COCINA BURGALESA CON ESTRELLA MICHELIN
Alejandro Serrano: «Era impensable hace dos años. Ahora queremos ir a por más estrellas»
El 'enfant terrible' de la gastronomía española celebra el mantenimiento de un galardón que pone a Miranda de Ebro en el mapa / En 2023 reformará su restaurante para que «el cliente tenga una dimensión mucho más personalizada y mucho más íntima»
El niño prodigio de la gastronomía española se mantiene en el podio y Miranda de Ebro se enorgullece de su estrella Michelin. Alejandro Serrano no nació con un pan bajo el brazo pero casi. La cocina siempre fue su hogar, aprendió de la familia y con tan solo 22 primaveras abría su propio restaurante. Lo hizo cuatro meses antes de la pandemia, de la que pudo salir airoso, y apuntando maneras en citas de renombre como Madrid Fusión.
Dos años después, a comienzos de 2022, Serrano se alzaba con el reconocimiento que todo chef ansía. El más joven en conseguir la codiciada estrella y el primero de Miranda. Algo «impensable», confiesa, cuando puso en marcha el proyecto más importante de su vida.
Alejandro Serrano, hablamos del restaurante, ha logrado mantener su marchamo. Gracias a esta «consolidación», confía en seguir poniendo a su ciudad en el mapa. Su particular fusión entre la cocina tradicional castellana y atípicos sabores del mar por estos lares ha seducido a los comensales y la crítica especializada. Lo sabe, pero no presume de ello. Prefiere centrarse en lo que mejor se le da. Sin estancarse, siempre en busca de nuevos conceptos con los que sorprender y conquistar.
Tras un año dulce, inmejorable se mire por donde se mire, Serrano encara 2023 con «ambición». El «sueño» compartido con su equipo no es otro que «ir a por más estrellas». Para ello, acometerá una reforma en el local de la calle Alfonso VI para que «el cliente tenga una dimensión mucho más personalizada y mucho más íntima del restaurante».
No pasa por alto el enfant terrible de la cocina mirandesa el hecho de que la estrella Michelin le ha permitido establecer una clientela «bastante fija» de los territorios colindantes, sobre todo del País Vasco, Cantabria y La Rioja. De esta última región, por cierto, suele recibir a «gente de otros países que viene a conocer bodegas». Dispuesto a seguir labrando su futuro desde tan prometedor presente, Serrano se enorgullece de que Miranda ocupe un puesto de referencia en el panorama culinario.
Echando la vista atrás, no cabe duda de que se curtió con los mejores. En primer lugar, de la mano de sus padres en el restaurante familiar del que se enamoró en cuanto tuvo uso de razón. Después, dejándose el alma y la piel en las cocinas de Mario Sandoval (Coque), Eneko Atxa (Azurmendi) o Dabiz Muñoz (Diverxo).Culminado su proceso formativo, tuvo claro que quería -y podía- volar en solitario.
A base de esfuerzo, el tiempo acabo dándole la razón. No en vano, conserva esa humildad que siempre desprenden sus palabras. Podría permitirse el lujo de pecar de arrogante, pero nada más lejos de la realidad. De lo único que se le puede culpar es de ser un currante nato que aspira a volar manteniendo los pies en la tierra.