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MEDIO AMBIENTE / BURGOS RÍO

El Arlanzón «no es un parque temático»

El director de UBUVerde, Luis Marcos, advierte que el proyecto Burgos Río planteado por Ciudadanos generará un amplio «rechazo» social si el hormigón predomina sobre el medio natural 

Un hombre hace una foto al río Arlanzón a su paso por la capital burgalesa. ECB

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Burgos

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Si de algo puede presumir Burgos, entre otras muchas cosas, es de contar con un río cuyos ecosistemas de ribera atesoran un «valor muy significativo» gracias a su recuperación «por parte de la sociedad». Consciente de la «suerte extraordinaria» que supone albergar especies animales y vegetales «muy poco frecuentes», Luis Marcos estima necesario mantener y proteger este «recurso de educación ambiental» que favorece el «diálogo con la ciudad, que siempre es un medio hostil para la naturaleza». Partiendo de esta base, el director de UBUVerde muestra sus reservas sobre el proyecto Burgos Río planteado por Ciudadanos. Casi nada se sabe de la propuesta, salvo la pretensión de recabar ideas entre arquitectos de renombre para determinar cuál sería el mejor modelo para revalorizar el Arlanzón y su entorno. Lo que echa en falta, a tenor de dicho planteamiento, es que por ahora no se haya tenido en cuenta la opinión de naturólogos, ecologistas y expertos medioambientales que tendrían mucho que aportar. A expensas de que se concreten novedades al respecto, Marcos sostiene que las intervenciones en las que predomina el hormigón sobre el medio natural son «claramente dañinas». Y si finalmente se apostara por un modelo de estas características, sabe de sobra que «no va a contar con el apoyo de las personas que están comprometidas con el río y su entorno natural». Si algo tiene claro, al igual que otros colectivos burgaleses que no ocultan su recelo por el proyecto, es que el Arlanzón «no es un parque temático». Por este motivo, no deja de insistir en la necesidad de seguir favoreciendo ese «diálogo entre naturaleza y sociedad» que, a lo largo de los años, ha permitido consolidar un ecosistema del que disfrutan -y se enorgullecen- todos los burgaleses. En definitiva, no le cabe duda de que imponer el ladrillo sobre la «renaturalización de nuestros espacios vegetales y acuáticos» sería un «error brutal» que generará un amplio «rechazo» social.