El tradicional reparto de los Titos regresa a Gamonal con gélida normalidad
Miles de burgaleses se acercaron a por su ración de titos para celebrar a San Antón a pesar del frío y el fuerte viento / La cita se estrena como Fiesta de Interés Turístico Regional
El tradicional reparto de los Titos de la cofradía de San Antón regresó este año con normalidad, sin mascarillas ni distancia de seguridad, pero bajo un frío helador y estrenando su reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Regional. La mañana de San Antón despertó con sol, como en los últimos años, pero bajo la alerta amarilla por nieve y viento del temporal Fien.
Sin embargo, ni el frío ni el viento disuadieron a los fieles burgaleses que cada año acuden al barrio de Gamonal a llenar tupers y cazuelas con el tradicional del guiso. Aún no había salido el sol cuando la leña empezaba a arder y las diecisiete calderas empezaban a soltar el humeante aroma de la legumbre cocinada a fuego lento.
«Teníamos muchas ganas de volver a celebrar esta cita de una forma normal y sin restricciones», apunta Javier Enrique Calvo, el nuevo prior de la cofradía. Y es que la entidad lleva «más de cinco siglos manteniendo esta tradición, desde 1502, cuando los titos se ofrecían a los peregrinos del Camino de Santiago».
Solo un año no se ha producido ese reparto, el pasado 2021 y a causa de la pandemia derivada por la covid-19. Ya en enero de 2022 la tradición regresaba al popular barrio burgalés, pero lo hacía con mascarillas, distancia de seguridad y recorridos marcados.
Antes del gran día, la treintena de cofrades se han afanado durante días en preparar los ingredientes que después forman parte de las más de 20.000 raciones de titos traídos desde Villasidro que repartió la entidad. Y es que a los titos hay que sumar 200 kilos de cebolla, 3.000 pimientos calahorranos y 200 kilos de ajo previamente pelados y metidos en duernos para evitar que fermenten.
Estos ingredientes se van picando y preparando a lo largo de la semana previa junto a 15 kilos de pimentón dulce y 15 kilos de pimentón picante, 3.000 guindillas, 50 kilos de sal y 10 kilos de laurel. Para su cocinado son necesarios 180 litros de aceite de oliva y 6.000 kilos de leña.
Mientras el guiso acaba de hacerse en las calderas- las grandes de 800 litros de capacidad y las pequeñas de 650- empiezan a llegar los primeros vecinos. Si bien en los primeros instantes de la recogida apenas hubo que esperar nada para hacerse con una ración, a medida que se acercaban las dos de la tarde, empezaban a formarse las largas colas.
En total, «se reparten unas 20.000 raciones» y «calculamos que pasan por aquí unas 10.000 o 12.000 personas», comenta el prior de la cofradía. A los burgaleses de a pie se suman miembros de otras sociedades y peñas de la ciudad, familiares y amigos que «como cada año pasan por la peña para coger una raciones que congelarán y se comerán durante las fiestas de San Pedro y San Pablo», señalan desde la cofradía. También las autoridades pasaron por la sede de la entidad.
En la fila
Javier, «vecino de Gamonal de toda la vida», lleva «35 años» viniendo a por los titos. «Si no podía yo, venía mi mujer, pero no hemos faltado ningún año», explica y asegura que repartirá algunos de ellos con «dos vecinos que no se pueden acercar». Unos metros más atrás, Carmela espera en la fila bolsa en mano. Explica que viene al reparto «siempre que no llueva». En la bolsa un par de fiambreras. «Una para mí y otra para mi hermana, que está trabajando», apunta y recuerda que el reparto de los titos «es una de las tradiciones que más recuerdo de mi infancia».
Bendición de ‘peludos’
Mientras se desarrollaba el cocinado, en la Real y Antigua de Gamonal tuvo lugar la tradicional misa en honor a San Antón, tras la cual se desarrolla la bendición de los ‘compañeros peludos’. Como cada año, los dueños de mascotas, devotos del patrón, se acercaron con sus animales de compañía: especialmente perros, pero también algún que otro gato y hasta un conejo, para recibir la bendición de San Antonio Abad.
«Desde que tengo a Maxi conmigo no falto a la bendición del Día de San Antón. Me hace mucha compañía y ojalá esté muchos años más conmigo», relata Carmen después de ser bendecida por el párroco de la iglesia. También lleva a bendecir a sus dos perros, Raquel. «Es la primer vez que lo hago pero seguro que volveré», explica y señala que sus dos canes «llevan conmigo ocho años».
Tras la bendición de los animales es la hora de arrancar con el reparto de los titos. Pero primero el párroco de la Real y Antigua realiza la tradicional bendición de la legumbre. Autoridades y cofrades son los primeros en probar el guiso y mientras resuena con fuerza la música de la charanga, comienza el reparto entre los vecinos. ¡Buen provecho!