Las entidades sociales de Burgos necesitan voluntarios «comprometidos en el tiempo»
Tras una oleada de ofrecimientos de ayuda durante la pandemia, el interés por el voluntariado «se ha disipado» / Apuntan que muchas personas buscan un «voluntariado puntual» pero que las entidades «necesitan compromiso»
Las entidades sociales de la capital burgalesa han puesto de manifiesto la necesidad de contar con personas voluntarias «comprometidas en el tiempo». Así lo apuntó Esther Catalina, técnico de la Oficina de Atención al Voluntariado del Ayuntamiento de Burgos en 'Desayunos en la oficina’, un acto que sirvió para presentar a los medios de comunicación una guía de buenas prácticas en el tratamiento de la información sobre voluntariado.
Si bien la pandemia supuso un «torrente» de ofrecimientos de colaboración en diversas entidades de la ciudad, con el paso del tiempo «el interés por ayudar y hacerse voluntario se ha acabado disipando».
Sin duda «ha habido un cambio en el perfil del voluntario», especialmente en cuanto a la permanencia en los proyectos o acciones en los que participa. «Muchas personas ahora buscan realizar un voluntariado puntual y aunque las entidades debemos adaptarnos a las nuevas formas de hacer voluntariado, la realidad es que preparar y acompañar a una persona para ser voluntaria requiere de un cocinado a fuego lento».
Y es que hacerse voluntariado no es cuestión de ‘llegar y besar el santo’. «El acompañamiento inicial para preparar y capacitar al voluntario para la labor que va a desarrollar es fundamental», señalan desde las entidades. «Formar a las personas es un proceso costoso porque requiere mucho tiempo y esfuerzo», apuntó Catalina.
Precisamente por eso, las entidades buscan un compromiso, al menos, a medio plazo. «No se trata de dedicar cuarenta horas semanales a un proyecto si no que ese compromiso, aunque sea de una o dos horas semanales, sea estable en el tiempo», explican.
La realidad es que las entidades necesitan voluntarios y especialmente en áreas como «discapacidad, tercera edad o en la prisión», explicó Catalina. Y es que «el interés por ayudar se ha diluido en parte porque estamos ante una sociedad individualista, que ha perdido de vista lo colectivo». Y además, «en algunas ocasiones, los perfiles de las personas no se ajustan a las necesidades de la entidades».
El perfil del voluntario también ha cambiado en cuanto a la edad. «La media de edad ha pasado de estar en la treintena a los 42 años», asegura Catalina. Lo que no varía es que la figura del voluntario «sigue siendo eminentemente femenina».
En cuanto a los más jóvenes, la técnico explicó que «por norma general quienes muestran interés por hacer un voluntariado son estudiantes de grados sociales», pero que «la mayoría lo desarrolla el tiempo que duran sus estudios». Después, una vez entran en el mercado laboral, «dejan el voluntariado». «Cuando pedimos continuidad, el interés por el voluntariado se diluye», sentenció Catalina.
De cara a las administraciones públicas, la técnico pedía «un mayor reconocimiento para las entidades» y que se les dé «la visibilidad que merecen».
Buenas prácticas
Desde hace cinco años, doce entidades de acompañamiento desarrollan ‘Desayunos en la oficina’, un espacio de « reflexión», con el que pretenden abordar en equipo «diversos teman que nos inquietan y en los que queremos mejorar». Cada año «dedicamos los desayunos a un tema», explicó Catalina y en esta ocasión se ha centrado en «la relación de las entidades sociales con los medios de comunicación».
Hace unos años, la Oficina de Voluntariado desarrolló un estudio entre las entidades porque «supimos que había una inquietud por abordar la relación con los medios de comunicación y la necesidad de crear un manual de buenas prácticas tanto para entidades como para medios».
Así ha surgido ‘A vista de pájaro’, una guía con la que «acercarnos a los medios y que ellos cuenten con herramientas para elaborar sus informaciones sobre voluntariado».