
Azucena Santillán forma parte de un grupo de investigadores que analiza el impacto del cierre de parques y actividades al aire libre para frenar la propagación del coronavirus. «Al principio, en marzo, tenían sentido todas las medidas habidas y por haber por desconocimiento, ahora ya no», sentencia. De esta manera entiende que «una vez se sabe que la transmisión se da por aerosoles hay ciertas medidas que no tienen sentido como el cierre de parques, no tiene ninguna justificación epidemiológica», señala. Santillán colabora con el grupo de investigación español especializado en el análisis de transmisión por aerosoles encabezado por José Luis Jiménez (Universidad de Colorado) y Marí Cruz Minguillón (investigadora del CSIC). Juntos han escrito diferentes textos llamando a la acción porque "las autoridades no tomaban cartas en el asunto". Cada uno ha trabajado en su área. Jiménez es conocido a nivel nacional e internacional por sus múltiples intervenciones en medios de comunicación; Minguillón es una de las autoras de la guía para ventilar las aulas del CSIC; y Santillán esta liderando un estudio nacional sobre la situación de los parques infantiles y el impacto de esta medida sobre los niños. «A los niños se les ha criminalizado durante la pandemia y cerrar los parques públicos no es más que una decisión cosmética que aún no sabemos el coste de salud mental que ha tenido pero, además, es la inequidad que ha generado entre los niños: los que sí podían salir a parque de su urbanización y los que no porque los públicos estaban cerrados», explica Santillán. En la encuesta lanzada de manera virtual entre padres de niños pequeños reconoce la sorpresa de recibir 3.000 cuestionarios en unos pocos días procedentes de toda España que, por el momento está analizando. «La alta participación muestra que la gente estaba en contra y que lo han percibido como algo negativo en los niños». También la alta heterogeneidad de decisiones entre diferentes zonas donde unos estaban abiertos, otros cerrados y ninguna de estas decisiones se había tomado en base a criterios epidemiológicos. Burgos es una de las ciudades donde el cierre de parques se ha mantenido más tiempo a la primera ola de marzo, en el que la decisión se tomó muy rápido, hay que sumar el fuerte impacto de la segunda que ha obligado a mantener medidas restrictivas durante más tiempo. «La Junta publicó en un decreto que entre las medidas a tomar estaba la desinfección de los parques y eso tiene un coste, pero es una medida absurda porque el contagio por superficies es residual», señala Santillán.