Burgos entre las provincias donde más sube la cesta de la compra
La alimentación está un 244% más cara que hace un año solo superada por Zamora. El pequeño comercio resignado: «Asumimos gran parte del aumento de costes, no podemos repercutir todo en el producto»
El coste de la vida sigue en una escalada imparable de precios que llegan a variar los hábitos de vida de los ciudadanos, quienes, en general, mantienen el mismo nivel de ingresos. Los datos del Índice de Precios al Consumo (IPC) a nivel provincial reflejan que Burgos es la segunda provincia de Castilla y León donde más ha subido el coste de la cesta de la compra. Los alimentos han aumentado su precio respecto al año anterior un 244%. Sólo Zamora que roza el 253% interanual supera a la provincia burgalesa.
«50 euros se van en nada». Es la frase más habitual a la cola de la caja de una mediana o grande superficie. Muchos han apostado por «comprar día a día que antes hacía la compra semanal o mensual, pero ahora asusta hacerlo de golpe». Y muchos acuden a las ofertas. «Reviso folletos y a ver cómo sale mejor, antes era cosa de céntimos, ahora quizás un poco más». La escalada de precios se nota en la compra en medianas y grandes superficies y los pequeños, con menor capacidad de ajustar precios frente a las grandes compras de firmas nacionales o extranjeras, ajustan sus beneficios. «Nos contenemos a subir los precios, asumimos gran parte del precio de coste porque no podemos repercutir todo en el precio, sería inasumible para el consumidor», explica el presidente del Gremio de Carniceros de Burgos, Grecabur, Miguel Ángel González. Y así llevan los últimos meses. «Esperas a ver qué tal el mes siguiente, si algo puede bajar para perder menos, pero nada, al mes siguiente un poco más», lamenta.
La carne no es el producto que más ha subido en el gremio de carniceros. Lo que más se incrementan son la electricidad, pero, sobretodo, el embalaje, con el papel y los plásticos. «La factura de electricidad, que con las cámaras y demás es alta, se ha duplicado de una media de 300 ahora te quedas en 600 pero ha subido mucho más que la luz el embalaje, el transporte… El coste del papel y los plásticos está desorbitado», lamenta González.
En cuanto a la actitud de los consumidores reconoce que «se vende menos de todo». Las grandes comilonas de buenos productos se espacian más en el tiempo, unido al cambio de tendencia. «La sociedad cambia y con ello sus compras, quizás antes de comprar un producto caro optan por salir a comer fuera, de restaurante etc», explica. Los carniceros siguen actualizando su ‘cartera de servicios’ para adaptarse a esa nueva sociedad. En ese ámbito están los alimentos de quinta gama casi listos para ponerse en el plato. «Es un producto que cada vez nos funciona más, no somos muchos los que lo hacemos, pero los que llevamos tiempo vemos con la demanda crece», explica. Apunta que la sociedad es más cómoda, las grandes elaboraciones se confían al carnicero de toda la vida. «Tienen confianza porque llevan toda la vida viniendo a comprar, saben que el producto es de calidad, que se elabora como lo harían en su casa». Un tipo de producto que, aunque está pensado para los más jóvenes, también gana adeptos entre la clientela más mayor «ganan en comodidad».
Aún con todo lo que más se vende, en carnes, es la carne picada, las salchichas y la carne para guisar. «Vender los productos más caros cada vez cuesta más», señala Miguel Ángel González. Y es que el IPC no discrimina. Las subidas están siendo altas para todo tipo de productos desde la gama alta hasta la gama baja, algo que penaliza a las rentas más bajas pero que también fulmina la posibilidad de ahorro para otros gastos.
“No hay relevo para las jubilaciones”
El pequeño comercio afronta la escalada de precios y la contención del consumo con preocupación. A su poca capacidad de maniobra para vivir en unas rebajas permanentes, se une que aquellos comercios de toda la vida no encuentran relevo. Un ejemplo las carnicerías. En Grecabur son 17 socios. Continúan abiertos, a pesar de las dificultades, los 17. Pero el relevo generacional está muy comprometido. «Las jubilaciones que se dan acaban en cierre, no hay relevo igual algún caso lo asume el hijo, pero las nuevas generaciones vienen a las tiendas en contadas ocasiones y no hay quien quiera hacerse cargo de estos negocios porque ni el horario ni ser tu propio jefe, con los riesgos que conlleva, gusta», explica. Aún así reconoce que hay esperanza. Tres casos se han registrado que un hijo asume el negocio «pero no es lo normal». Para atraer los gustos de los más jóvenes apuestan por la formación constante. En eso están desde Grecabur. Talleres y formación para adaptarse a nuevas demandas y levantar la persiana con garantías cada día.