TROTABURGOS / MEDINA DE POMAR
Ciudad de reyes
La historia de Medina está íntimamente ligada con la familia Velasco, a quien fue concedida como señorío en el siglo XIV / La Reina María Cristina le otorgó en 1894 el título de ciudad
Esta localidad situada en el centro de la comarca de Las Merindades, es también su municipio más poblado. Con casi 6000 habitantes, el término de Medina de Pomar está compuesto por su capital, 18 pedanías y 17 barrios.La fundación de la villa se atribuye a grupos mozárabes en los tiempos de la Repoblación, aunque su raíz histórico se remonta a la época prerromana. El origen de su nombre también refleja esta dualidad, con una parte árabe (Medina) y otra latina (Pomar). Así, el nombre del lugar vendría a significar ‘ciudad de los manzanos’.El Libro Becerro de las Behetrías (1352) señala: «este lugar es del Rey y fue siempre de los reyes». Así fue al menos hasta que en 1369, Enrique II de Trastamara recompensara a su camarero Mayor, D. Pedro Fernández de Velasco, donándole la villa. De esta forma, la familia Fernández de Velasco comenzó a extender su poderío por las tierras del norte de Burgos, llegando a convertirse en Condestables de Castilla.El poderío de este gran linaje es perceptible en los dos principales monumentos históricos de la localidad: el Alcázar, su residencia; y el Monasterio de Santa Clara, su panteón familiar. El primero se trata de un inconquistable castillo de estilo árabe, construido en el siglo XIV como fortaleza defensiva. El edificio acoge en su interior un lujoso palacio que alberga a su vez El Museo Histórico de las Merindades. A sus elevadas torres les cantó el poeta Alberti hace más de 50 años:'¡A las altas torres altas de Medina de Pomar. Al aire azul de la almena, a ver si ya se ve el mar! ¡A las altas torres mi morena!'Extramuros se localiza el Monasterio de Santa Clara, uno de los más antiguos y relevantes de Castilla. Fue fundado en el siglo XII por Sancho Sánchez de Velasco y su esposa doña Sancha y guarda su panteón familiar. Además, cuenta con un museo que alberga importantes tesoros de arte sacro e imaginería, entre los que destaca sin duda el Cristo yacente de Gregorio Fernández, máximo exponente de la escultura castellana durante el Barroco.Por su ubicación al norte de la meseta, Medina de Pomar fue desde la Edad Media una importante vía de comunicación desde centro de la península hasta el Cantábrico. Así, ejerció como lugar de descanso de grandes figuras como el emperador Carlos V. Por allí también pasó su madre, conocida tristemente por todos como ‘Juana la Loca’, antes de partir hacia Flandes para casarse con Felipe El Hermoso.Ya en el casco histórico de Medina, si el visitante pasa bajo el Arco de la Cadena, del siglo XV, se encontrará con la estampa de una villa antigua de importante pasado. Así lo atestiguan las ruinas de un primitivo castillo en la plaza del Corral. La calle Mayor se halla decorada con cuadros de artistas locales y conduce hasta la plaza Mayor, una tradicional ágora castellana con sus típicos soportales que cobijan multitud de bares y comercios. Es Medina de Pomar un lugar que aún conserva su antiguo esplendor y que entre torres, casonas y palacios, presume de su valioso legado. La Reina María Cristina le otorgó en 1894 el título de ciudad como reconocimiento a su apoyo a la causa liberal durante la Tercera Guerra Carlista.