El Correo de Burgos

El HUBU atiende dos mordeduras de víbora en pleno otoño

Las altas temperaturas mantienen activas a las víboras que suelen salir entre mayo y septiembre. En lo que va de año se han atendido 12 ataques. Desde 2018, en que se activó el protocolo, han atendido 55 accidentes ofídicos

Aunque la mordedura haya sido en la mano, la infección puede alcanzar a todo el brazo como el de la imagen. El caso más grave se da cuando llega al tronco. 

Aunque la mordedura haya sido en la mano, la infección puede alcanzar a todo el brazo como el de la imagen. El caso más grave se da cuando llega al tronco. 

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Burgos

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El cambio climático deja un otoño caliente. Algunos empiezan a ponerle nombre propio, veroño. Y afecta a animales, plantas y seres humanos por igual. Cambia las costumbres. Por ejemplo, se siguen atendiendo mordeduras de víbora en octubre en el HUBU . En concreto dos en las últimas semanas. “No es lo habitual tener casos en octubre, pero las víboras son animales que salen al calor, estas altas temperaturas están haciendo variar sus costumbres y suelen aparecer con lo que se incrementa el riesgo de mordedura”, explica el coordinador del grupo de trabajo del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) sobre mordeduras de víbora y médico de Urgencias, Alejandro López.

Aunque se alarga el periodo, en 2019 por ejemplo llegó la primera en el mes de febrero, los casos se mantienen estables. Este año se han atendido, hasta la semana pasada, un total de 12 accidentes ofídicos en Burgos. En cinco pacientes se ha necesito inocular el antiveneno (ViperaTAb), de hecho, el más grave del año se ha producido este mes de octubre. “La evolución de casos atendidos depende un poco del año, este año hemos bajado un poco respecto al ejercicio pasado que, aun con más restricciones por la pandemia que este año, llegaron a Urgencias más casos”, explica el médico.

El protocolo de atención a accidente ofídico del servicio de Urgencias del HUBU ha atendido 55 mordeduras de víbora desde 2018. La evolución es muy similar. Los casos llegan en el inicio de la primavera y se mantienen hasta septiembre. Hay años que el primer caso llegó en febrero, otros como este en el que aún se ven casos en octubre. Pero lo habitual es que este tipo de casos llegue a Urgencias entre mayo y septiembre.

El ejercicio en que se registraron más mordeduras de víbora en Burgos fue en 2021 con 14 casos. En 2018 se atendieron 13, cifra que ya se roza este año. En 2019 se produjeron 10 accidentes y en 2020, el año del confinamiento ingresaron en Urgencias del HUBU seis personas por un ataque de víbora. López no tiene registro de lo que pasa en otras provincias, “sí que este año nos llamaron de Soria porque no tenían un protocolo establecido como en Burgos”. Su objetivo es que este tipo de accidentes de ingreso habitual por Urgencias tenga su propio grupo de trabajo en la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), como lo tienen otro tipo de dolencias que llegan a la puerta de urgencias de los hospitales españoles.

Protocolo de referencia nacional

La atención de mordedura de víbora en el hospital de Burgos dispone de un protocolo específico de seguimiento al paciente que es único en el país. Toda mordedura de víbora debe ser atendida o vista por un médico en cuatro o cinco horas. La atención arranca con el ingreso en observación, en la Unidad de Hospitalización de Corta Estancia durante unos tres días, para todo accidente ofídico.

Las primeras cinco horas son fundamentales. Se observa si la mordedura es seca o se ha inoculado veneno y se hace seguimiento de la evolución de la inflamación que produce. En caso de superar el grado 2 de envenenamiento se inocula el antídoto, ViperaTAb. Durante el tratamiento del dolor intervienen, en caso de menores, la UCI Pediátrica para hacer seguimiento de la intensidad del dolor de los niños y para tranquilidad de los padres. Los casos más graves se derivan a Cirugía Plástica. De ahí que haya un grupo de trabajo amplio que implica a la unidad de toxicología, Urgencias, Cirugía Plástica, Pediatría y UCI Pediátrica.

Este protocolo y el seguimiento uno a uno de los pacientes ingresados con toda la documentación de su evolución, forma parte de un manual de atención al accidente ofídico que prepara este grupo de trabajo del HUBU. Se une, también, el díptico con el protocolo de atención que van a distribuir por los centros hospitalarios de todo el país. “Tenemos cinco años de trabajo en esta publicación que vamos a sacar para finales de este año o principios del que viene y con el que distribuiremos a nivel nacional el díptico con el protocolo”, explica Alejandro López.

Se trata del primer manual sobre este tipo de atención a la mordedura de víbora que ha avanzado mucho en los últimos años y que ha llevado a mejorar los antivenenos que, si antiguamente podían generar más problemas que la propia mordedura, hoy son mínimas. “Es un tipo de antídoto muy diversificado, se puede utilizar para todo tipo de víbora europea, que son las que están presentes en la península, no es necesario, como sucede en Sudamérica, donde cada tipo de víbora tiene un antiveneno concreto, y los efectos secundarios son mínimos porque es como el Ferrari de estos antiofídicos”, señala el especialista del HUBU. Sólo extraen de la muestra de sangre el antígeno que reconoce el veneno, una selección muy minuciosa que reduce al mínimo los efectos adversos.

Grupo de trabajo internacional

Con la publicación del manual de atención al accidente ofídico, el grupo del HUBU espera seguir ampliando su red de colaboraciones a nivel nacional e internacional. El doctor Alejandro López volvió a Argentina en 2018 y allí, donde las mordeduras de víboras son mucho más graves, empezó a trabajar con herpetólogos y biólogos de Argentina, Panamá y Brasil, que están en constante contacto con este tipo de accidentes ofídicos. A partir de esa estancia empezó, con el doctor Callado, a definir ese protocolo que está a punto de publicarse. El grupo internacional de trabajo se ha ampliado a Costa Rica donde se producen los antivenenos que se suministran en toda Sudamérica. “Estamos intentado poder formarnos en venómica para seguir ampliando el conocimiento sobre el tratamiento de estos accidentes”, señala López.

Este seguimiento del accidente ofídico con protocolos específicos de atención es lo que permite identificar los casos en la provincia de Burgos. De ahí que puedan parecer muchos en comparación con otras provincias que "podrían tener el mismo número de casos, pero no se documentan de manera específica", añade Alejandro López. Aunque para entender el alto número de casos hay que mirar también a las características de la provincia. En Burgos están presentes las tres variedades de víboras que reptan por la península ibérica. Principalmente se encuentran entre las zonas de Sedano, Montes Obarenes y la Demanda y Urbión. Pero no es de extrañar que aparezcan paseando por Fuentes Blancas. Estas tres especies son la conocida como víbora hocicuda (Vípera latastei), víbora áspid (Vípera aspis) y la subespecie Seoane o Cantábrica (Vípera seoani). No tienen un veneno de acción grave, como puede pasar con las víboras en Asia o Sudamérica, pero pueden generar problemas por la inflamación que produce la introducción del veneno en el organismo.

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