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Solo un tercio de los peregrinos llega en Año Santo al albergue

La Federación de Asociaciones del Camino, que se constituirá en Burgos en diciembre, quiere ser un revulsivo para impulsar la ruta francesa

Varios viandantes pasan frente a la puerta del albergue municipal de peregrinos en la Casa del Cubo.

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Burgos

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La Calle Mayor de Europa, como se conoce al Camino de Santiago francés, vive su segundo año menos transitado. Y eso que 2021 es Año Santo Jacobeo. La pandemia de la covid-19 ha causado estragos en el peregrinaje, que es una forma de caminar con devoción hacia un lugar sagrado. Pero que es mucho más: introspección, visitas culturales, tiempo compartido, una forma de ocio y también de poner a prueba los límites físicos recorriendo cada día varias decenas de kilómetros para llegar a Santiago de Compostela.

La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Burgos calcula que terminarán el año con unos 8.000 peregrinos recibidos en el albergue municipal de la Casa del Cubo, muy lejos de las cifras de un año normal y mucho más de las de un Año Jacobeo. Es cierto que las instalaciones no abrieron sus puertas hasta junio y, por tanto, hasta finales de octubre (solo cuatro meses) superaban los 6.300 peregrinos.

El presidente de este colectivo, Jesús Aguirre, mira con resignación la estadística y recuerda épocas pasadas no tan lejanas como 2017 con algo más de 30.000 peregrinos o 2019 con más de 28.000. «Todos pensábamos que íbamos a morir de éxito y esto ha sido una purga», reflexiona. 

«Todos pensábamos que íbamos a morir de éxito y esto ha sido una purga», reflexiona Jesús Aguirre, presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Burgos

Además, apunta que el Camino Francés, el más tradicional, el que se inicia en el valle de Roncesvalles (Navarra), está viviendo unos años complicados en tanto que está surgiendo una competencia muy fuerte de otras rutas «porque ya todos sabemos que todos los caminos llevan a Santiago y acaba pasando por todos los sitios». 

Este 2021 ha ganado adeptos el Camino Portugués y se imponen modas como hacer los últimos 100 kilómetros, lo que deja fuera buena parte del recorrido y en particular toda la ruta por Castilla y León. «Yo no estoy del todo de acuerdo con estas costumbres que permiten obtener la Compostelana si recorres 100 kilómetros caminando o 200 en bicicleta», manifiesta.

Entre la pandemia y el ascenso de otras rutas, las asociaciones de Amigos del Camino, que han sido un revulsivo para impulsar en distintos momentos el peregrinaje, consideran necesario dar un paso adelante para impulsar el Camino Francés. Y en este trabajo esperan encontrarse con el apoyo de las instituciones ya que, además de los valores culturales que se trata de proteger no hay que olvidar que es una forma de desarrollo de los territorios que genera actividad económica y empleo. 

Así, Aguirre, que reconoce que la Junta de Castilla y León «vende» el Camino a través de las ferias turísticas a las que acude, echa en falta una mayor colaboración con las asociaciones en la promoción de actividades culturales a lo largo de año que puedan resultar un atractivo, para mantener el interés de los que se plantean hacer la Ruta Jacobea. Los colectivos que trabajan de forma desinteresada por el Camino de Santiago se han sentido especialmente solos desde la llegada de la crisis sanitaria.

Para volver a colocarse en el mapa, el pasado septiembre se celebró en Astorga una reunión para crear una Federación de Asociaciones del Camino de Santiago Francés, que podría constituirse de manera oficial el próximo diciembre en la capital burgalesa. «Creemos que esto puede ayudar a asentar el Camino Francés por encima de otros porque el café para todos no es bueno para nosotros», añade Aguirre, que resalta la importancia histórica y cultural de esta ruta por la que llegó a España el arte Románico, el Gótico y que está tan ligada a la fundación de numerosos núcleos de población como es Burgos con San Lesmes.

De cara a 2022, que es también Año Jacobeo, desde la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Burgos esperan que esta federación pueda impulsar la ruta francesa y «confían» en que la pandemia dé un respiro a quienes quieren peregrinar hacia Compostela. «Hay que tener fe, pero vivimos con preocupación los repuntes de incidencia que está habiendo en Europa y que poco a poco van llegando a España», sostiene Jesús Aguirre.

También mantienen la esperanza en que crezca el apoyo de las instituciones porque «Galicia se vende solo, a través de campañas de ven a Galicia y ven al Camino. Sin embargo, Castilla y León vive momentos complicados porque mucha gente se salta todas estas etapas». Mientras, con el Ayuntamiento de Burgos, firmarán un convenio antes de final de año para sostener económicamente la actividad del albergue en 2021, afectado por esa pérdida de usuarios.

Habrá que esperar hasta bien entrado marzo de 2022 para ver si la Calle Mayor de Europa recupera la afluencia de otras épocas y en qué circunstancias sanitarias los albergues pueden mantener su actividad.