El arte que nace bajo las bombas en Ucrania y se expone en Burgos
El centro cultural Factoría del Barco, en San Pedro de la Fuente, acoge una exposición de mas de medio centenar de artistas ucranianos. Lo que se recaude con reproducciones en Burgos se donará a Ucrania
Nadiya Samokhina trata de mantener la cabeza ocupada. A los pocos días de llegar a Burgos huyendo de Kiev con su hijo, entró en contacto con la comunidad ucraniana. Entre ellos Anzhelika Svirska, residente desde hace unos años en el barrio de San Pedro de la Fuente. Los ucranianos residentes en Burgos se han mostrado muy activos y colaborativos, como se pudo ver en la recogida solidaria de la Iglesia de Fuentecillas, y pensaba en hacer algo más. «Queríamos ayudar y pensé qué mejor que expresar lo que allí pasa con el arte de los ucranianos», relata Svirska. En el grupo de whasapp que mantienen entró Nadiya «me dijo si podía echar una mano, cuando supe que era la vicepresidenta de la Asociación de Artistas de Ucrania, no lo podía creer una mano y las dos si no es por ella, que nos ha facilitado todos los contactos, no habría tantos”, cuenta.
En ‘Pintar bajo las bombas. Artistas de Ucrania’ se exponen más de 50 piezas en el centro cultural Factoría del Barco (calle Tenerías, 4) que han levantado como modesto pero inquieto rincón cultural en San Pedro de la Fuente lo artistas Pablo del Barco y Revilla XII. «Este es un rincón abierto a toda propuesta cultural, como la de Anzhelika, y se unió con que yo quería colaborar con Ucrania, y qué mejor manera que hacer visible el arte que allí se hace», señala Pablo del Barco. La muestra puede visitarse hasta el 5 de junio de martes a sábado de 19 a 21 horas y los domingos de 12 a 14 horas.
Una exposición donde no están los originales. «Hemos intentado traer alguno, pero tarda más de dos meses y es muy complicado, están en medio de una guerra», explica el artista burgalés. Se han realizado reproducciones porque «ellos tienen más fácil hacernos llegar las piezas de manera digital y, además, nos ayuda a reproducirlas con facilidad porque el objetivo es vender estas piezas a 20 euros y destinar lo que se obtenga a Ucrania para lo que se necesite», añade.
Esta muestra solidaria es "un auténtica descubrimiento, no sabía que Ucrania tenía un arte tan vivo, mucha naturaleza, retrato pero, sobretodo, tanto color cuando muchos están pintando bajo las bombas"
Para el artista burgalés, afincado durante muchos años en Sevilla, esta muestra solidaria ha sido un auténtico descubrimiento a nivel plástico y artístico «no sabía que Ucrania tenía un arte tan vivo, mucha naturaleza, retrato y, sobretodo, tanto color». Un colorido que sorprende por el oscuro contexto en el que se han elaborado. «Muchos de ellos están pintando bajo las bombas la gente está en su casa pintando, en su cuartito, con todo lo que tienen de fondo e intentando que se vea el arte del país», señala. De ahí que muchas de las obras sean críticas con la situación.
Se trata de una fórmula, la de dar voz y espacio a los artistas ucranianos que se está haciendo en Londres, Miami, en el Museo Nacional d’Art Contemporani de Catalunya (MNCAC) con una sala de exposiciones temporales dedicada al arte ucraniano o el Museo Jesús Otero de Santillana del Mar. El empuje y la «necesidad de ayudar y mostrar lo que allí pasa» de Pablo del Barco, Anzhelika y Nadiya surge esta modesta exposición que persigue ser altavoz de los artistas ucranianos. Junto a ellos Julia Casado, traductora en Ucrania y descendiente de españoles, ha realizado la traducción de los textos al castellano.
Las historias detrás de cada cuadro
Los relatos de las historias detrás de los trazos se agolpan en las palabras de Anzhelika. Como la creación de Elena Msur, un dibujo digital hecho con los dedos en el smarthpone que recrean el buque ruso de Moskva. El proyecto colectivo y artístico de Kateryna Golovina que «a penas se ha podido ver porque se estrenó el 23 de febrero». La artista, agradecida por poder mostrar este trabajo colectivo, relata en su texto que acompaña una fotografía de gran fuerza visual que «ni en los pensamientos era posible imaginar que este es el último día de la vida normal, y al día siguiente, 24 de febrero de 2022, a las cuatro de la madrugada todos nos despertamos con las explosiones».
Desde el dibujo digital hecho en el móvil de Elena Msur que recrea el buque ruso de Moskva al proyecto artístico de Kateryna Golovina que se estreno el 23 de febrero "no podiamos imaginar que seria el último día de la vida normal, al día siguiente, a las cuatro de la madrugada, nos despertamos con las bombas"
Esa vida antes del 24 de febrero de 2022 es la que recrean con trazos de neón y sombras Vika Krokhina y el grupo de estudiantes de la Universidad Politécnica de Poltava. Son lugares donde había vida y que ahora están destrozados por las bombas. «Hay varios una mujer que está haciendo la comida en la cocina, un coche, un niño en bicicleta, otros en los columpios, los abuelos sentados en un banco, que de un día para otro desaparecieron destrozados por las bombas y han hecho un documental en el que los dibujos traspasan de un cuadro a otro y se mueven, la vida que fue», resume Anzhelika.
"Es un milagro que hoy esté en Burgos"
Esa destrucción brutal de la normalidad de un día para otro es el que ha vivido Nadiya Samokhina. Lleva a penas 15 días en Burgos tras escapar de Kiev con uno de sus hijos. No habla español, por el momento, y se expresa en inglés. Presenta una pintura de la cruz caída frente a la catedral de Kiev. Un símbolo. «Hace mil años la cruz cayó antes de la invasión de los tártaros, yo vivía en frente y vi cómo, el día antes de la invasión rusa, se cayó», explica. Algo que cuenta en su ilustración.
Esta profesora de pintura relata el horrible inicio de la guerra en un perfecto inglés. «Vivía a un lado del río, al otro las bombas destrozaban las casas y eras testigo». El terror se cala hasta los huesos. El miedo obliga huir. Se fue. Las bombas les perseguían. «Acabamos acogidos en casa de unos amigos, salimos y cuando quisimos volver ya no había nada, es un milagro que hoy esté aquí». En Burgos Nadiya y su hijo tratan de sanar heridas. «Para los jóvenes es más difícil, les han cortado sus expectativas, sus carreras y sus proyectos de vida por la mitad», reflexiona Anzhelika.
Clases de pintura en inglés
Los trazos de pintura y las acuarelas son una manera de poder recomponerse. Por eso, en colaboración con la Asociación de Vecinos de San Pedro de la Fuente y Fuentecillas, el centro cultural Factoría del Barco, Nadiya Samokhina retoma las clases de pintura para niños que la guerra le robó. Lo hace en este espacio de la calle Tenerías 4 los sábados. «Unimos las clases de pintura, ella es profesora titulada, y como lo hace en inglés también mejoramos el idioma con lo que es muy positivo», explican. Son clases de hora y media de 11 a 13 horas y el objetivo es crear dos grupos de 6 a 9 y de 11 a 14 años. Más información en vecinossanpedroyfuentecillas@gmail.com o en facdelbarco@gmail.com