Médicos jubilados de ida y vuelta
Sanidad no puede contratar a facultativos retirados porque el estado de alarma de la segunda ola no lo prevé / Solo Burgos incorpora a 8 médicos como voluntarios para tareas administrativas y en enero sumará a especialistas para reducir derivaciones
Nunca más se supo. Sanidad anunció que recurriría a profesionales sanitarios jubilados para reforzar un mermado y crítico sistema sanitario que se consume por falta de personal, en medio de una segunda ola de la pandemia y con el temor a la tercera en el horizonte, pero no podrá hacerlo.
Para colmo, muchos profesionales retirados que se ofrecieron como voluntarios para reincorporarse puntualmente aún no saben de ese impedimento. Pese a que la consejera de Sanidad, Verónica Casado, anunció a los medios –y así lo recogieron varios– que reclutarían estos perfiles, resulta que el actual estado de alarma no prevé esta posibilidad. «Lo anunciamos porque pensábamos que era igual que el primero», explican fuentes de la Consejería a este diario, que trató de recabar esta información a principios del mes pasado.Las mismas fuentes indican que «en la primera ola, un Real Decreto permitía la contratación de médicos jubilados y ahora no es que lo prohíba, sino que no da permiso para ello».
Esto es lo que marca la normativa, pero la comunicación con los profesionales que se mostraron a disposición no resulta tan fluida a la vista del desconcierto que reina entre los propios interesados.
Entre los sindicatos tampoco existen certezas al respecto y, además, algunos médicos que permanecían alerta todavía se encuentran a la espera de una respuesta. Máximo, médico vallisoletano de 64 años que hasta que se jubiló ejerció en un centro de salud de la ciudad, relata que a finales del mes de octubre la directora médica del área Valladolid Oeste contactó con él. «Me escribió a mí y a otros compañeros que conozco pidiéndome colaboración. Llamé, di mi disposición de horas a la semana e hizo hasta una plantilla que nos mandó a todos. Pero, dos horas antes de que me incorporara –me llamó el 3 de noviembre a las 14.30 y entraba a las 16.30 horas– me dijo que no fuera porque tenían dificultades para hacernos un seguro». Y hasta ahora. «Ninguna novedad, no he vuelto a saber nada. No han vuelto a contactar conmigo por ninguna vía», explica esta semana quien estaba preparado para «atender telefónicamente consulta Covid». «Yo quería contribuir. Era una cuestión altruista. Creo que hace falta y puedo hacerlo», remarca.Mientras la bolsa de algo más de dos centenares de facultativos jubilados que consiguieron reunir los colegios de médicos de Castilla y León permanece sin utilizarse, solo la provincia de Burgos tira de estos profesionales para desempeñar algunas funciones administrativas, pero sin que medie compensación económica alguna. Tampoco la información sobre las contrataciones en la primera ola son claras. Desde la Consejería no han confirmado a este diario si hubo ni cuántas. Voluntarios en BurgosEl presidente del colegio burgalés, Joaquín Fernández, indica que «en la primera ola, por el decreto que así lo permitía, tenían remuneración», mientras que la iniciativa impulsada ahora por el órgano colegial en colaboración con la Gerencia de Atención Primaria de Burgos se basa «en un acuerdo de colaboración no remunerado, al contrario que en primavera». «Se enmarca dentro del voluntariado, aunque existe vinculación para que el seguro de responsabilidad civil de Sacyl puede cubrirlos y estén protegidos». Las ocho personas que ya trabajan en el sistema burgalés desarrollaron su actividad profesional en la Atención Primaria y en su ‘reincorporación’ realizan «labores administrativas, de rastreo de Covid, asuntos de burocracia, pero no están en contacto con los pacientes», expresa Joaquín Fernández.Su homólogo en Valladolid, José Luis Almudí, indica que «en la primera fase de la pandemia» desde el Colegio llamaron «a médicos sin actividad asistencial». «Recogimos un listado y se lo facilitamos a la Consejería de Sanidad, luego no contaron mucho con ellos. Desconozco que no se pueda contratar», apunta Almudí, quien añade que, en su opinión, «se debería primero utilizar a médicos que disminuyen su actividad asistencial por la pandemia, que podrían ayudar a sus compañeros, antes de echar mano de médicos jubilados».La imposibilidad de incorporar a estos perfiles para aliviar la presión, a través de tareas de administración, supone un revés para la sanidad castellana y leonesa, dado que el propio vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, ha repetido en innumerables ocasiones que el problema principal de este ámbito en Castilla y León es la falta estructural de personal. «Hay algo que es inextensible, que son los médicos», afirmó en una de sus últimas visitas a Soria, al referirse a la dificultad de incrementar camas UCI. Burgos también es una excepción por otra iniciativa en ciernes. Planea incorporar a especialistas en distintas áreas sanitarias para que asesoren al personal de Atención Primaria, «vean casos más leves y se eviten derivaciones al hospital, que está hasta arriba de pacientes», expone el presidente del Colegio de Médicos burgalés, Joaquín Fernández, sobre el proyecto que están perfilando. Fernández ofrece más detalles de esta propuesta, que suma a un segundo equipo de médicos jubilados, esta vez de medicina especializada. «Ejercerán de consultores. Son expertos, como un cardiólogo o un traumatólogo, jubilados que tienen un amplio conocimiento sobre su área y pueden aportar mucho. Así se puede evitar la saturación consiguiendo que los casos más graves se atiendan sin que haga falta que se vean en un hospital». Fernández indica que la previsión es ponerlo en marcha después de las fiestas navideñas.