SEGURIDAD
«La sala de tiro sirve para evitar el bloqueo en una situación real»
La comisaría de Policía Nacional tiene una sala de tiro por la que pasan todos los agentes / El objetivo principal es recrear todas las circunstancias posibles en el caso de tener que usar el arma
La gran mayoría de los agentes de la comisaría de Policía Nacional en Burgos, Aranda y Miranda no han tenido que utilizar su arma en una intervención policial. Puede, también en casos muy reducidos, que la hayan tenido que desenfundar. A pesar de que se trata de situaciones excepcionales en el día a día de los policías, están obligados a realizar prácticas de tiro al menos una vez al trimestre.
Lo importante de estas prácticas es que los policías «cojan soltura» con el manejo del arma a la hora de desenfundar, que tengan lo más mecanizado posible el proceso y «enseñar a disparar en muchas circunstancias», según explica el oficial Blesa, especialista en armamento y tiro responsable de la Unidad de Tiro de la comisaría de Burgos, que cuenta con una sala de tiro en sus instalaciones.
Blesa es uno de los tres instructores de la Unidad de Tiro de la comisaría de Burgos. Junto con la comisaría de Burgos la comisaría de Miranda de Ebro también cuenta con una sala de tiro en interior, mientras que en Aranda se hacen las prácticas en el campo de tiro.
Junto con la comisaría de Burgos la comisaría de Miranda de Ebro también cuenta con una sala de tiro en interior, mientras que en Aranda se hacen las prácticas en el campo de tiro
La sala de tiro de la comisaría es un referente, sobre todo para agentes que han pasado por otras comisarías. La visita a la sala de tiro permite conocer las características de un espacio que ha ido incorporando cambios y mejoras con el paso de los años para optimizar las prácticas que realizan los agentes, que siempre cuentan con la supervisión de alguno de los instructores.
Al entrar llama la atención el ruido del aire, activado para evitar la acumulación de los gases generados por los disparos. En esta sala de tiro se realizan al año cerca de 40.000 disparos. Las normas de funcionamiento son estrictas, de tal forma que los agentes que acceden a la sala de tiro deben hacerlo con un chaleco antibalas y con cascos para los oídos, así como unas gafas protectoras. Dentro esperan Blesa y la agente Almudena, otra instructora, ella lo es en concreto de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR). En el caso de esta unidad su preparación y las prácticas de tiro son más específicas, ya que se trata de de una unidad que maneja un tipo de armamento distinto al resto de unidades como el fusil, así como otro material antidisturbios. Esto hace que sean más asiduos a la sala de tiro.
Su trabajo hace que tengan que intervenir en situaciones más complejas. Sin ir más lejos como la que se produjo el pasado sábado en pleno corazón de Gamonal, en la calle Francisco Grandmontagne. Allí dos dotaciones de esta unidad participaron en la entrada en un piso en el que se había atrincherado un joven que acababa de apuñalar a otra persona, que finalmente falleció en el hospital como consencuencia de las heridas provocadas por un apuñalamiento con un cuchillo de cocina.
Porque, como apunta el responsable de la sala de tiro de la comisaria de Burgos, no es lo mismo la práctica en el interior de una sala, con todos los elementos controlados, que actuar en la calle, con muy poco margen de tiempo, sin saber lo que puede haber al otro lado de la puerta, como ocurría en la intervención del pasado sábado en Grandmontagne. «Hay que saber que cuando están en la calle hay otras circunstancias, hay gente y tienes que valorar muy rápido qué es lo que tienes que hacer», explica Blesa. Para que la decisión que el agente debe tomar en segundos vaya acompañada de una buen manejo del arma, en el caso de que sea necesario, la práctica en la sala de tiro es fundamental.
Por ejemplo para situaciones en las que se desenfunda el arma y se encasquilla, algo que puede pasar. «Es importante por eso venir a la sala de tiro para coger el arma, armarla, desarmarla», procesos que deben estar bien mecanizados para estar preparados en el caso de que sea necesario hacerlo en una intervención en la calle. También por eso en la sala de tiro se dispara en seco, sin balas. «Los ejercicios vienen bien para saber resolver un problema con el arma». Este manejo periódico permite tener conciencia de «lo que se lleva».
Niveles
Las prácticas en la sala de tiro se realizan en cinco niveles, en función del nivel de dificultad. El primero es estático y según se va avanzando se van incluyendo tiempos y movimientos.
Se plantean diferentes opciones, desde el disparo en estático, con un tiempo determinado, hasta el que propone un recorrido en el que se colocan parapetos. También se practica el disparo con una mano, así como la práctica con blancos móviles. Son diferentes las opciones. Antes se disparaba a siluetas, ahora se hace con proyecciones sobre la pared del fondo de la sala de tiro. En el caso de los agentes de la UPR también se plantean recorridos en los que se alterna el uso de la escopeta con el de la pistola. «Lo que se busca es la tensión en los recorridos», con el objetivo de recrear situaciones que sean «lo más parecidas» a las que se puedan encontrar los agentes en un intervención en la calle.
«Lo que se busca es la tensión en los recorridos», con el objetivo de recrear situaciones que sean «lo más parecidas» a las que se puedan encontrar los agentes en un intervención en la calle
Como señala la instructora Almudena, ninguna intervención es igual a otra, aunque en muchas ocasiones los agentes se enfrente a actuaciones que protagoniza la misma persona. Por muy conocida que sea esta personas por la Policía por intervenciones anteriores, se debe afrontar teniendo presente que puede reaccionar de una manera diferente. La práctica en la sala de tiro sirve para «evitar el bloqueo ante una situación real». También hay disponibles vídeos desde hace unos meses en los que se ofecen consejos a los agentes sobre el uso de la armas.