El Correo de Burgos

VISITA REAL PRIVADA A BURGOS

La escapada de Felipe VI en Burgos con sus compañeros de la Armada

El Rey "disfrutó mucho" de una agradable comida y sobremesa en el restaurante Puerta Real con sus compañeros de promoción 

Felipe VI posa con Tasio y Paloma, responsables del restaurante Puerta Real de Burgos y el resto del plantel que atendió la comida con sus compañeros de promoción de la Escuela Naval. ECB

Felipe VI posa con Tasio y Paloma, responsables del restaurante Puerta Real de Burgos y el resto del plantel que atendió la comida con sus compañeros de promoción de la Escuela Naval. ECB

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B. OLALLA / BURGOS
Burgos

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La comida estaba organizada con tres semanas de antelación. 55 personas y reservadas la mayor parte de las mesas del prestigioso restaurante Puerta Real de Burgos. Tanto fue el sigilo que ni los responsables del restaurante burgalés, Tasio y Paloma, supieron quien era el invitado de honor de la comida hasta diez minutos antes."Yo creo que por eso salió tan bien", explicaba a este periódico Tasio Benito, jefe de sala y gran experto en vinos. El personal del restaurante, a los pies de la Catedral de Burgos, está acostumbrado a atender a todo tipo de personalidades que acuden sin distinguirse del resto de clientes, como prueba su libro de firmas de clientes distinguidos. Pero esa tarde de septiembre, antes de poder reaccionar se encontraron con los casi dos metros de SM Felipe VI saludando a sus compañeros de la Escuela Naval Militar de Marín y camino del comedor.La reserva del Rey se hizo para comer el sábado 24 de octubre 55 personas con un menú cerrado: el de Lechazo. Una opción que tiene una gran aceptación en portales como Trip Advistor. Hace poco más de un año, Felipe VI inauguraba la exposición de las Edades del Hombre y saludaba a los burgaleses a unos pocos metros del restaurante Puerta Real. Pocos meses después, libre del protocolo disfruto de una relajadísima tarde con sus camaradas de Marín. "Todo salió perfecto", rememora Tasio. No hubo el más mínimo problema con la comanda ni otra cosa más que "buen ambiente" y una comida muy entretenida entre amigos.Como suele ser habitual, en la inauguración de las Edades del Hombre Felipe VI se llevó un baño de multitudes en aquella visita institucional a Burgos. Pero, en cambio el pasado sábado quiso pasar inadvertido y tan sólo los clientes que se encontraban tomando el vermú pronunciaron algún que otro ¡Viva el Rey! al verlo entrar al restaurante más sorprendidos que emocionados.Sorpresa: Llega el ReyTasio Benito recuerda que una persona del dispositivo de seguridad del monarca les avisó de su llegada "diez minutos de reloj" antes de que accediera al restaurante, cuando ya muchos de sus compañeros de promoción habían llegado al Puerta Real y hacían tiempo hasta pasar al comedor. El único requisito que pidieron fue el de discreción hasta que concluyese el ágape.Posteriormente, como ha ocurrido en ocasiones similares se conoció la visita y su teléfono no deja de sonar con múltiples peticiones de información de los medios dedicados a la información del corazón.La sala donde comieron los compañeros de promoción de la Armada estaba abierta al público y, de hecho, una familia festejaba un bautizo a escasos metros de Felipe VI, que ocupó un asiento en la parte baja del comedor desde el que podía ver al resto de comensales de su grupo. Los compañeros de promoción del Rey se repartieron en varias mesas en la parte alta y en la zona inferior del comedor principal, todos con el mismo menú, que contaba con vino de Vivanco, Briones, de Briones, un enclave privilegiado de La Rioja Alta y que pertenece a los socios del restaurante, que fue del gusto de todos los comensales.Lomo de vacuno para el Rey y un poco de lechazoEl menú estaba cerrado de antemano desde hacía tres semanas: marisco de interior con morcilla, chorizo y otras perlas de la cocina más clásica y el lechazo marca de la casa. El Rey Felipe en un principio se decantó por un lomo de vacuno pero no pudo dejar de probar el lechazo porque tenía "muy buena pinta", según dijo.La sobremesa fue muy agradable, según explica Tasio Benito que vio a todos los comensales disfrutar de una comida de camaradería muy agradable, divertida y sencilla. El Rey Felipe le preguntó "¿qué tal todo?" y al final de la comida se ofreció a retratarse con el personal que atendió esta comida de fraternidad. Tras la comida y las fotos de rigor, Felipe VI firmó en el libro de oro del restaurante y dejó Burgos con tan poco revuelo como levantó en su discreta llegada.

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