La Feria de la Tierra de Burgos se celebrará cuatro veces al año

Ni una voz más alta que la otra, cero prisas y buena sintonía entre los comerciantes. La tercera edición de la Feria de la Tierra regresaba al Monasterio de San Juan con su filosofía intacta pero, al mismo tiempo, con más efusividad que nunca ante la situación de crisis que ya empieza a golpear de lleno a (casi) toda la sociedad. Urge más que nunca concienciar a la ciudadanía sobre la necesidad de «generar riqueza allí donde se produce». Y Burgos, tal y como apunta su alcalde, Daniel de la Rosa, «tiene de todo». 

Acudía el regidor a la cita, de puesto en puesto, para hacer alguna que otra compra. También para avanzar que el Ayuntamiento se compromete a celebrar la Feria «por temporadas». Es decir, una en cada estación del año. Sobre todo para dar salida al «producto ecológico perecedero» aunque sin dejar de lado al resto de asociaciones y colectivos de comercio justo que participan en esta iniciativa. Teniendo además en cuenta que San Juan es un enclave «ideal», lo suyo será organizar cada encuentro «con tiempo» porque siempre está «muy demandado». 

Los participantes, aunque encantados, creen que podría elevarse aún más la apuesta. Lo corrobora Carlos Jaén, socio fundador de El Granero y enlace permanente entre productores locales del medio rural y consumidores de la capital. Tanto él como otros muchos ven más que factible que la Feria sea «semanal». Y subraya que «no estamos inventando nada» mientras cita el ejemplo de Zaragoza y su mercado agroecológico, siempre lleno y capaz de «generar conciencia». 

De lo que se trata, tal y como apunta Jaén, es de «volver a los mercados de toda la vida» y establecer «un puente entre la gente de la ciudad y de los pueblos bajo el paraguas de una alimentación consciente». Mientras aborda este asunto, con la cantante burgalesa Deb en vivo y en directo, defiende también la inclusión de «iniciativas artísticas y culturales». Al final, todo suma y «se crean redes que luego convergen en más proyectos». 

«Ejercicio de responsabilidad»

Si algo volvieron a comprobar muchos de los productores y comerciantes congregados en el Monasterio de San Juan fue que «en estos espacios la gente no mira el precio porque sabe que es una manera de colaborar con su comunidad». Gracias a este ejercicio de conciencia colectiva, las ventas del día «compensan» en cierto modo la «crisis energética», donde «la que peor parada sale es la alimentación porque no es una prioridad». 

Partiendo de este análisis de la realidad, Jaén tiene claro -al igual que el resto- que «ante la globalización, respuestas locales y unión ciudadana». Por eso no deja de insistir en que Burgos tiene ante sí la oportunidad de convertirse en un «referente de consumo» si se apuesta aún más por esta clase de eventos. 

De la Rosa, por su parte, aplaude el empeño y desempeño diario de toda esa «gente que produce por y para Burgos en clave de sostenibilidad» y la «máxima sensibilidad con el medio ambiente». Además, le parece imprescindible el trabajo que desarrollan muchas ONG's afincadas en la ciudad a la hora de «visibilizar» diversos productos que ayudan a «evitar la esclavitud infantil en el tercer mundo». 

Consciente de la importancia de que «todo revierta fundamentalmente al productor porque se pierden muchos márgenes de beneficio entre los intermediarios», el alcalde hace un llamamiento a la ciudadanía para que realice un «ejercicio de responsabilidad» apostando por el comercio de proximidad. No solo porque «en la calidad se nota la diferencia», sino también porque quienes están detrás de estos modelos de negocio «se molestan por la conservación y el desarrollo rural». 

«Un primer paso más que necesario»

Habitual en este tipo de citas, Jesús Garachana se pasaba a media tarde por la Feria de la Tierra dado su compromiso con quienes luchan por «potenciar la autonomía alimentaria de las personas y crean conexiones entre ellas». En su opinión, un evento de estas características debería situarse en una «dimensión más elevada», de tal manera que «no sea simplemente una pequeña exposición». No en vano, lo ve como «un primer paso más que necesario». 

Para Garachana, la generación de sinergias entre productores es más apremiante que nunca debido a «la situación global que estamos viviendo en España». En su opinión, «se empieza a ver que tanto el sistema político como el económico están fallando de raíz, de manera grave». Por lo tanto, «no queda más remedio que buscarnos las habichuelas y no esperar que nadie arregle la situación por nosotros». 

Con la inflación golpeando y la incertidumbre in crescendo, los responsables de El Granero han visto cómo el consumo ha caído porque «la gente se está apretando los bolsillos». No obstante, Jaén sitúa parte del problema en «cómo estamos priorizando nuestras necesidades», comprando «cosas que no necesitamos y dejando de lado productos tan importantes como las hortalizas, los huevos o las legumbres». Por todo ello, no duda en alentar el consumo responsable, de kilómetro cero, porque así «se dinamiza la economía local y revierte en la sociedad».