ARTESANÍA BURGALESA / FORJA
Piezas únicas forjadas en hierro
Pilar Prieto y Jacinto Muñoz son herreros artísticos desde hace treinta años / Su formación y sus primeros pasos tuvieron lugar en Inglaterra / En 2006 aterrizaron con Forja Metalmorfosis en Cardeñadijo
Pilar Prieto tuvo un flechazo con la forja mientras estudiaba en Inglaterra. Tras formarse en Diseño de Interiores se centró en el Diseño Tridimensional y se especializó en la rama del metal después de que un herrero alemán acudiera a las instalaciones en las que estudiaba a impartir una semana de fragua. «Es un trabajo muy gratificante y muy satisfactorio ver como una barra de hierro sin forma alguna se convierte en una pieza única y cómo cada golpe se da con un intención».
Después y de la mano del gremio de forjadores artísticos y herreros del país siguió formándose en diferentes técnicas. También lo hizo, Jacinto Muñoz, su pareja, quien en aquel momento ya mostraba interés por las técnicas artesanas tradicionales. «Yo iba a buscarla a estos cursos que acababan a las diez de la noche y un día le pregunté al maestro si habría una plaza para mí», señala él. «Al tercer día estaba enganchado», comenta entre risas.
De la unión de ambos nacía la forja artística Metalmorfosis hace ya treinta años. En Inglaterra afianzaron su primer taller entre el año 95 y el 98 y después volverían a España. Aterrizaron en la Sierra de la Demanda donde permanecieron siete años en Santa Olalla del Valle y desde 2006, la forja Metalmorfosis se encuentra en Cardeñadijo. «Estamos muy contentos aquí y sobre todo cerca de nuestras familias, de clientes y proveedores», apunta Pilar.
En el taller de Jacinto y Pilar la protagonista es la fragua, un elemento que se ha ido modernizando con el paso de los años, al igual que otras muchas herramientas. También las técnicas han ido cambiando, especialmente «para hacer el trabajo del herrero más sencillo».
Por ejemplo la soldadura. Antes se hacía a calda. Era la manera de unir piezas de hierro utilizando el fuego de la fragua sin aportación de otros metales. «Fue la única forma de soldar que durante siglos tuvieron los herreros para unir los distintos trozos de hierro», explica Pilar. Ahora «existe la soldadura eléctrica, que permite ahorrar mucho tiempo», apunta aunque señala que «hay algún cliente que te sigue pidiendo la soldadura a calda».
Un ejemplo de ese trabajo «de calidad y precisión» y «de enorme belleza» son los balcones del Paseo de la Isla. «Auténticas obras de arte», que muy pocos son capaces de apreciar. «Son auténticas virguerías», apunta Jacinto.
Esta técnica se mantuvo hasta los inicios del siglo XX y es que poco después entraría en escena «el fundido», que permitía «hacer series copiando la técnica de la forja». En este punto hubo un momento en el que «los herreros casi desaparecen porque era muy complicado competir con ese trabajo en serie». De ahí que actualmente «la mayor parte de las forjas que quedan activas se dediquen al sector artístico».
El proceso
Del taller de estos dos artesanos salen lámparas, cabeceros, barandillas, puertas, sillas y otros elementos de mobiliario. Todas ellas piezas únicas diseñadas por Pilar. Cuando un cliente llega a la forja, se le muestra «un catálogo con nuestros trabajos para saber si hay algo que le guste, si quiere adaptar uno o si quiere algo único».
Una vez está listo el diseño se hace una plantilla a tamaño real para saber el material que se necesita y «así no desperdiciar materia prima ni tiempo y conseguir lo que se quiere». Precisamente el material también ha sufrido cambios a lo largo del tiempo. Y es que «si bien antes se adquirían bloques de hierro en bruto para ser trabajados, ahora se compran las barras al tamaño que necesitas», señala Jacinto.
Con la crisis de materiales y materias primas «los precios están subiendo mucho», señala Pilar. «El precio del metal fluctúa y cambia constantemente», añade Jacinto, quien recuerda que «cada día debemos mirar el valor que marca la Bolsa de Metales de Londres, donde a diario se subasta el precio de los diferentes metales».
Los artesanos compran el material en empresas de la misma provincia burgalesa. En este sentido, Pilar señala que el coste del trabajo «no reside tanto en el material si no en las horas de trabajo». Horas que «no todo el mundo sabe valorar». «Muchas cosas no son caras si no costosas», apunta Jacinto.
Con la plantilla y el material comienza el forjado. «Se cortan las barras y se las va dando forma con las diferentes herramientas, fundamentalmente con el martillo y el yunque». Y es que, el yunque «es la mesa de trabajo de todo herrero». Cuenta con diferentes partes que le permiten al artesano crear curvaturas, insertar herramientas, doblar o punzonar para luego hacer remaches, entre otras acciones. También se utiliza un tornillo o gato para «agarrar diferentes piezas» y a la lista de herramientas se suman las grifas y las tenazas de diversos tamaños.
Una vez hechas las piezas, se dejan enfriar al aire y no en agua porque «el material se pondría muy tenso y para este tipo de trabajos no es bueno, al contrario de lo que ocurre con la cuchillería». Por norma general, a las piezas se les da un acabado. «En el caso de las piezas de interior se usan encerados o se les pule y se les da una laca». Para exterior o se dejan en bruto o se realiza un trabajo de cromado con pintura al horno.
El «oficio de herrero es la base de muchos otros oficios y no puede ni debe desaparecer», asegura Pilar. Por eso, «aprender la técnica tradicional es fundamental», apunta Jacinto. Y es que es esa base tradicional unida a la gran creatividad de Pilar la que permite que de Metalmorfosis salgan piezas únicas. Auténticas obras de arte forjadas en hierro.