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FIESTAS DE SAN PEDRO Y SAN PABLO DE BURGOS 2021

La Ofrenda a Santa María vuelve a la plaza de la Catedral con limitaciones

De nuevo «a la luz del sol», el acto recuperó uno de los momentos centrales de las fiestas

Los actos de San Pedro estuvieron muy limitados para evitar la propagación del coronavirus. FOTOS SANTI OTERO

Publicado por
R. G. U. / BURGOS
Burgos

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Apenas un centenar de personas cogían sitio en primera línea de las vallas que cerraban el corralito reservado al poco público admitido a a falta de veinte minutos para que comenzase la versión de la Ofrenda Floral que la situación sanitaria ha permitido y que, ni por asomo, alcanza el brillo que tuvo antes de la epidemia del coronavirus.

Pero menos da una piedra, sobre todo después de que el año pasado la ofrenda tuviera que realizarse en petit comité y en el interior de la Catedral. Estas fiestas la Ofrenda ha salido «a la luz del sol», como lo definió la reina Infantil Elena González en su breve ofrenda verbal más de hora y media después. 

«Hemos visto menos que nunca pero mejor que nunca», resumirían al final del acto dos hermanas en la primera fila del público.

Todo comenzó con los Gigantones en formación ante la Catedral, con la imagen de Santa María en el centro y multitud de centros, mayoritariamente de flores blancas, ya a sus pies, se bailaron las primeras danzas, sonaron los acordes del Himno a Burgos y la Schola Cantorum se aclaraba las voces. Ensayos para ir preparando el ambiente del que tendría que ser uno de los actos principales de estas fiestas y que este año tomó aún más importancia dado que la mayor parte de las actividades lúdicas se celebran a puerta cerrada y con límite de aforo.

La Ofrenda también. Sólo unas cuantas docenas de personas, las más madrugadoras, fueron admitidas en el recinto de los espectadores, en la plaza del Rey San Fernando.

La Policía Local y los voluntarios de la agrupación de Protección Civil se encargaron de hacer circular a los curiosos que transitaban por los accesos a la plaza para evitar concentraciones de público. Una foto, un selfi y a seguir camino. Así vieron muchos el manto de flores dedicado a Santa María. 

Otros muchos optaron por colocarse en el paseo del Espolón para ver el paso de las comitivas de las asociaciones culturales, recreativas, peñas, casas regionales y agrupaciones tradicionales que desfilaron hasta los pies de la Virgen. Comenzaron en torno a las once de la mañana, justo cuando el alcalde llegaba a la plaza de la Catedral para saludar a la concurrencia y reunirse en el Ayuntamiento con el resto de corporativos que, posteriormente, cerraron el desfile.

Entretanto, los primeros en depositar su ofrenda ante Santa María la Mayor fueron los representantes de la Asociación de Donantes de Médula Ósea. Solo seis personas, ya que la organización limitó a esa media docena el número de representantes de cada entidad y se notó en el ritmo de paso ante la Virgen y en la vistosidad de la ofrenda.

Toda la ofrenda duró casi exactamente una hora y media, pero la alegría de ver pasar a cientos de personas con sus ramos no puede compararse al sucedáneo con el que ayer, por lo menos, se pudo recuperar esta tradición. Aunque el desfile fue más tristón y escaso de aplausos mientras los voluntarios del Comité de Folclore se encargaban de tejer el manto a la Virgen con las flores que se le fueron ofrendando. 

Al menos hasta el momento álgido que comenzó con la llegada a la plaza de los Gigantillos que bailaron separados por la alfombra floral realizada por la asociación de Ponteareas a los pies de Santa María la Mayor. Con los danzantes y sus Tetines haciendo el pasillo a la corte de honor de la Fallera Mayor, Carla García, imponentes con sus preciosos vestidos y tocados de encaje, y la corte de las Reinas de las fiestas mayores de Burgos entró la corporación municipal a la plaza. Sólo 16 de los 27 corporativos participaron de la ofrenda y entregaron sus ramos, mientras que el alcalde realizaba la ofrenda en nombre de todos los burgaleses.

También la jota burgalesa iba dedicada. Se bailó en homenaje a los profesionales de los colectivos esenciales que estuvieron trabajando en primera línea desde que comenzó la epidemia. La agente de Policía Nacional Jimena Palacios entregó un ramo a la Virgen y los sanitarios Esther Zanzosa y Luis Casaval comenzaron el baile de la jota burgalesa con los voluntarios del comité de folclore.

Elena González, reina infantil, recordaba en su ofrenda a su abuela fallecida este año  y se alegraba de que los niños hayan podido volver a abrazar a sus abuelos y pidió a la Virgen su «protección y ayuda» para superar los momentos complicados.

La reina mayor, Alicia Santamaría, se regocijó de que se pudiera recuperar la ofrenda, hizo votos porque pronto se recupere completamente la normalidad y tuvo un recuerdo para quienes han perdido a familiares y amigos por el covid. El acto concluyó con el Himno a Burgos a cuyo termino el alcalde dio los preceptivos vivas a Burgos, Santa María y San Pedro y San Pablo. ¡Viva!