El Correo de Burgos

Del libro de tecnología a las ‘puntas’ y sin tiempo para respirar

Las enseñanzas profesionales de danza y música implican una dedicación diaria. Abarcan de 17 a 24 horas semanales. Se hacen en horario de tarde hasta los dos últimos cursos que son por la mañana y coinciden con Bachillerato  

Ana Torrequebrada (primera por la izquierda) junto a otros compañeros de la Escuela de Danza.-RAÚL OCHOA

Ana Torrequebrada (primera por la izquierda) junto a otros compañeros de la Escuela de Danza.-RAÚL OCHOA

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Burgos

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“Dos horas pueden parecer poco, para mi hija es tiempo de poder comer en casa al llegar del instituto y antes de ir al conservatorio”, explica la madre de una bailarina en ciernes que está estudiando tercero de la ESO mientras inicia segundo de Danza Clásica en Burgos. Tener que cursar, de repente Tecnología, cuando no lo había hecho en ningún curso anterior, ha supuesto un hándicap importante. Es la traducción a la ausencia de la situación de estudiantes que compaginan secundaria con estudios profesionales de danza y música. Mientras desde septiembre ha empezado a ir al Conservatorio para las horas de preparación física, aunque el nuevo curso arranca oficialmente hoy.En la maleta lleva el libro de tecnología. “Hemos tenido que comprarlo porque no sabemos que va a pasar y, aunque hemos pedido la simultaneidad, nos tememos lo peor”. En la otra mochila, la de danza, no pueden faltar las zapatillas de puntas que empieza a dominar, el maillot y todo lo que acompaña a una disciplina que exige dedicación y tiempo. De ese tiempo se recortan dos horas “por un absurdo, por una cuestión de nombres donde antes ponía asignaturas concretas ahora hablan de materias y no se sabe qué hacer”, explican los padres de niñas que acuden a danza en la Escuela Profesional ‘Ana Laguna’ de Burgos.“Yo creo que no son conscientes del esfuerzo que supone lo que ven en un espectáculo como el que abrió este año en Burgos el curso escolar”, explican desde el AMPA. El horario diario de estos alumnos puede equipararse al de un consejero o una ministra. A las 8.20 inician las clases en el colegio, de ahí que liberar signaturas de dos horas semanales como Educación Física, Música, Plástica o Tecnología suponga ganar tiempo para el estudio. “Son niños y niñas que aprovechan al máximo el tiempo”, explican quienes se convierten en taxistas para ganar minutos al reloj.Si acuden a cursos bilingües la cosa se complica. Educación Física en inglés deben asumirla como horario lectivo. La séptima hora de currículos excelentes o de refuerzo de asignaturas que también se ofertan en algunos centros refleja que pueden salir del instituto a las 15.30 horas. Las clases, desde primero de profesional a cuarto, arrancan a las cuatro de la tarde. En Bachillerato la exigencia es doble, en el instituto con el horizonte de la selectividad por delante. Y en el Conservatorio: 24 horas y media de clase a las que se asiste por la mañana. “Tienen que comer, arreglarse porque el moño es imprescindible, coger todo lo necesario e ir allí una media de cinco horas por la tarde”. Al volver a casa. “Hacer las tareas o estudiar lo que no haya dado tiempo”. De ahí que los padres de los niños que estudian danza profesional reivindiquen esas dos horas como fundamentales.“Son pequeños logros que no podemos perder, no se valora el esfuerzo que realizan, la dedicación”, explican algunos padres afectados. Denuncian que mientras no se reconoce la dedicación extra de estos adolescentes que destinan su tiempo libre a aprender a tocar un instrumento o nuevos pasos de danza, se abre la posibilidad de pasar de curso con asignaturas suspensas, aunque sea en casos específicos y con especial seguimiento. Ellos consideran que en la norma “no hay respeto por la cultura del esfuerzo”.

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