El Cid te guía hacia el destierro
El Camino del Cid recorre de noroeste a sureste la geografía española en diferentes rutas y etapas que se unen entre sí y que conectan la provincia de Burgos con tierras levantinas. Todo con el héroe castellano como hilo conductor.
En un tiempo en el que los caballeros luchaban espada en mano para defender hasta la muerte las tierras de sus reyes y señores, se abrió paso una figura enmarcada entre los mitos y leyendas y la verdad histórica. La figura de Don Rodrigo Díaz de Vivar o, lo que es lo mismo, el Cid Campeador, ha llegado hasta nuestros días gracias a las huellas que dejó su presencia en las localidades por donde pasó y, sobre todo, a uno de los cantares de gesta más importantes de la literatura europea, el Cantar de Mío Cid. De hecho, Pocos personajes de la edad media, que no fuesen reyes o nobles, han dejado tal impronta que su fama ha perdurado durante cerca de 1000 años.
Para conocer los orígenes del Cid hay que remontarse hasta mediados del siglo 11 en la pequeña villa de Vivar, a pocos kilómetros de la capital burgalesa. Allí, según la tradición, nació el héroe castellano en el seno de una familia que entroncaría con Laín Calvo, uno de los Jueces de Castilla, y Diego Porcelos, fundador de la ciudad de Burgos. Según parece, su padre, Diego Laínez, podría haber sido uno de los hijos de Laín Núñez, un noble leonés. Al no gozar de las ventajas de ser el primogénito, Diego Laínez decidió probar fortuna lejos de los dominios de su padre y se puso a las órdenes del rey castellano Fernando I de Castilla en la guerra con Navarra. De esta manera se asentó en las tierras al norte del Alfoz de Burgos, en el Valle de Ubierna, que precisamente servían como frontera con el reino navarro.
Precisamente allí, en Vivar del Cid, comienza el primero de los tramos del Camino del Cid, la ruta de El Destierro que recorre unos 300 kilómetros y que atraviesa las provincias de Burgos, Soria y Guadalajara. De esta manera el viajero puede seguir los pasos de las primeras jornadas del viaje que emprendió el héroe castellano después de que el rey Alfonso VI le condenara al destierro tras la jura de Santa Gadea, en Burgos, donde el Cid obligó a jurar a don Alfonso que nada había tenido que ver en la muerte de su hermano Sancho II.
Precisamente la capital burgalesa es el segundo hito importante del camino y tal vez donde más referencias al Cid podemos encontrar. Desde su estatua a lomos de su fiel Babieca que preside la plaza que lleva el nombre del héroe burgalés y que es uno de los centros neurálgicos de la ciudad. En el vecino puente de San Pablo, está flanqueado por las estatuas de personajes relacionados con el Cid, como su mujer, Doña Jimena representada con dos palomas que simbolizan a sus dos hijas, más conocidas como Doña Elvira y Doña Sol por el cantar de Mio Cid, aunque en realidad sus nombre fueron María y Cristina; su hijo, Diego; San Sisebuto, abad de San Pedro de Cardeña ; Abengalbón, el señor musulmán de Molina de Aragón que fue aliado del Cid; o Jerónimo de Perigord, obispo de Valencia.
Siguiendo con ese recorrido cidiano, río Arlanzón abajo por su margen izquierda se encuentra el hito de piedra en el que se recuerda que allí acamparon los hombres fieles al Cid antes de partir al destierro y a pocos pasos más, cruzando hacia la Catedral encontraremos la iglesia de Santa Gadea (o Santa Águeda) donde la tradición dice que ocurrió el juramento por el que el héroe se enemistó con su rey, Alfonso VI. En la parte alta de la ciudad muy cerca de la seo, se encuentra también el llamado solar del Cid, el lugar en el que se dice que estuvo la casa familiar de Rodrigo Díaz y donde recientemente se han acometido diferentes catas y excavaciones arqueológicas que puedan arrojar luz sobre la presencia del Cid en ese lugar. Por último, es visita obligada visitar la tumba de nuestro protagonista y su mujer que ocupan un lugar de honor en el crucero de la Seo burgalesa justo debajo de su famoso Cimborrio.
El camino continúa hacia el monasterio de San Pedro de Cardeña, a algo más de 10 kilómetros del centro de la capital. En esta abadía trapense podemos encontrar numerosas referencias a nuestro protagonista, ya que fue allí donde el Cid dejó a su esposa e hijas al marchar a su destierro y fue allí donde sus restos descansaron antes de ser trasladados a la Catedral de Burgos. De hecho, todavía se encuentran en una de las naves laterales de su iglesia gótica los sepulcros del Cid y Jimena. Allí también cuenta la leyenda que se encuentran los restos de Babieca, donde un monolito señala el lugar del enterramiento del legendario caballo.
A partir de ahí el camino continúa hacia el sur camino dirección a Modúbar de San Cibrián y de allí nos adentramos a los dominios de Tierra de Lara, cuyo atractivo histórico, más allá de la figura del Cid, artístico y natural son dignos de visita ya de por sí con el torreón de Lara de los Infantes donde se dice que nació Fernán González, el que fue conde de Castilla, o Quintanilla de las Viñas con su ermita visigoda, sus yacimientos de Icnitas de dinosaurios o el dolmen de la vecina localidad de Cubillejo.
Retomamos el camino hacia Cuevas de San Clemente y Mecerreyes donde nos recibe la estatua del Cid que nos muestra el camino, para llegar a la bella villa de Covarrubias donde el tiempo parece que se ha parado en épocas pasadas con sus casas entramadas y su trazado medieval. Allí podemos disfrutar de su Colegiata y la imponente Torre de Doña Urraca. Sin duda un paseo muy agradable a orillas del río Arlanza. No muy lejos de allí podemos visitar el Monasterio de Santo Domingo de Silos, célebre por los cantos gregorianos de sus monjes benedictinos y por su magnífico claustro románico, entre otros.
