El Correo de Burgos

Julio, el atracador de bancos que pidió perdón a Botín

Julio, interno en la cárcel de Burgos, se disculpa con el director de una sucursal que atracó / Escribió previamente a Ana Botín para pedir perdón y poder reunirse con sus víctimas

Julio pidió perdón al director de la sucursal por videoconferencia. ECB

Julio pidió perdón al director de la sucursal por videoconferencia. ECB

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El Centro Penitenciario de Burgos realizó a finales de la semana pasada un encuentro restaurativo entre un interno condenado por robos con violencia y el director de una de las sucursales bancarias que atracó. El interno, que se llama Julio, comenzó a participar el pasado mes de noviembre en el programa de Justicia Restaurativa, que cuenta en la prisión burgalesa con la mediación de la Sociedad Científica de Justicia Restaurativa.Durante la preparación del programa, Julio tuvo la iniciativa de comenzar su plan de reparación del daño causado a través de una carta en la que expresaba a la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, sus disculpas por los daños ocasionados a los trabajadores de las sucursales que atracó y le solicitaba la posibilidad de reunirse con alguna de aquellas víctimas.El pasado mes de diciembre, Julio recibió una carta de respuesta en la que la presidenta del Santander agradecía su iniciativa y le ofrecía su colaboración para facilitar el encuentro. Finalmente esa reunión restaurativa tuvo lugar el pasado viernes. La víctima directa del suceso fue el director de una de las sucursales que Julio atracó en Guipúzcoa en el año 2014.Además de agradecer su presencia, el interno comenzó explicando el momento que atravesaba cuando cometió el delito. No como justificación de lo ocurrido, sino como parte de la asunción de su responsabilidad. Julio, adicto a las drogas, sufrió una recaída tras siete años sin consumir sustancias tóxicas en el momento en el que se produjo el atraco.Narró también al director de la sucursal guipuzcoana todo el proceso de reflexión realizado durante su privación de libertad, el cambio de sus motivaciones vitales, y la importancia del encuentro al considerarle «representante de todas aquellas personas que fueron víctimas directas de su anterior vida delictiva».Previo al encuentro, el director del banco también participó en los talleres preparatorios de la entidad que facilita el proceso de mediación. Tras escuchar atentamente a Julio, relató cómo vivió aquel día de 2014 y, entre otras anécdotas, el impacto que le causó enterarse por agentes de la Ertzaintza de que la pistola con la que fue apuntado por el condenado era un arma real y no de juguete como pensó durante los hechos.El encuentro, de 45 minutos y realizado mediante videoconferencia, finalizó con la solicitud de reparación por parte de la víctima: animar al condenado a emprender un camino distinto en la vida. Este se comprometió con ese cambio y tras darle de nuevo las gracias recibió esta respuesta: «De nada, todos somos personas».

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