TRADICIONES
La dulzaina se reivindica para no desaparecer
El Día del Dulzainero defiende un instrumento que «o lo tenemos aquí o no lo vamos a tener en ninguna parte»
El Día del Dulzainero es un día de celebración, pero también, y cada vez más, es un momento de reivindicación para que no desaparezca este instrumento.
«Está claro que la dulzaina castellana o la tenemos aquí o no la vamos a ver en ninguna otra parte». Esta es la reflexión que hace Fernando Díez, coordinador de este encuentro, que suma su 35 edición y por el que han pasado más de 150 agrupaciones de dulzaineros y más de 1.000 instrumentistas. Asegura que es hora de que las instituciones se impliquen más en el apoyo a este instrumento, «no siempre apoyan lo que deberían».
Asegura que es hora de que las instituciones se impliquen más en el apoyo a este instrumento, «no siempre apoyan lo que deberían»
Lo dice en un momento en el que la Escuela Municipal de Dulzaina está «atravesando unos momentos de ciertas dificultades y de cierta incertidumbre que queremos que se solucione en breve». Muestra su deseo de que sea «algo transitorio y podamos arrancar nuevamente con fuerza».
Tras un año sin celebración por la pandemia, la dulzaina volvió a sonar por las calles del centro de la capital. En el encuentro de hoy, organizado por la asociación cultural Amigos de la Dulzaina, en colaboración de la Escuela Municipal de Dulzaina y el Grupo Escuela de Dulzaineros de Capiscol, participaron los grupos Dulzaineros Folclore Plaza Castilla, de Madrid, la Banda de Dulzainas de Ávila y el Grupo de Dulzaina ‘A por ellos’ Cuéllar (Segovia), que es el «nombre de la rueda típica de Cuéllar que se toca en fiestas».
Tras la ofrenda floral en la estatua de los dulzaineros de la calle de San Lesmes, llegó el momento del pasacalles para dar ritmo y algo de calor a una gélida mañana. El encuentro se cerró por la tarde con un festival en la capilla de música de Bernardas, dedicado este año al dulzainero burgalés fallecido recientemente, Justo Obregón.