Un burgalés entre los seis mejores banqueros promesa de España
Omar Morales García, candidato a mejor banquero promesa de España por Citiwire, analiza la situación del sector financiero y cómo se adentró en este mundo. Considera que tras un ahorrador hay un potencial inversor pero “falta educación financiera, no hace falta ser millonario para invertir”
Cuando el burgalés Omar Morales García empezó a estudiar Administración y Dirección de Empresas (ADE) en la Universidad de Burgos ya le llamaban la atención los mercados, la bolsa y las inversiones. A penas dio la materia en alguna asignatura, cuando tuvo oportunidad, eligió Renta 4, un banco de inversiones (Calle Vitoria, 28), para realizar las prácticas. Al terminar se incorporó a la plantilla de un banco que ya suma 30 años de actividad en Burgos. Y allí lleva diez años poniendo el foco de toda la información financiera que atesora a las necesidades del cliente donde, recomienda, mirar más a largo plazo que a corto. Y dejarse asesorar. Un perfil que le ha permitido ser candidato a Mejor Banquero Promesa entre los jóvenes menores de 35 años en activo en España. El próximo 3 de noviembre se dilucidará el ganador en una gala en Madrid, pero Omar Morales ya se siente afortunado con estar en la lista.
Pregunta.- El premio de Citywire establece una primera votación entre los profesionales. ¿Qué supone haber sido elegido finalista entre compañeros?
Respuesta.- Simplemente ser finalista es todo un orgullo. Porque te han votado compañeros, compañeros de entidad, colegas de profesión. Se vive con agradecimiento e ilusión y simplemente estar entre los finalistas es un punto a favor. Luego también respalda un poco tu trabajo y pone en valor la banca privada en capitales de provincia. La gente tiende a pensar en una gran ciudad como Madrid o Barcelona, pero en provincias más pequeñas, donde parece que nunca pasa nada, también la gente puede tener un asesor profesional.
P.- ¿No has necesitado salir de Burgos para encontrar tu profesión?
R.- Estudié ADE en la UBU. Empecé a hacer prácticas en Renta 4 por suerte y antes de terminar la carrera me contrataron para trabajar aquí. Voy a hacer ya diez años y tenía claro que quería seguir aquí en Burgos. Bueno, es cierto que nunca sabes dónde te va a aparecer una oportunidad laboral, y en mi caso no tenía esa necesidad imperiosa de salir fuera.
P.- ¿Cuándo empezaron a interesarte las finanzas, las inversiones y todo este mundo?
R.- Sí que es cierto que no es algo que en los estudios se vea demasiado. Alguien que estudia ADE está más enfocado a estar en el departamento financiero de una empresa, montar una empresa. Pero todo esto de la bolsa, Ibex 35 me llamaba la atención. En la carrera di una asignatura relacionada un poco con esto. Había oído hablar de Renta 4 que no se dedicaba a lo habitual. Entonces que la gente miraba a los bancos y cajas para hacer las prácticas, yo miré ahí. Y desde entonces.
P.- ¿Era como esperabas?
R.- Una vez que entras es un mundo que o te apasiona o le odias porque es un mundo bastante incierto. Vivimos en la incertidumbre constante. Hay que saber convivir con que no sabes lo que va a pasar mañana. Pero eso mismo es lo que lo hace apasionante.
P- ¿Qué busca un inversor en Burgos? ¿Hay muchos?
R.- Burgos tiene un punto a favor, no tiene un desempleo elevado. Ayuda a que la renta per cápita es alta. Hay un tejido industrial potente. Hay escenarios, es una plaza donde hay ahorro. Pero el problema es que no hay mucha inversión. De manera genérica en España hemos sido más ahorradores de plazos fijos, de ir al banco y a los x meses retirar con los intereses. Y ya. Hay escasez de educación financiera y vemos la inversión como un mundo peligroso, azaroso, como que sea el casino, como que lo vas a perder todo. Y no es así. Hay que desmitificar todo este mundo. No hace falta ser millonario para invertir, a partir de cantidades requetepequeñas se puede empezar.
