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El médico de familia que se convirtió en cronista de Burgos

José Manuel López Gómez, facultativo jubilado de la labor asistencial en 2020, se convertía en octubre en el primer profesional médico que recibe la distinción 

José Manuel López Gómez en el Paseo del Espolón. R. ORDÓÑEZ

Publicado por
L. SIERRA
Burgos

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José Manuel López Gómez, (Barcelona, 2 junio de 1957) comparte desde hace más de 40 años dos pasiones que han marcado su vida: la Medicina y la Historia. Dos disciplinas que, lejos de ser antagónicas, han fraguado la vida del que desde hace unos meses se ha convertido en primer profesional médico que recibe la distinción de ser Cronista de la Ciudad de Burgos. Un título que no llega por casualidad, y al que avalan décadas de investigaciones, estudios, más de 30 libros y decenas de publicaciones históricas relacionadas con el campo de la Medicina en la ciudad y provincia de Burgos a los que ha dedicado «gran parte de una vida», en la que también ha sabido compaginar la labor asistencial como médico de familia en la capital burgalesa. 

Catalán de nacimiento, la vida de López Gómez está estrechamente ligada a Burgos y a la localidad ribereña de Fuentecén, de donde procede gran parte de su familia. Entre ellos su abuelo Hilarión Gómez, «culpable» de su pasión por los libros y de introducirle el «gusanillo de los histórico», gracias a esos paseos por el Espolón que «solían acabar comprando varios libros en la famosa Librería Espolón». «Mi abuelo fue una pieza fundamental de toda mi vida y una persona clave en mi educación», confiesa el recién nombrado cronista de la ciudad. 

Junto a esos libros comprados en la tierra de su padre y su abuelo, volvía cada otoño hasta su Barcelona natal para seguir estudiando. «Mi pasión por la historia viene de lejos y cuando lo cuento algunos se ríen porque ya con 15 años acudía a la Biblioteca del Ensanche que había junto a la Sagrada Familia para poder revisar los Boletines de la Institución Fernán González, que después tuve la suerte de presidir durante años», confiesa.

Un «amor por la Historia» que desde bien joven compartió con su otra gran pasión, el estudio de la Medicina. Una realidad que le llevó a cursar la carrera de Medicina en Barcelona en los años 70, donde se encontró, seguro que no por casualidad, con la una asignatura ligada al estudio de la Historia de la Medicina que le llevó a publicar en 1974 una investigación acerca de la ‘Iconografía de San Cosme y San Damián’. «Fue mi primera publicación de Historia de la Medicina en Burgos, y resultó clave en mi proceso personal y profesional». 

Concluidos los estudios, hizo su residencia de cuatro años en el Hospital Clínico de Valladolid. Al término de la cual sacó una plaza como Profesor de Historia de la Medicina en Cataluña, que rechazó porque «siempre tuvo presente que en Cataluña no podría progresar por el avance de unas ideas con las que nunca estuvo de acuerdo».

La Medicina y su historia

«Sin embargo nunca dejé esa pasión por la Historia de la Medicina y por la investigación». Como si del Dr. Jekyll and Mr. Hyde se tratase, José Manuel López ha sabido combinar en todos estos años dos vidas paralelas «que le han llenado y que se han compenetrado entre sí».

Por un lado, su labor asistencial, primero como médico de familia durante cinco años en la ciudad extremeña de Mérida- de la que recuerda el cariño de sus gentes y el insoportable calor que le llevó a desvanecerse en plena consulta en más de una ocasión- y por otro lado las más de tres décadas que ha pasado hasta su reciente jubilación como médico de Atención Primaria en el Centro de Salud de los Cubos «donde ha conocido la parte más humana de las personas, sus preocupaciones, angustias, alegrías…».

«Creo que sin esa parte nunca hubiera podido compaginar mi labor investigadora, ni poder poner voz a los miles de textos y manuscritos, ni sentimientos a los personajes que estaban detrás de los cientos, que digo cientos, miles de textos que he desempolvado en archivos de Burgos, Madrid o Simancas…», apostilla.

Ese hombre que por la mañana era médico y que durante su tiempo libre se dedicaba al estudio de la Historia de la Medicina, consiguió gracias a su pasión y empeño sacar a la luz historias tan curiosas como la de la primera Facultad de Medicina y Cirugía que albergó el Hospital de la Concepción de Burgos en el año 1799. «Una realidad que no muchos conocen y que convirtió a Burgos en el epicentro de la Medicina a finales del siglo XVII con la llegada de catedráticos de todo el país» cuando solo existían colegios similares en puntos como en Cádiz. 

«Honor y respeto»

Desde hace unos meses, el que fuera director de la Institución Fernán González, asume con «honor y un enorme respeto» el reto de ser cronista de la ciudad que vio nacer a su añorado abuelo y a su padre, y en la que ha pasado gran parte de su vida. Un cargo que habrá de compartir con Vicente Ruiz de Mencía, y que le permitirá narrar los acontecimientos más importantes de su querida ciudad.

Jubilado de la labor asistencial desde el año 2020, cuando la pandemia llegó para arrasarlo casi todo, con 30 publicaciones a sus espaldas, y 191 trabajos de investigación entiende que «las dos vidas han compensado». Ahora seguirá haciendo lo que más le llena, seguir buceando en la vida de las personas para que las generaciones presentes y futuras puedan conocer el «gran impacto que Burgos tuvo en la Medicina en siglos pasados» y colaborando con el Colegio de Médicos de Burgos y su Fundación Científica.