PADILLA DE ABAJO
Una villa de noble cuna
Situada a 45 kilómetros de la capital, Padilla de Abajo cautiva al visitante con una profunda raíz histórica y un rico patrimonio
Ubicado en la comarca Odra-Pisuerga, la historia de este municipio de menos de una centena de habitantes se remonta a la época romana, como demuestran los dos miliares encontrados allí en 1968 y que debían marcar el camino de la Via Aquitania, que transcurría desde Astorga hasta Burdeos.No es hasta la repoblación castellana, en los siglos IX y X, cuando se bautizó a la villa como Padiella de Yuso y comenzaron a quedar más evidencias de su historia. En el famoso manuscrito del Becerro de las Behetrías, del siglo XIV, se incluye a la villa en la Merindad de Castrojeriz y se relata que el pueblo pertenece al antiguo e ilustrísimo linaje de los Padilla. De este importante linaje medieval formaba parte la reina María de Padilla, esposa del conocido por algunos como ‘Don Pedro I el Justiciero’, para otros ‘Don Pedro I el Cruel’. Se cree que su antiguo palacio podría haber estado emplazado donde ahora se halla el edificio con soportales de la Plaza Mayor. El apellido ‘Padilla’ es, de hecho, uno de los más antiguos de Castilla.Aun siendo una localidad pequeña, Padilla de Abajo cuenta con un importante conjunto artístico, dentro del cual destacan principalmente su iglesia parroquial, dedicada a los Santos Juanes y la Ermita de Nuestra Señora del Torreón.En lo que respecta a la Iglesia de los Santos Juanes, data del siglo XVI y es de estilo gótico tardío. Se compone de una capilla mayor cuadrangular, un cuerpo compuesto de tres naves y una torre. La portada es renacentista y destacan las esculturas de los dos santos (San Juan Bautista y Evangelista). En el interior se encuentra un retablo mayor barroco que presenta interesantes bajorrelieves.Igualmente interesante es la rica custodia de plata que se guarda en el templo y que se ha expuesto fuera de la villa en varias ocasiones, la última el pasado marzo en el Consulado del Mar, con motivo de la Exposición ‘Burgos 1921’.En el camino de Padilla de Arriba, en un pequeño alto y a medio kilómetro del pueblo se alza la Ermita de Nuestra Señora del Torreón, imagen veneradísima en la comarca desde hace siglos. Tanto es así que en la propia ermita se halla un cuadro con una bella poesía del marista Ángel Merino Ruiz, cuya primera estrofa alaba así a esta virgen: «Del más precioso jardín, hay en Padilla una rosa más pura que un serafín, mucho más bella y hermosa.» También el poeta burgalés Bonifacio Zamora le dedicó un poema a la adorada Vigen del Torreón.En lo que se refiere al templo, es románico y data del siglo XIII. Destaca su bonito ábside y la portada, en cuyo interior se conservan algunos sepulcros de miembros del linaje de los Padilla. Los capiteles de las columnas son especialmente interesantes. De hecho, en uno de ellos parece estar tallado el tema de la ‘Bocca della Verità’, famosísima máscara de mármol de Roma. Anteriormente, el templo contaba con una valiosa talla románica del siglo XII de la Virgen del Torreón, que lamentablemente fue sustraída hace unos años. Además, hay en la villa dos bonitos cruceros. Uno está situado en la salida del pueblo y otro junto a la ermita, mirando hacia la propia villa.Las fiestas de Padilla de Abajo representan unos días verdaderamente especiales para sus vecinos, que disfrutan de música, bailes, diversas actividades culturales y juegos para los más pequeños, que no dudan en unirse a la fiesta. Tendrán lugar desde hoy y hasta 31 de agosto en honor a los Santos Juanes y a la queridísima Virgen del Torreón. En muchas ocasiones se han organizado comidas populares y es una tradición realizar la bajada desde la ermita hasta la plaza del pueblo, donde hombres y mujeres bailan la tradicional jota. Están las gentes de este pueblo hechas de una pasta especial y no lo digo por decir. Leonilo Herrero, hombre generoso y peculiar como pocos al que tuve la suerte de llamar abuelo, llevó hasta sus casi 94 años a su pueblo en el corazón y allá adonde iba a todos decía lo orgulloso que estaba de ser padillano.