P.- Pero hay riesgo, más que un depósito.
R.- Hay que escuchar y adaptarse a cada cliente. En Renta 4, que somos una entidad independiente, nos movemos por lo que cada cliente necesita no por productos que te den más o menos prima o que el banco necesite impulsar. Nos sentamos con el cliente, vemos las opciones que hay de rentabilizar sus ahorros, dejando claro que pasamos de algo garantizado por un depósito, al terreno de lo no garantizado. Pero eso no significa que lo vaya a perder todo. Si invertimos de manera sensata, diversificando y asumiendo riesgos que se pueden asumir por el cliente, la rentabilidad siempre va a ser mayor que un depósito.
P.- ¿Las empresas también pueden acudir a este modelo?
R.- Las empresas tienen que saber que no sólo tiene pedir prestado para crecer a una entidad financiera. Pueden acercarse a los mercados financieros a buscar financiación. Y Burgos en ese aspecto las empresas tienen muchas oportunidades de financiarse en los mercados. Pero hay que llegar a ellas y explicarles cómo porque siempre se han guiado más por la fórmula tradicional. Y es un campo de crecimiento interesante.
P.- ¿Es un mundo desconocido?
R.- Es que no se ha enseñado. Se tiende a ir al banco para todo y creo que hay que empezar a discernir dónde ir. Cuando tienes un problema médico vas a un especialista de la zona donde te duele. Si tienes una duda jurídica laboral, vas a un abogado laboralista y no penalista. Aquí es lo mismo. El problema es que tendemos a ir al banco para todo. Par invertir, para un seguro, para una hipoteca… para todo. Es también nuestra labor, de acercar esos servicios, transmitir la formación financiera a los clientes y es lo que tratamos. Es un trabajo lento pero progresivo porque los clientes que llegan, siguen confiando en nosotros.
P.- La imagen de los inversores es un teléfono siempre sonando, varias pantallas, muchas voces y gente sin corazón. Así se ve en El Lobo de Wall Street y, más recientemente, en la serie Devils. ¿Es una imagen real?
R.- Esa imagen se aleja mucho del día a día de la oficina nuestra, pero de la banca en general. A corto plazo las noticias mueven mucho las cotizaciones de una acción o la valoración de determinados productos financieros. A corto plazo es un lugar donde prima la esquizofrenia y muchas veces nada tienen sentido. Por eso vamos a largo plazo. El problema es que nos acercamos a este mundo queriendo ganar dinero muy rápidamente. De hoy para mañana. Y eso suele conllevar un tiempo. Eso hay que trasladarlo muy bien y hay que mirar un horizonte temporal largo. Porque este año es muy malo, pero los anteriores ha sido muy bueno y lo que nos interesan son rentabilidades medias positivas. Y todo esto está muy alejado de lo que se ve en las películas.
P.- ¿Qué valor cotiza más alto en los asesores financieros?
R.- La confianza, el respeto el asesorar en función de las necesidades de quien tienes en frente. Cuando nos reunimos con alguien, vemos cuál es su situación personal, laboral, que necesidades va a tener, qué quiere invertir… La primera pregunta con la que llegan es cuánto van a ganar, cuando es la última. Buscamos relaciones a largo plazo con los clientes. Vamos a construir algo poco a poco. Lo que sí planteamos con un cliente es el horizonte temporal en el que se va a conseguir. Para eso buscamos cuánto tiempo puede asumir el cliente sin que esa cantidad le haga falta porque igual cuando lo necesite vale menos. Puede ser una rentabilidad a dos o tres años, si es tolerante al riesgo vamos a 5 ó 6 años. Y hay veces que llega en tres, a veces en siete no tenemos una bola mágica de lo que va a pasar. pero al hablar a largo plazo el porcentaje de error se acerca al cero. El cortoplacismo hay que quitarlo y hay que mirar a largo los objetivos. Y estar siempre disponibles para ellos, para atender dudas o lo que necesiten. Hay una necesidad de que la gente se acerque a los mercados, pierda ese miedo de dar el salto de ahorrador a inversor y en ese salto nosotros le podemos acompañar.