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Trazos que buscan la luz para huir del terror

La exposición ‘Artistas ucranianos por la paz’ está en la Casa de Cultura de Gamonal hasta el 29 de noviembre. 

Posan con sus obras Sofía Pavón, Anzhelika Svirska y Olesia Kotelevska. Les acompaña Virginia, una voluntaria del equipo que porta el cuadro de Olena Hontar. TOMAS ALONSO

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Burgos

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Luz entre la oscuridad. Es esa luz que buscan los animales del cuento de Olesia Kotelevska. La misma que un soldado del Batallón Azov mira en la fotografía de Dmytro Kozatskyi, conocido como Orest, que reproduce Oleksiy Shekshuev en una de las pinturas que conforman la muestra Artistas Ucranianos por la paz que se puede ver en la Casa de Cultura de Gamonal hasta el próximo 29 de noviembre.

Recreación de Oleksiy Shekshuev de las imágenes del fotógrafo del Batallón Azov. TOMÁS ALONSO

Es la continuación de la muestra que pudo verse en Factoría del Barco en el mes de mayo. «Ha habido cambios, esta vez no tenemos solo laminas, tenemos los cuadros porque muchos de los artistas que entonces estaban en Ucrania, hoy están refugiados en países europeos», señala Anzhelika Svirska, ucraniana afincada en Burgos, y coordinadora de la muestra. Es el caso de lso cuadros de Kisilov dedicados al Batallón Azov. En la anterior muestra aun pintaba bajo las bombas, hoy está refugiado en Portugal y ha podido enviar los cuadros.

A horas de la inauguración está  acompañada por Sofía Pavón, su hija que estudia en la Academia Provincial de Dibujo, y dibuja «por placer, en cada momento del tiempo que tengo», explica la joven. Colores vivos y mucha luz. Esta convencida que este tipo de exposiciones «así la gente ve que aun en los peores momentos la gente piensa en el lado bueno de las cosas».

En la muestra esta presente también la visión de los ucranianos acogidos en Burgos. Es el caso de Nadiia Samokhina, el gran apoyo de Anzhelika en la anterior muestra. Recrea con luz de esperanza y veladuras de ensoñación la provincia que le ha acogido. Reconocible el arco de Santamaria, los campos de Castilla o la Feria de las Flores  por el centro de la ciudad. «Tiene muchas piezas pero esta vez no nos ha podido ayudar con la exposición más que con sus pinturas porque ha encontrado trabajo en Málaga y se ha ido allí», explica Svirska. La distancia no rompe la amistad forjada en Burgos. El caso de Samokhina es un ejemplo de la trashumancia obligada de los refugiados ucranianos.

Pero Anzhelika no está  sola. Cuanta con Olesia Kotelevska. Diseñadora gráfica profesional llegó de Zaporizhzhia a Polonia, de allí a Barcelona, acogida por una familia, y, en el siguiente paso de refugiado, llegó a Burgos. «Me ha ayudado mucho con el diseño de la cartelería, de la muestra  y nos ayuda a crear un acceso digital con el móvil para que el visitante pueda ponerse en contacto con el artista correspondiente si un cuadro gusta o no», explica la coordinadora de la exposición.

Muestra también uno de sus últimos trabajos editoriales, un libro infantil donde el protagonista busca la luz y la esperanza. En la muestra está  también el simbolismo y los jeroglíficos de tradición ucraniana de Masha Kruts que en España ha recuperado la luz y el gusto por el color. Alguno de los colaboradores de ‘Pintar bajo las bombas’ siguen en Ucrania. Es el caso de Maksym Kisilov que sigue pintando bajo las bombas y cuyas láminas ha sido algo complicado de acercar a España. Llegaron a tiempo.

Cuadro de Maksym Kisilov, que sigue mostrando a través de su arte, la situación que vive a diario en Ucrania. TOMAS ALONSO

Como  «Hay una gran variedad de artistas ucranianos porque hay una tradición milenaria que inspira a artistas contemporáneos que crean a través de arte historias de esperanza y de futuro en medio de un momento tan cruel», señalan.