El Correo de Burgos

"Por San Blas, la cigüeña verás... Y si no la vieres, año de nieves"

Las cigüeñas se cargan el refrán. Su llegada se ha adelantado un mes con respecto a esa fecha, el 3 de febrero día de San Blas en el que tradicionalmente se la esperaba y ya están en Burgos desde principios de año

Una cigüeña recién llegada al monasterio de Santa Clara. L. G. L.

Una cigüeña recién llegada al monasterio de Santa Clara. L. G. L.

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El 3 de febrero se celebra el día de San Blas, que es cuando la cigüeña verás ...y si no la vieres, año de nieves. Eso dice el refrán, que, como otros muchos, se está quedando desfasado por el desacoplamiento del calendario con la marcha de las estaciones. Las cigüeñas hoy no esperan a San Blas sino que se adelantan un mes a las fechas tradicionales en las que asomaban por estas tierras. Casi están llegando con las campadas de Nochevieja a encaramarse a sus nidos tradicionales. 

Las cigüeñas blancas son muy de sus costumbres. Su mismo pueblo o ciudad, su mismo nido y su misma pareja para toda la vida. Pero están cambiando su estilo de vida. Antes migraban a África para invernar, pero ahora mayoritariamente se quedan en España, según demostró un estudio de SEO/BirdLife.

Una cigüeña recién llegada al monasterio de Santa Clara. L. G. L.

Una cigüeña recién llegada al monasterio de Santa Clara. L. G. L.

En Burgos ya por estas fechas sobrevuelan los cielos muy atareadas en recoger palitos, hierbas y todo lo necesario para recomponer el nido que habían abandonado y al que acaban de volver. El perfil en el cielo es inconfundible como también lo es el paloteo de sus picos. Ese crotoreo tan característico es un saludo a su pareja y es prácticamente el único ruido que hacen. Las cigüeñas son muy buenos vecinos, aunque a veces sean desahuciadas. No molestan en absoluto ni son ruidosas y destructivas como la omnipresente plaga de palomas.

La cigüeña está ya sobre la espadaña de la iglesia del monasterio de Santa Clara, en pleno centro de Burgos capital, donde llegó coincidiendo con la festividad de los Reyes Magos. No traían un niño en el pico, pero sí que la pareja inquilina del monasterio ha sido fiel a su costumbre de aparecerse en lo alto de su pomposo nido nada más comenzar el año. Pronto criarán y veremos crecer a una nueva generación que puede que ya no viaje a África, domeñando sus instintos.

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