El Correo de Burgos

La impresionante colección de bicis antiguas de un peluquero burgalés

El burgalés Juan Miguel Uzquiza tiene una veintena de bicicletas centenarias, cuatro de ellas del siglo XIX / También colecciona piezas relacionadas con la bicicleta clásica como carteles, medallas, chapas o catálogos / El primer velocípedo lo adquirió con 16 años y aún hoy lo conserva

Uzquiza muestra dos de sus bicicletas más especiales. SANTI OTERO

Uzquiza muestra dos de sus bicicletas más especiales. SANTI OTERO

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La pasión de Juan Miguel Uzquiza por las bicicletas le viene desde niño. Tenía solo 16 años cuando consiguió su primera bicicleta de coleccionista. «Se trataba de una  Alcyon francesa, que ahora tiene algo más de un siglo de antigüedad», explica este burgalés que dedicó más de cuarenta años de su vida profesional a la peluquería y gran parte de su ocio al mundo de la bicicleta antigua.  

«Aquella bicicleta me costó 2.500 pesetas y yo solo tenía 1.500 por lo que tuve que pedir ese dinero ya que era una oportunidad única que no podía dejar escapar», comenta entre risas. Aquella pieza no fue comprada como objeto de coleccionista porque «sí que la solía usar», pero fue el pistoletazo de salida de una colección única en cantidad y en calidad. 

Modelo James Starley de 1873. SANTI OTERO

Modelo James Starley de 1873. SANTI OTERO

En su haber, este burgalés cuenta con casi una veintena de bicicletas, cuatro de ellas del siglo XIX y  el resto fabricadas desde los inicios del siglo XX y hasta los años 50. Algunos de los velocípedos más bellos y curiosos de esta impresionante colección son una James Starley de 1873. Conocida popularmente como Penny Farthing, se llamó así en relación al tamaño de dos monedas: el penique (Penny) y el cuarto de penique (Farthing), y es que el modelo contaba con un rueda delantera de gran tamaño y una trasera mucho más pequeña.

La joya de la corona de Uzquiza es sin duda una Rover Safety de 1884. «Se trata del primer modelo que se hizo en el mundo con ruedas simétricas y con cuadro de diamante», comenta. Apunta que «se trata del cuadro que ha servido para dar vida a las bicicletas posteriores». Un velocípedo único que en el mercado de antigüedades está altamente valorado económicamente. 

Catálogos de bicicletas de diferentes fabricantes. SANTI OTERO

Catálogos de bicicletas de diferentes fabricantes. SANTI OTERO

La más moderna de la colección es una bicicleta «de mujer» en estado original que «cuenta con la redecilla que se instalaba en la rueda trasera para que a las chicas no se les enredara la falda en los radios», apunta.

La bicicleta a España llegó «muy tarde».  Aproximadamente en los años 40», explica. «Se trataba de un producto de completo lujo al que podían acceder gentes de dinero como condes, duques o la propia realeza». Señala este especialista que «Inglaterra y Alemania fueron los países pioneros en la fabricación de bicicletas» y que en EE.UU. «si bien copiaron muchos de los modelos también hicieron aportaciones, en muchos casos estéticas». Cada fabricante «intentaba añadir mejoras a los últimos modelos».

Será con el modelo Rover Safety de ruedas simétricas cuando «arranque una producción más industrial de la bicicleta» porque «hasta ese momento era un objeto muy difícil de fabricar», apunta el burgalés. «La bici llega a más personas, pero sigue sin ser un elemento cotidiano para todo el mundo».  

Modelo Rover Safety de 1884. SANTI OTERO

Modelo Rover Safety de 1884. SANTI OTERO

Poco a poco, los fabricantes empiezan a incorporar mejoras sustanciales como «frenos en ambas ruedas», dejando atrás el freno de cuchara. También llegará la rueda neumática. Este fue un invento clave para la eficiencia de la bicicleta, ya que hasta entonces se usaban compuestos sólidos y madera, lo cual hacía muy incómodo el rodaje y limitaba la movilidad. «Muchas de las bicis antiguas solo se podían usar por hierba porque hacerlo por cemento era imposible y muy peligroso». 

La búsqueda

Encontrar piezas en buen estado y con más de un siglo de vida «no es tarea sencilla». El burgalés, ya jubilado, recorre decenas de ferias y viaja de aquí y para allá en busca de objetos únicos y de gran valor. «Una vez entras en este mundillo también tienes conocidos y personas que te ofrecen piezas o que te avisan de que han encontrado alguna cosa curiosa».

Algunos de los carteles que colecciona Uzquiza. SANTI OTERO

Algunos de los carteles que colecciona Uzquiza. SANTI OTERO

Se centra en piezas que «estén más o menos en buenas condiciones y con más de cien años de antigüedad». A lo largo de todos estos años también ha restaurado algunos velocípedos, en especial la pintura o la cadena. El burgalés también colecciona diferentes objetos relacionados con la bicicleta antigua. En su haber cuenta con miles de piezas como carteles de diversas marcas, de pruebas y de carreras, fotografías y postales, las chapas  que se colocaban en la parte delanteras de la bicis, medallas, ilustraciones, catálogos de las diferentes casa de fabricación y carburos. 

Uzquiza se dice «ciclista urbano» y es que sus desplazamientos diarios los realiza «siempre en bicicleta». De hecho, asegura que «de media cada año hago unos 4.000 kilómetros en bici». Eso sí, no lo hace en una bici centenaria sino en una moderna. Esas piezas las deja «para ocasiones especiales». En el punto de mira, Uzquiza tiene una Ernest Michaux. «Me gustaría conseguir una. Todo llegará». 

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