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EN RUTA

El «viaje sensorial» de Biela y Tierra pedalea hasta las librerías

La burgalesa Ana Santidrián y Edurne Caballero compartirán en abril sus cuadernos de campo tras recorrer y visibilizar más de 125 iniciativas de desarrollo rural sostenible y ecofeminista

Ana Santidrián y Edurne Caballero, de Biela y Tierra, en plena ruta por el medio rural. BIELA Y TIERRA

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Burgos

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Allá donde van, hace lo que ven y se empapan de esperanza. Desde que Ana Santidrián y Edurne Caballero se transformaron en Biela y Tierra, cada pedaleo suma. Allá por 2019, que suena lejano pero no lo es tanto, recorrieron casi 3.000 kilómetros por el desangelado medio rural del norte peninsular. Aragón fue el punto de partida y Burgos parada obligatoria, a la ida y a la vuelta. En cada espacio, experiencia mejor dicho, tomaron buena nota para reflejar cámara en mano que no todo está perdido. Aquella «conexión con la realidad alejada de la virtualidad» también sea plasmó en unos cuadernos de campo que verán la luz en abril, en formato libro, a través de la editorial cooperativa Pol-len.

En plena campaña de preventa bajo el soporte de la plataforma Verkami, y a punto de alcanzar el mínimo fijado, Biela y Tierra en ruta surgió sobre todo por «demanda». No imaginaban cuando ponían las bicicletas a punto que su travesía generaría tal impacto, pero las redes sociales y un sinfín de medios de comunicación llamaron a su puerta. Así pues, decidieron compartir el fruto de su trabajo, negro sobre blanco, durante ese «viaje sensorial» que les permitió conocer más de 125 iniciativas de alimentación y desarrollo sostenible.

Los preparativos, como los de aquel largo trayecto que después se extendería por Teruel el año pasado, se han enmarcado en un «proceso de construcción comunitaria». Con el respaldo -desde el principio- de Sole López y Cristina Vázquez, Biela y Tierra se sumerge en aguas literarias embelleciendo su legado con las ilustraciones de Sara Chueca  y Sara Monerri (Aragón), Ana Nan (Castilla y León), Bitxo (Asturias), Ane Zaldíbar (País Vasco) y Miren (Navarra). El feminismo, presente en el proyecto como no podía ser de otra manera, predica además con el ejemplo sostenible gracias a la ecoedición, lo que permite reducir el impacto ambiental de la obra.

Santidrián y Caballero junto a Sole López y Cristina Vázquez. JUAN MANZANERA

Deseando que el libro sea ya palpable, Santidrián no deja de sorprenderse por el éxito mediático de Biela y Tierra. «Hay un caldo de cultivo que necesita estas ideas», reconoce esta joven investigadora burgalesa cuyo principal objetivo, más necesario hoy que ayer, es «visibilizar que el mundo rural está vivo». Lo mejor, más allá de las menciones y de los reconocimientos (dos premios de Excelencia a la Comunicación del Ministerio de Agricultura, ahí es nada), ha sido la consolidación de «una red que ha unido a personas». Con eso se queda, pero no se conforma porque el planeta requiere «un cambio de rumbo urgente».

La «riqueza de burgos»

Con el mapa sobre la mesa, cuando Santidrián y Caballero perfilaban su ruta, ambas tuvieron claro que debían pasar por la provincia de Burgos. Era lo suyo por una cuestión de raíces. Y también por el ansiado reencuentro con viejos amigos que apuestan, sobre el terreno, por modelos de desarrollo ecorrural alejados del consumo imperante de usar y tirar que (casi) todo lo invade. De norte a centro, de este a oeste y viceversa, dejaron su impronta en Las Merindades, el Alfoz y alrededores e incluso la capital, donde posteriormente relatarían su experiencia a petición de la Oficina Verde de la Universidad de Burgos (UBUVerde).

De aquel paso por su tierra, Santidrián destaca la «diversidad y riqueza que sorprende». Gran desconocida para muchos, quizá menos gracias a la difusión de Biela y Tierra a través de Youtube, los proyectos que se cruzaron en su camino muestran «la fuerza de lo colectivo». Y ayudan a desterrar viejos mitos, miradas condescendientes en el mejor de los casos, que solo un espíritu crítico e inquieto es capaz de erradicar.

Ya que hablamos de espíritu crítico, ¿qué hacer con el negacionismo cerril que tanto prolifera de un tiempo a esta parte? «No tenemos la fórmula mágica», responde Santidrián. Acto seguido, anima a quien rehúye la realidad climática a ver «lo que sucede a nuestro alrededor». Es decir, «salir de la virtualidad de las pantallas para conectar con el territorio». Solo así, esgrime, se podrá facilitar una «transición lo más amable posible» hacia un cambio de paradigma por la supervivencia de nuestra especie a largo -o tal vez medio- plazo.