BURGOS
Viviendo una jornada en tiempos del Cid
Burgaleses y visitantes disfrutaron ayer de justas medievales, juglares y cómicos, cetrería, catas y títeres / Por la noche fue el turno de la música y de la entrega de la Jimena de Honor a la deportista Marta Fernández
Tras un año de parón como consecuencia de la pandemia derivada de la covid-19, las calles del centro de la capital burgalesa han vuelto a engalanarse con banderas y pendones para celebrar un fin de semana dedicado al Cid. En esta ocasión bajo el nombre ‘Jimena y la Leyenda del Cid’ burgaleses y visitantes disfrutaron de actividades y escenarios de estética medieval para todas las edades.
El Sol y un buena temperatura fueron la mejor compañía para una jornada en la que se pudo conocer más de la figura del Cid y del papel de la mujer en la época Medieval. Desde primera hora de la mañana, las calles de la capital se llenaron de animación, música y personajes caracterizados para la ocasión.
Instante de la exhibición de cetrería a orillas del Arlanzón. SANTI OTERO
Como cada año, el mercado medieval volvía a convertirse en uno de los puntos más visitados de la cita. Productos artesanales, de alimentación, joyería, flores o bisutería son solo una muestra de lo que ofrecen los comerciantes llegados desde diversos puntos del territorio nacional. «Siempre venimos al mercado a comprar unos jabones que nos encantan», señalaba Pilar, al tiempo que un pasacalles animaba el lugar al son de la música y de diferentes bailes.
Unos metros más allá, a orillas del río Arlanzón, los más pequeños disfrutaban viendo caballos y ponis. En el campamento del Cid, caballos y caballeros descansaban mientras esperaban la llegada de las justas y mostraban sus atuendos y herramientas a burgaleses y visitantes.
También a las orillas del río Arlanzón pero frente al Fórum Evolución, bravos guerreros y guerreras demostraron sus habilidades a caballo y en el manejo de la espada, el arco y la lanza en las diferentes justas. La competición sirvió para saber quién es digno de acompañar a las mesnadas del Cid, mediante pruebas de habilidad ecuestre y duelos a caballo con lanza larga. La lucha siguió a pie con escudo, espada, mandoble, hacha de doble filo, maza y mangual.
Un grupo de juglares actúa durante la mañana. SANTI OTERO
Al tiempo que espadas y lanzas se alzaban al aire, en el Fórum arrancaba la lectura del Cantar del Mío Cid. Una lectura que estuvo coordinada por la Hermandad de Caballeros Hijosdalgo de río Ubierna e Infanzones del Vivar del Cid.
Los amantes de la cetrería pudieron disfrutar de una exhibición de vuelo de aves rapaces. Una actividad en la que los presentes pudieron conocer sus hábitos, habilidades de caza y también la relación con nosotros y su importancia para el medio ambiente.
El humor no podía faltar en una jornada como esta y es que si había unas figuras clave en la Edad Media para el entretenimiento de señores y pueblo llano eran juglares y bufones. Grandes y pequeños disfrutaron de la creatividad y el ingenio de unos artistas que durante siglos se ganaban la vida de ciudad en ciudad.
Y precisamente los más pequeños pudieron conocer la historia de un Cid que una vez también fue niño. A través de los títeres, los niños disfrutaron con la historia de Rodrigo Díaz de Vivar escudero que tuvo que enfrentarse a una terrible prueba con la ayuda de un hada sarracena.
Con la llegada de la noche, visitantes y locales pudieron bailar al sol de Grimorium, una formación muy especial que con su música trasladó a los asistentes a la antigua Europa, desde Britania a Estambul. Para cerrar la jornada tuvo lugar la ceremonia de entrega de la Jimena de Honor. Un reconocimiento que en esta primera edición se entregó a en esta primera edición se entregó a la burgalesa Marta Fernández, campeona paralímpica en Tokio 2020 por «por su fuerte carácter luchador y su afán de superación».
‘A lomos del tiempo’
Durante la mañana, el Fórum Evolución acogió el estreno de ‘A lomos del tiempo. El largo viaje de la estatua del Cid’, una producción audiovisual creada por Fernando Sánchez y José Luis Fernández, de la Asociación Ego Ruderico, que hace un recorrido por los más de cien años de historia que transcurrieron hasta la creación de la estatua del Mío Cid.
«Todos los burgaleses conocen la estatua del Cid y el icónico monumento se ha convertido en un símbolo de la ciudad, pero también para los visitantes. Su autor y las circunstancias de la inauguración, son más o menos conocidas, pero no el camino que se recorrió hasta llegar a ese día», comenta Sánchez.
Más de seis meses de trabajo han hecho falta para crear esta pieza de la que a buen seguro disfrutarán burgaleses y visitantes. Y es que «la actual estatua es el punto final a más de un siglo de ‘idas y venidas’, de proyectos fallidos, de cambio de materiales, etc», comenta el creador.
«Si bien es la pequeña etapa del régimen de Franco la que se ha hecho famosa, ya que en la retina queda la inauguración de la estatua por parte del Caudillo en 1955», la historia de la figura comienza «entre 1846 y 1849». Recuerda Sánchez que casi toda la documentación consultada para este proyecto proviene del Archivo Municipal de Burgos, que es una maravilla».
Curioso es que prácticamente todo lo que tiene que ver con la estatua de Rodrigo Díaz de Vivar tiene sello burgalés, desde la idea, a la financiación o los materiales» y es que «fue un artesano de la Calle Fernán González quien 15 días antes de la inauguración hizo las placas laterales de la estatua y el bronce que se usó para la creación de la figura procedía de cañones viejos de Artillería».
Juan Cristóbal fue el artista elegido para realizar la estatua y era el por entonces regidor de Burgos, Carlos Quintana, quien tras la celebración de los fastos del Milenario de Castilla y a la vista de que «habían sobrado unos dineros de aquellas celebraciones» decidía utilizarlos para la creación de la figura.
«El alcalde vio en el periódico ABC que habían entrado a robar en casa de Cristóbal y piensa que es el artista que debe hacer la estatua y con esas se marcha a su casa Madrid». El resto de la historia ya se conoce: Quintana fallece y es el alcalde Florentino Díaz Reig, quien se encarga de finalizar el proceso y de inaugurar junto a Franco la Estatua del Cid. Una figura que «sin duda es un icono local y nacional».