Desabastecimiento en las farmacias: los farmacéuticos pierden 5 horas buscando medicamentos
Los farmacéuticos se centran en buscar el medicamento recetado o plantear alternativos similares en coordinación con el médico. Colegio de Farmacéuticos y de Médicos trabajan en red para trasladar los excipientes con problemas
Igual que la falta de chips ralentiza la producción de nuevos vehículos y arrastra consigo a grandes factorías auxiliares, la falta de la materia prima para elaborar el excipiente que genera la amoxicilina, altamente demandad en niños ante la triple pandemia de covid, gripe A y sincitial (más conocido como bronquiolitis), ha saltado la alarma. Pero la falta de algunos medicamentos en la farmacia no es algo nuevo. En el Colegio de Farmacéuticos de Burgos estiman que los profesionales de farmacia de la provincia destinan cinco horas a la semana en el rastreo de alternativas a los medicamentos que se prescriben.«Tratamos por un lado de suplir el desabastecimiento buscando laboratorios para generar pedidos de lo que no tenemos, buscar en otros lugares si hay disponibilidad o llamar al médico para solicitar una alternativa si no lo encontramos y, por otro lado, explicar la situación al paciente», señala el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Burgos, Miguel López de Abechuco. Recuerda que el farmacéutico no puede plantear alternativas por sí mismo, «es una prescripción médica, pero hacemos todo lo posible por solucionar el problema y explicar al paciente que se encuentra mal y busca una solución, decirle que no hay, es un problema y más si tiene que ver con niños tan pequeños como nos está pasando ahora».El pico de actividad en Urgencias pediátricas y en la planta de Pediatría del Hospital Universitario de Burgos y la ristra de consultas por problemas respiratorios en las consultas pediátricas de atención primaria llegan a la farmacia. En el hospital reconocen un «aumento de la incidencia de virus respiratorios entre la población pediátrica» que ha llevado a crear un plan de contingencia para la «reorganización de recursos humanos y materiales para ampliar los espacios de atención a pacientes en hospitalización, cuidados intensivos y urgencias». Entre las medidas, la elevación de pacientes mayores de 14 años a las plantas de la especialidad por la que están ingresados en el HUBU y liberar así camas de pediatría hospitalaria.Los expertos recuerdan que la ausencia de virus respiratorios durante los más de dos años que el uso de mascarilla ha sido generalizado, ha dejado sin inmunidad de rebaño a los más pequeños adelantándose por un lado los virus de gripe, siendo la A la que más virulencia está demostrando en las últimas semanas, con incidencia de patología COVID y el virus sincitial que deriva en bronquiolitis especialmente preocupantes en los bebés.«Hay un pico muy alto en críos, hay muchísima gripe, covid y mucha patología respiratoria especialmente en menores de dos años, son niños muy pequeños y, cuando no hay producto que le ha recetado el médico, los padres, cómo es lógico, se preocupan buscan una solución y si no la encontramos tenemos que volver a llamar al médico», explica Abechuco. Un panorama que no es exclusivo de Burgos ni de Castilla y León ni del país, es una situación que se dá en todo el mundo. «En Estados Unidos hay una situación muy similar y, en este mundo globalizado, donde unas pocas fábricas elaboran productos para todo el mundo es donde, en estos picos de demanda, se genera cuello de botella», explica el farmacéutico.Así, amoxicilina para niños había por demás en tiempos de pandemia y mascarilla y hoy «hay, pero no tanto como se necesitan, igual pides 20 y te llegan dos». Y lo que ya plantean los médicos es prescribir alternativas. Cefalosporinas en jarabe y otros productos similares como acitomicinas en jarabes para superar el pico de demanda. «En tres años hemos tenido antibiótico infantil muchísimo, no había infecciones no había demandas, en cambio no había mascarillas», recuerda Abechuco.Otro de los productos altamente demandados en estos casos de bronquiolitis especialmente, es el ventolín. Un producto que Glaxo emite a todo el mundo desde su fábrica en Aranda y que, por el momento, no hay desabastecimiento. Un sistema de alertasPara ahorrar los tiempos en la búsqueda de medicamentos y avisar a los doctores de ciertas roturas de stock farmacéutico las entidades colegiales de farmacia utilizan la inteligencia artificial para lograr coordinar todo el proceso desde el mismo momento en que un médico rellena la receta. Se trata de una herramienta digital donde cada farmacéutico introduce los medicamentos que le llegan o cuántos dispone, y el consejo general de farmacia elabora los listados semana a semana de estas carencias. «Por un lado nos permite saber las zonas con carencias y qué otras zonas pueden no tenerla, pero, sobre todo, nos permite comunicar al colegio de médicos los productos en situación de desabastecimiento para que los doctores lo tengan en cuenta a la hora de prescribir la receta», explica el presidente del Colegio de Farmacéuticos.