Continuamos hacia Espinosa de Cervera, localidad enclavada dentro del Espacio Narual de los Sabinares del Aralanza y citada en el Cantar de Mío Cid como Spinaz de Can. A partir de ahí tomamos dirección a Calerega, sin duda una localidad más que atractiva tanto por su monumental convento de las madres dominicas, no obstante Santo Domingo de Guzmán fundador de la orden nació en la localidad, como por su historia cidiana, ya que se dice que, a su paso hacia el destierro, el Cid consiguió expulsar a los moros que atacaban el pueblo y atemorizaban a sus habitantes.
El camino nos lleva hacia Peñaranda de Duero con su imponente Castillo y poco a poco nos adentramos en tierras sorianas por la localidad de Alcoba de la Torre para continuar hacia San Esteban de Gormaz, otro de los hitos importantes del camino, ya que, es el lugar donde las hijas del Cid encuentran cobijo y descanso después del episodio de agresión por parte de sus maridos, los infantes de Carrión. De hecho, el lugar donde se supone que ocurrió este terrible suceso de la Afrenta de Corpes está muy cerca de allí, en Castillejo de Robledo en un paraje donde se pueden ver los restos de la ermita de la Concepción del Monte.
Volviendo sobre nuestros pasos tenemos Langa de Duero donde se dice que finalmente el rey Alfonso concedió el perdón a Don Rodrigo y pasando nuevamente por San Esteban de Gormaz llegamos a la monumental villa de El Burgo de Osma. Que bien merece una parada para pasear por sus calles y disfrutar de sus murallas o su Catedral de la Asunción.
Seguimos camino hacia Gormaz, también mencionado en el Cantar de Mío Cid como el lugar donde descansó el destacamento de 200 hombres que mando Rodrigo Díaz para buscar a sus hijas y llevarlas a Valencia. Continua hacia Berlanga de Duero y continuamos hacia Brías y Sauquillo de Paredes. Antes de abandonar tierras sorianas pasaremos por Retortillo de Soria, una pequeña localidad que servía de cruce de caminos y que conserva parte de su muralla medieval.
A partir de aquí el Camino del Cid se adentra en Guadalajara por Miedes de Atienza y pasa por localidades como Bañuelos, Casillas o Bochones para finalizar el tramo de El Destierro en Atienza.
Después el camino continúa dividido en diferentes tramos conectados entre sí que hacen referencia a diferentes episodios de la vida del Cid. Con ello se pretende facilitar su recorrido en varias jornadas recorriendo así de noroeste a sudeste ocho provincias, cuatro comunidades autónomas y cerca de 400 localidades en total.
Como señala Alberto Luque, gerente del Consorcio Camino del Cid el mayor atractivo de la ruta está en descubrir localidades, en su mayoría rurales, que conservan su ‘identidad’ medieval y que transportan al que las recorre a un tiempo pasado en parte desconocido, pero que es la seña de identidad de nuestra cultura e historia. ‘En la ruta tenemos ocho Patrimonios de la Humanidad de origen medieval, 39 localidades declaradas conjunto histórico-artístico, setenta espacios naturales, más de doscientos castillos y atalayas y algunos ejemplosde arte románico, gótico, islámico y mudéjar’.
Como explica el gerente, el recorrido está preparado para que el visitante pueda disfrutarlo de la manera que mejor se adapte a su forma de viajar. Así incluye cuatro modalidades de recorrido: una ruta senderista a pie homologada en su mayor parte como Sendero de Gran Recorrido (GR 160 – Camino del Cid); un recorrido para bicicleta BTT-MTB que recorre caminos rurales, senderos y carreteras secundarias; una ruta cicloturista que discurre por carreteras secundarias con poco tráfico y que divide el camino en tramos de entre 60 y 360 kilómétros unidos entre sí; y una ruta para vehículos a motor ideal para hacer escapadas de varios días. En las dos primeras modalidades el recorrido tiene una distancia de unos 1.500 kilómetros, mientras que, en las restantes, ese recorrido se amplía hasta los 2.000 kilómetros incluyendo ramales y pequeños desvíos para visitar puntos estratégicos relacionados con la figura del Cid y el periodo histórico en el que vivió.
Como destaca Alberto Luque, desde que se pusiera la primera señalización del Camino del Cid en 2003, se ha trabajado de manera constante en dotar a la ruta de todos los servicios para que sea atractiva al viajero adaptándose a todas sus posibles necesidades, desde una señalización que se renueva año a año, hasta la revisión constante de los itinerarios para su actualización, la creación de guías y tracks de ruta que facilitan información sobre el recorrido o la creación de una red con diferentes establecimientos hosteleros del recorrido para facilitar el alojamiento de calidad y con todas las garantías en las localidades por las que pasa. También han creado un salvoconducto en el que aquel que recorre el camino puede acreditar su paso por las diferentes poblaciones del camino, emulando así los documentos que en la Edad Media servían para asegurar el paso a los viajeros.
Como recomendación para planificar la visita y el recorrido es importante visitar la página web donde se encuentra toda la información sobre el camino y además se hace un repaso por la figura del Cid, sus mitos y leyendas. Aunque sin duda alguna lo que más merece la pena es la experiencia y sentir que Don Rodrigo Díaz de Vivar El Campeador sigue muy vivo aún después de muerto.
Ficha informativa:
Consorcio del Camino del Cid:
Dirección: Real Monasterio de San Agustín. Calle Madrid 24. Burgos
Teléfono: 947 256 240
Web: www.caminodelcid.org