TRADICIONES
La Virgen Blanca de Burgos revalida su «éxito» de convocatoria
La romería hacia el Castillo congrega a cientos de burgaleses tras dos años de parón por la pandemia / Los organizadores reparten más de 5.000 raciones de paella mientras apelan a la «responsabilidad» de cara al Curpillos y San Pedro
Virgen de la Blanca, de Burgos honor. Protege a tu pueblo, oye su oración.No podía culminar de otra manera la misa de campaña en honor a Nuestra Señora de la Blanca. Atrás quedaban dos años de querer y no poder por culpa de la pandemia. Por fin, las peñas y miles de burgaleses disfrutaban de un acto que va más allá de lo puramente simbólico. La hermandad entre convecinos, truncada por causas de fuerza mayor, se echaba más en falta que nunca. El nerviosismo se palpaba en el ambiente desde el reencuentro en la iglesia de San Pedro de la Fuente. Bajo un sol de justicia, peñistas, autoridades y ciudadanos de a pie se congregaban para procesionar junto a la imagen de la Virgen. Lorenzo apretaba de lo lindo y la brisa se hacía de rogar. De hecho, apenas hizo acto de presencia. Aún con todo, la romería inició la subida hacia la campa del Castillo, justo donde los franceses volaron la iglesia medieval de la Blanca durante la Guerra de la Independencia, con el fervor que siempre ha caracterizado a esta cita.Tampoco podía faltar la música. Y de ello se encargaron, tal y como es debido, los grupos de danzas María Ángeles Saiz y Diego Porcelos, presentes junto al altar durante la misa de campaña para entonar cantos populares de corte religioso entre medias. De principio a fin, el buen hacer de ambas agrupaciones puso de relieve la innegable y necesaria conexión entre lo humano y lo divino a través de las raíces castellanas de un pueblo que trata de mantener vivas sus tradiciones.La jornada, en definitiva, resultó un verdadero «éxito». Lo corroboraba el presidente de la Federación de Fajas, Blusas y Corpiños de Burgos, Miguel Santamaría, al término de una eucaristía que, en presencia de las nuevas reinas de las fiestas de San Pedro y San Pablo (mayor e infantil), trasladaba un «deseo de paz para todos».Se acercaba la hora de comer y la cola para recibir un plato de paella empezaba a ser multitudinaria. Consciente de que los asistentes estarían «más juntos» a partir de ese momento, Santamaría hacía un llamamiento a la «responsabilidad» para que «todos disfrutemos de este día» sin contratiempos porque «ahora empieza todo de verdad».«Cuidándonos nosotros, cuidamos a los demás», proseguía el presidente de la Federación satisfecho del ejemplo que, una vez más, daba la sociedad burgalesa al retomar una fiesta que constituye el pistoletazo de salida para el Curpillos, los Sampedros y, cómo no, la proclamación de las nuevas reinas que tendrá lugar el 11 de junio.De aquí en adelante, tal y como apuntaba Santamaría, «es un no parar». Se avecina un mes de «muchísimo estrés», pero sarna con gusto no pica y «lo estamos preparando con mucho cariño y voluntad». De entrada, no le cabe la más mínima duda de que «va a salir todo muy bien». Y ojalá no se equivoque.Entretanto, los asistentes a la romería de la Virgen Blanca disfrutaron de su paella. Al final, se repartieron más de 5.000 raciones porque los organizadores, en vísperas, vieron que «andábamos un poco justos». Por si las moscas, cogieron «100 kilos de arroz» a mayores para que nadie se quedase sin su plato.