El rosario burgalés de 12 euros que Celaá ha regalado al Papa
El Pontífice agradeció el rosario de la Cartuja burgalesa, que perteneció a la cuñada de la nueva embajadora española ante la Santa Sede, Isabel Celaá, que ayer se lo regaló tras presentarle sus credenciales
Cartuja de Miraflores. Eltitomac
La nueva embajadora española ante la Santa Sede, Isabel Celaá, presentó sus credenciales en audiencia protocolaria en el Palacio Apostólico del Vaticano ante el Papa Francisco, a quien quiso regalarle un recuerdo personal que entronca con Burgos.
La que fuera ministra de Educación socialista entregó al Santo Padre un rosario de la Cartuja que había pertenecido a su cuñada ya fallecida. "Para usted, este perteneció a una hermana de mi marido, que lo rezaba y rezaba. Además lo compró en la Cartuja de Burgos y murió este verano lamentablemente", dijo Celaá al Papa, según recoge la agencia de noticias vaticanas Rome Reports. Francisco le regaló a su vez un rosario bendecido, además de una copia de sus principales textos magisteriales.
Los rosarios son "la joya de la Cartuja", como los describe la comunidad religiosa. Esta elaborado con los pétalos extraídos de las rosas cultivadas en el monasterio burgalés y son engarzados a mano por los propios monjes cartujos. Llevan más de dos siglos elaborándose dentro de estos muros. Apenas cuestan 12 euros y se pueden comprar en la tienda on line de La Cartuja y en el propio monasterio.
Este tradicional rosario, muy popular en Burgos, se compone de 59 cuentas, cada una conformada por más de 50 pétalos de rosa, lo que resulta en un rosario totalmente artesanal de más de 3.000 pétalos de rosa. Estar hecho del pétalo de rosa le confiere un característico olor que perdura a lo largo de los años. "Sin duda, no hay un recuerdo más representativo de nuestro monasterio, combinando la espiritualidad con el característico trabajo de nuestra rosa", explican los cartujos. El material utilizado en la Cruz y la María es acero, y presenta unas dimensiones totales de 46 cm extendido.
La broma del Papa
"¡Muchas gracias por venir con la peineta!", le espetó el Pontífice con una sonrisa después de que Celaá -que iba vestida de negro riguroso, como marca el protocolo, y con mantilla- le enseñara las cartas credenciales, según informa EL MUNDO.