La Universidad de Burgos escala a la dirección del proyecto Atapuerca
El responsable del Laboratorio de Evolución Humana, José Miguel Carretero, figura como coinvestigador principal con Juan Luis Arsuaga / Es el paso previo para asumir la dirección en tres años
La Universidad de Burgos (UBU) gana protagonismo en el proyecto de investigación de Atapuerca. En la convocatoria a proyectos de investigación para los próximos tres años un catedrático de la UBU está en el grupo de directores del proyecto científico. «No es por ser localistas, porque la ciencia es universal, pero la Universidad de Burgos tenía que tener un papel protagonista y relevante en el proyecto», explica el codirector de las excavaciones de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro. De esta manera, José Miguel Carretero es el próximo co-investigador principal (co-IP) de la parte del proyecto que dirige Juan Luis Arsuaga vinculado al complejo de Cueva Mayor.
«La UBU ha tenido un papel protagonista en el proyecto de investigación, pero sí es cierto que es la primera vez que entra en la dirección alguien de la UBU», reconoce José Miguel Carretero. Considera que es «el mejor reconocimiento de que en la universidad hemos conseguido armar un grupo de investigadores potentes que formarán parte del proyecto y que parte de la dirección llegue aquí es algo positivo», explica.
Sobre cómo se planteará esa transición, apunta que «la idea es seguir, no sabemos exactamente cómo, qué investigadores pueden participar, porque queda tanto tiempo... Al final un proyecto de investigación no es una persona solo, hay un montón de gente comprometida con la investigación así que cuando llegue ese río lo cruzaremos», explica el paleontólogo. Lo que parece claro es que parte de la dirección del proyecto, la zona vinculada a Cueva Mayor estará vinculada a la UBU y, en su momento, parte del proyecto de investigación que está ahora en la Universidad Complutense de Madrid se coordinará desde Burgos.
Eso implicaría asumir otros retos materiales como la falta de espacio. El equipo necesita ampliar la zona de depósito de restos que faciliten además la colaboración y el acceso a consulta de otros investigadores. «Intentaremos que la Universidad siga igual de implicada que ha estado hasta ahora y, poco a poco, si tenemos la opción y la capacidad de crecer, tendremos que ser capaces de poner los medios para que esto funcione», apunta el catedrático de la UBU.
La Universidad de Burgos tiene dos laboratorios vinculados al proyecto Atapuerca. El Laboratorio de Evolución Humana que dirige Carretero, centrado en paleontología y la evolución biológica de los seres humanos y su entorno. Añade, en los últimos tiempos, un laboratorio de arqueología molecular puntero en España y de los únicos dedicados a la aplicación de técnicas de ADN antiguo y caraterización de isótopos para el estudio del pasado de manera conjunta. El equipo del LEH acaba de renovar su certificación como Unidad de Investigación Consolidada (UIC).
La UBU también cuenta con el Laboratorio de Prehistoria y Patrimonio Arqueológico (PREPARQ) que dirige Marta Navazo. Su trabajo se centra en el estudio de los grupos de cazadores recolectores de finales del Pleistoceno superior, grupos de neandertales y en tratar de discernir las causas que pudieron afectar o no en su desaparición. Estos dos grupos de investigación y laboratorios tienen su origen en la incorporación hace dos décadas de dos áreas de docencia y trabajo vinculadas a paleontología, con José Miguel Carretero como profesor, y Prehistoria a cargo de Carlos Díez Lomana.
Posteriormente, se han ampliado equipos y espacios en estos dos grupos a los que se suman otras áreas como realización de modelos poblacionales (Fabio Muso), grupo de Paleomagnetismo (Juan José Villalaín), estudios geológicos desde Ingeniería del Terreno (José Ángel Porres) y el desarrollo de perfiles de matemáticas en colaboración activa con el Cenieh. El centro universitario burgalés también cuenta con un Máster en Evolución Humana y un programa de doctorado en evolución humana, paleoecología del cuaternario y técnicas geofísicas aplicadas a la investigación.
La transición del grupo que investiga Cueva Mayor (Sima de los Huesos, Portalón y Estatuas interior y exterior) no es el único cambio en los nuevos proyectos de investigación solicitados por el Equipo de Investigación de Atapuerca. Estos proyectos, a tres años, supondrán la paulatina jubilación de los codirectores titulares desde los años 90.
Ya aparecen como investigadoras principales Marina Mosquera (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social, IPHES, de Tarragona) y co IP Eudald Carbonell; y María Martinón (Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, Cenieh, de Burgos) con José María Bermúdez de Castro como co-IP. «Es una transición lógica, hay que dejar el paso a gente más joven, lo que no quiere decir que nos desvinculemos del todo, pero hay una garantía total de que hay un equipo formado aquí muy bueno, con ganas, es la cantera de Atapuerca, y nos toca ir cediendo el testigo», avanza Bermúdez de Castro.