MUNICIPAL
Vecinos y comerciantes denuncian el eterno «abandono» de la plaza Vega
Pese a sus quejas, el tráfico rodado en zona peatonal sigue dañando el pavimento e impide los trabajos de limpieza / Algunos coches «pasan a toda velocidad» y no se respetan los horarios de carga y descarga
«El abandono que sufrimos no solo depende del Ayuntamiento que hay ahora mismo. También depende del anterior, del anterior, del anterior...». Así resume un comerciante de la plaza Vega el hartazgo de los vecinos tras décadas de inacción municipal en «una zona tan emblemática para la ciudad». No es la primera vez que se quejan. De hecho, sus reclamaciones a título individual han llegado en infinidad de ocasiones al 010, pero las reivindicaciones parecen caer en saco roto una y otra vez. Aún así, mantienen la esperanza de que se tomen medidas en cada uno de los frentes abiertos.
Si algo genera especial malestar en la zona es el tránsito constante de vehículos desde la plaza aunque «el acceso en teoría es peatonal». Una señal claramente visible así lo indica, permitiendo tan solo la entrada de vehículos para carga y descarga de 8 a 11:30 horas en días laborables. Y aunque deberían hacerlo en la calle San Cosme, lo cierto es que aparcan en medio de la plaza y en cualquier momento, «durante toda la mañana y toda la tarde subiéndose en la acera para descargar».
Algo similar ocurre en el tramo de la calle Hospital Militar que conecta con la plaza Vega, sobre todo desde la reciente retirada de la señal de zona peatonal que únicamente permitía el acceso a garajes. Ahora, el tráfico se ha multiplicado en este paso tan estrecho y «muchos coches salen a ciegas», lo que a juicio de este comerciante supone «un peligro para los peatones» que corrobora Paloma Santamaría, vecina del barrio, cuando señala que algunos «pasan a toda velocidad» y ya se ha producido algún que otro «susto».
Cuando los vecinos llaman al 112 o al 092, lo que suele ocurrir es que «la Policía viene, pone un par de multas y se va».
Volviendo a la plaza, teóricamente peatonal, Santamaría denuncia además la presencia constante de turismos que estacionan para realizar gestiones rápidas. También le enfurece comprobar que no se respete el horario de carga y descarga y toparse con furgonetas a un palmo de su portal, lo que dificulta las salidas y entradas -más aún con el carro de la compra o con una silla de paseo infantil-. Y aunque tanto ella como otros vecinos llaman habitualmente al 112 o al 092, lo que suele ocurrir es que «la Policía viene, pone un par de multas y se va».
Con el paso de los años, el tráfico rodado sin control y fuera de los horarios establecidos para carga y descarga ha propiciado daños en el pavimento. «El suelo está reventado porque no está preparado para un tránsito tan continuo de coches», manifiesta el propietario de un local que el año pasado tuvo que acometer una obra de lo más aparatosa porque el peso de los camiones hundió una tubería subterránea.
Por si fuera poco, los servicios de limpieza se ven muchas veces atados de pies y manos a la hora de adecentar la plaza porque «las máquinas no pueden pasar». De igual manera, tampoco es raro que los contenedores se encuentren a rebosar. Lo peor de este panorama, reconoce Santamaría, es que «en verano se acumulan las basuras y no hay quien pase».
Por todos estos motivos -el de la inseguridad nocturna es otro cantar-, tanto los vecinos como los comerciantes de la plaza Vega solicitan encarecidamente al Ayuntamiento que ponga fin al tránsito desmedido de vehículos para que se puedan acometer los trabajos de limpieza con total normalidad.
La comunidad de vecinos del edificio en el que Santamaría lleva toda la vida residiendo coincide en la necesidad de no tirar la toalla y seguir denunciando la situación, pero llegó la crisis sanitaria del Covid y, de repente, todo «se paralizó». Sea como fuere, no duda en calificar el panorama de «espantoso» y apela al actual equipo de Gobierno para que intervenga de manera decidida en este céntrico enclave.