AVE a Burgos: el primer tren llegó puntual tras 13 años de obras
El Rey Felipe VI ha sido el primer viajero en descender del tren de Alta Velocidad en la estación Rosa Manzano. Sigue el acto de inauguración en este enlace
Llegó. Por fin. El tren de Alta Velocidad es una realidad en Burgos. La llegada ha sido como uno de esos acontecimientos que transcurren a cámara lenta, pero en realidad ha sido un visto y no visto.
La estación Rosa Manzano acaba de recibir el primer convoy, un tren AVE de Renfe modelo 112, del que acaban de descender el Rey Felipe VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acompañados de numerosas autoridades de los gobiernos de España y de Castilla y León para celebrar el acto inaugural que se puede seguir en este enlace.
EN DIRECTO
El jefe del Ejecutivo, @sanchezcastejon, interviene en la inauguración de la línea de Alta Velocidad a Burgos. https://t.co/ITP6I8hNDT
— La Moncloa (@desdelamoncloa)
Justo a las 12.30, a pesar de que en el panel de llegadas figuraba a las 12.39, hacía entrada en la estación el primer AVE con pasajeros procedente de Madrid-Chamartín y con parada previa en Valladolid en la estación de Campo Grande, donde se incorporó al viaje inaugural el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y la delegada del Gobierno, Virginia Barcones.
El recorrido de una hora y 30 minutos representa la puesta en marcha del tramo de 87 kilómetros, el último en entrar en servicio de la línea Madrid-Valladolid-Burgos, entre Venta de Baños y la capital del Arlanzón. El primer AVE es un acontecimiento después de 13 años de obras y de constantes promesas incumplidas sobre la fecha de la puesta en marcha de este trayecto. El tren ha sido puntual, pero la infraestructura llega muy tarde.
La llegada de la alta velocidad a Burgos -con la puesta en servicio del tramo de 86,5 km entre Venta de Baños (Palencia) y Burgos- supone un nuevo avance en las conexiones ferroviarias con el norte del país: conecta los ejes Valladolid-Palencia-León-Asturias y Venta de Baños-Burgos-Vitoria-Frontera francesa y permitirá circulaciones directas y transversales entre estas líneas y las ciudades de Valladolid, Palencia y Burgos.
La nueva infraestructura, en la que se han invertido 759 millones de euros, reduce los tiempos de viaje, mejora la fiabilidad y capacidad de las circulaciones y optimiza las conexiones con el País Vasco.
La línea, que forma parte del Corredor Atlántico, cuenta con vía única electrificada de ancho estándar y está diseñada y preparada para alcanzar una velocidad máxima de 350 km/h. Además, está dotada con el más avanzado sistema de señalización del mundo: el ERTMS (EuropeanRail Traffic Management System), en su nivel 2.
En su desarrollo se encuentran infraestructuras singulares -doce viaductos y dos túneles- que sortean con fiabilidad y respeto elementos de su entorno como, por ejemplo, el río Pisuerga, así como otras dotaciones de transporte, como la autovía A-62.