MUNICIPAL
«Sensación agridulce» entre las trabajadoras sociales de Burgos tras alcanzar un acuerdo de mínimos
Agradecidas por la «movilización de los sindicatos», quieren seguir «sumando sinergias» para «mejorar las condiciones laborales de todo el personal» en el Ayuntamiento / Junto al resto de colegios oficiales, presionarán para cambiar la normativa autonómica
No es lo que esperaban, pero al menos se han atendido parte de sus reivindicaciones. Las trabajadoras sociales del Ayuntamiento de Burgos decidieron desconvocar la huelga prevista a partir del 3 de mayo después de que el equipo de Gobierno se comprometiese a negociar las mejoras laborales que el colectivo demandaba. De lo contrario, el parón se retomaría a finales de septiembre. Vencido el plazo, el acuerdo se ha formalizado y las aguas parecen volver a su cauce aunque en el colectivo predomine cierta «sensación agridulce».
En lo que a cumplimientos se refiere, el bipartito ha consolidado las ocho plazas prometidas. «Tampoco lo consideramos un logro porque venía en su programa electoral», señala María Jesús González en alusión al PSOE, que gestiona la Concejalía de Personal. Sea como fuere, detalla que los tres puestos que estaban pendientes de cubrir ya se han incluido en la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) para que «salgan por oferta de empleo público».
Dentro de este apartado, las trabajadoras sociales tienen una «espinita clavada» en relación a la bolsa de empleo del Ayuntamiento «por las condiciones del temario y del examen». Según detalla González, el procedimiento para acceder se asemeja a una «oposición» y eso «desanima a la gente a presentarse». Además, considera que se está «desaprovechando la bolsa del Colegio de Trabajadores Sociales» o la posibilidad de «contratar a través del INEM». Partiendo de esta base, cree que lo ideal sería formalizar algún «convenio» para facilitar la provisión de plazas.
Otro de los objetivos alcanzados, aunque sea entre comillas, es la prestación de servicios de atención psicológica para aquellas trabajadoras que lo requieran. No en vano, el colectivo sostiene que «el apoyo emocional se queda muy escaso» debido a su carácter «puntual». En este sentido, lo que se pedía era un tratamiento «de larga duración» en caso de ser necesario y no solventar el problema con «una o tres sesiones» a lo sumo porque «también necesitamos que se nos acompañe».
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Tal y como denuncian las trabajadoras sociales desde hace tiempo, los «riesgos» a los que se ven sometidas -sobre todo a raíz de la pandemia- tampoco se tenían en cuenta a la hora de valorar su puesto de trabajo. A este respecto, el año pasado se encargó un informe psicosocial cuyos resultados les fueron comunicados hace poco más de un mes. Sin embargo, «no se recogen en la valoración» y por tanto «no los vemos reflejados».
Llegados a este punto, las trabajadoras de los Centros de Acción Social (CEAS) saben que «la unión hace la fuerza». La protesta activa les ha servido para «empoderarnos» y por eso no piensan conformarse. De hecho, agradecen la «movilización de los sindicatos» y ofrecen su total respaldo a cualquier acción reivindicativa para que «se valoren todos los puestos dentro de la Corporación municipal».
El colectivo percibe un «sentir general de desazón y descontento» agudizado en aquellas áreas con «falta de auxiliares administrativos» y «servicios colapsados».
De puertas hacia dentro, el colectivo pretende seguir «sumando sinergias» para «mejorar las condiciones labores de todo el personal» en el Ayuntamiento. Solo así, puntualiza González, será posible defender «unos servicios públicos de calidad y una atención realmente cercana al ciudadano». En la actualidad, percibe un «sentir general de desazón y descontento» por múltiples motivos, principalmente en aquellas áreas con «falta de auxiliares administrativos» y «servicios colapsados».
Por otro lado, las trabajadoras de los CEAS burgaleses aunarán esfuerzos junto al resto de colegios oficiales de la Comunidad para exigir a la Junta de Castilla y León que promueva cambios en la «estructura organizativa» de la nueva Ley de Servicios Sociales. En definitiva, dejan claro que «seguimos siendo un movimiento» y que, a pesar de este acuerdo de mínimos, «no estamos muertas» sino bien activas para «seguir defendiendo los derechos sociales».
Protagonistas de un documental
La lucha de las trabajadoras sociales de Burgos tuvo su eco en Granada y en Madrid. También en la productora Canal de lo Social, que el pasado viernes se trasladó hasta el centro cívico de Capiscol para recabar testimonios que formarán parte de un documental centrado en estas movilizaciones.
Orgullosas de tener «voz» y de que la cinta sirva para «visibilizarnos», María Jesús González y sus compañeras aprovecharon la ocasión para «dar a conocer nuestra realidad» a través de la pantalla.