Extrema izquierda contra extrema derecha. Las ideologías radicales provocaron la batalla campal antes del Burgos CF-Zaragoza
Violentos ultras de la extrema izquierda y de la extrema derecha se enfrentaron a puñetazos, arrasaron la terraza del bar Oslo para arrojarse las sillas y mesas entre sí y hasta se dispararon cohetes hacia los rivales
La radicalización de la política que tanto fomentan diferentes sectores ideológicos se ha colado en el fútbol haciendo revivir momentos que deberían estar olvidados en el deporte y cada vez son más frecuentes los enfrentamientos entre ultras de ideologías extremas y enfrentadas con la excusa de un partido de fútbol.
Burgos no se libra de que los grupúsculos radicales hayan contaminado las gradas de El Plantío confundiéndose con una afición modélica que condena la violencia y la intolerancia que despliegan este tipo de ultras radicalizados y organizados en redes.
Este domingo, un simple partido de fútbol entre el Burgos CF y el Real Zaragoza llegó precedido de una patética batalla campal entre la extrema izquierda y la extrema derecha. No se trata de rencillas deportivas ni de ninguna otra justificación para la pelea que las ideologías opuestas y el común ansia de violencia que presentan estos individuos a los que las fuerzas del orden tratan de identificar. De hecho, un enfrentamiento por causas ideológicas podría ser considerado y penado como un delito de odio, además de la alteración del orden público y los daños causados entre los propios violentos que se pelearon y al bar que arrasaron.
Los ultras burgaleses que acudieron con la intención expresa de pelearse con los radicales zaragozanos, están asociados a la extrema izquierda y, al parecer, se reforzaron con individuos de otro grupo radical de Pamplona vinculado al independentismo abertzale y de extrema izquierda denominado Indar Gorri al que se le relaciona con peleas ante ultras de ideología contraria seguidores de los equipos contra los que juega Osasuna. La vinculación de la extrema izquierda más radical de Burgos con grupos similares del entorno abertzale más violento no es nueva y se han identificado estas relaciones en sucesivos disturbios que han tenido lugar en Burgos.
Ciertos grupos antisistema de Burgos se han significado activamente, por ejemplo, en su apoyo a los detenidos por la brutal agresión a dos guardias civiles en Alsasua. Hasta el punto de que la concejal de Imagina Burgos Antea Izquierdo, cara visible desde el Ayuntamiento durante un tiempo de esta tendencia política, acudió a varios plenos municipales con una camiseta en la que podía leerse 'Je suis Altsasu' (Yo soy Alsasua) en respaldo a los condenados por ese intento de linchamiento.
Diversas fuentes enfocan al grupo burgalés denominado Resaca Castellana con estos incidentes. Cabe señalar que este grupo se ha mostrado contrario al sistema de acceso con huella digital al estadio de El Plantío.
Desde Zaragoza y Pamplona, a pegarse en Burgos
Desde Zaragoza acudieron los ultras del grupo llamado Ligallo, que profesan la ideología contraria y han mantenido peleas similares recientes contra grupos también radicales en Santander o Getafe. Parece ser que Indar Gorri tiene una rivalidad extrema con Ligallo Fondo Norte del Real Zaragoza, entre otros grupos de ultras. Así que unos y otros, concertaron a través de las redes sociales la pelea. Con sitio y hora: a las 10:00h del domingo en la plaza del bar Oslo, protagonista involuntario de un enfrentamiento entre violentos.
Efectivos de la Policía Nacional de Burgos pudieron separar e identificar a 47 miembros de Ligallo que fueron enviados a Zaragoza en un autobús antes de que diera comienzo el partido, mientras que siguen tratando de localizar a los ultras radicales burgaleses, para lo que el vídeo de la pelea y el análisis de las cámaras de vigilancia de la zona tendrá mucha utilidad.
Si les ponen cara, nombre y apellidos, el club blanquinegro está dispuesto a expulsarlos como socios si es que, realmente lo son o simplemente aprovecharon el partido para lanzar una batalla ideológica. El Burgos CF está obligado a tomar represalias porque en el deporte no se consienten este tipo de actitudes violentas que eventualmente podrían desencadenarse dentro del estadio de no aplicarse medidas para evitarlo.