El proceso de investigación ha durado 20 años. Nueve piezas compuestas por siete vértebras cervicales y dos molares. Este es el proceso de investigación, análisis y montaje junto al Cráneo 5 para su exposición en el Museo de la Evolución Humana de Burgos. El proceso final de montaje se ha hecho contra reloj para coincidir en la apertura con el Día Internacional de los Museos.
Imagen del reducido espacio de trabajo en la Sima de los Huesos. Es lo más profundo de la Sierra de Atapuerca y aquí se encontraron los restos del Cráneo 5 hace 30 años. Junto a las cuadrículas de cráneo y la mandíbula se excavó tiempo después la zona donde aparecieron, muy fragmentadas, las siete vértebras cervicales que se han estudiado en los últimos 20 años. JAVIER TRUEBA (MADRID SCIENTIFIC FILMS)
Análisis y estudio de las vértebras. En la imagen Ignacio Martínez Mendizabal y Juan Luis Arsuaga. El trabajo se ha desarrollado durante 20 años por dos razones. Primero porque aparecen muy fragmentadas y hay que casarlas hasta montar toda la pieza. Segundo porque han tenido que comprobar que se correspondía con el cráneo de Miguelón. JAVIER TRUEBA (MUSEO EVOLUCIÓN)
Montaje de las vértebras ya en el Museo de la Evolución. El trabajo lo ha coordinado María Cruz Ortega en colaboración con la empresa Empty, encargada de la musealización de la exposición permanente del MEH hace 12 años. JAVIER TRUEBA (MUSEO EVOLUCIÓN)
Las vértebras del cuello del Cráneo 5 insertadas con un dispositivo que permite que se manejen de forma individual y no soporten ningún tipo de peso. JAVIER TRUEBA (MUSEO EVOLUCIÓN)
María Cruz Ortega y Aurora Martín con técnicos de Empty prueban la instalación en las réplicas del Cráneo 5 para comprobar que el sistema funcionaba. JAVIER TRUEBA (MUSEO EVOLUCIÓN)
Instalación ya completa de las piezas originales de Miguelón que ya recupera el cuello, con sus siete vértebras cervicales, y dos dientes más. SANTI OTERO