El Correo de Burgos

Luces en el cielo del año nuevo (y II). Informa la Capitanía General

«En el contenido del Expediente no se aprecian aspectos que hagan aconsejable mantener la condición de «MATERIA CLASIFICADA». Así despacha 23 años después el Ejército del Aire uno de los casos de avistamiento de Ovnis con mayor proyección pública

1 de enero de 1975, cuatro militares regresan de un permiso y ven una luz intensa, de color blanco amarillento y de un tamaño de dos a tres metros de altura y anchura, que caía hacia el suelo a la altura del Km. 14 de la carretera Burgos-Santander, próximo a la localidad de Quintanaortuño

1 de enero de 1975, cuatro militares regresan de un permiso y ven una luz intensa, de color blanco amarillento y de un tamaño de dos a tres metros de altura y anchura, que caía hacia el suelo a la altura del Km. 14 de la carretera Burgos-Santander, próximo a la localidad de Quintanaortuño

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La sección de Inteligencia del Estado Mayor del Mando Operativo Aéreo del Ejército de Aire era muy escéptica con el supuesto avistamiento de un objeto volante no identificado en la madrugada del año nuevo de 1970, en el burgalés Páramo de Masa. Así se desprende del informe realizado por esta sección, previo a la desclasificación de la investigación realizada por el Ejército del Aire y que se mantuvo en secreto durante más de 23 años.

Sin embargo, curiosamente, lo mollar del suceso salió a la luz pública casi de forma idéntica a como figura en los expedientes iniciales de la investigación del año 70. La Capitanía General de la Región Militar, con sede en Burgos, tuvo que salir al paso del enorme interés despertado al conocerse el avistamiento por los cuatro soldados que conducían de noche por la carretera de Santander camino de Burgos y emitió un comunicado de prensa que fue recogido por las agencias de comunicación y publicado en la prensa nacional.

1 de enero de 1975, cuatro militares regresan de un permiso y ven una luz intensa, de color blanco amarillento y de un tamaño de dos a tres metros de altura y anchura, que caía hacia el suelo a la altura del Km. 14 de la carretera Burgos-Santander, próximo a la localidad de Quintanaortuño

1 de enero de 1975, cuatro militares regresan de un permiso y ven una luz intensa, de color blanco amarillento y de un tamaño de dos a tres metros de altura y anchura, que caía hacia el suelo a la altura del Km. 14 de la carretera Burgos-Santander, próximo a la localidad de Quintanaortuño

El ABC replicaba un teletipo de Europa press con las aclaraciones firmadas en Villafría por el teniente coronel comandante militar aéreo de la Primera Región con el titular que arriba reproducimos: Informa la Capitanía. La noticia se completa con un segudo avistamiento en las Bardenas Reales, en Navarra tres días después del avistamiento en Burgos.

El fenómeno Ovni estaba en pleno apogeo y los aficionados, expertos y los curiosos en general devoraban las noticias. Y más si desde la Capitanía General se informa de lo que creyeron ver cuatro soldados. No es extraño que durante muchos años éste fuera considerado como el contacto más genuino con un platillo volante que se había dado en España.

En 1993, por el contrario, el Ejército del Aire era mucho más suspicaz. Pasada la adolescencia de los fenómenos paranormales, llegaron años de madurez en los que la tecnología y el sentido común acabaron con la magia de la sugestión y el Ejército levantó el velo sobre toneladas de expedientes UFO analizados en España.

El del caso de los cuatro soldados cántabros que volvían al cuartel de Ingenieros de Burgos cuando cerca de Quintanaortuño vieron luces suspendidas sobre la carretera quedó reducido al expediente número 750.101. Atrás quedó el interés de Jiménez del Oso, JJ Benítez o Pedro J. Ramírez. Hoy se acuerda Iker Jiménez y algunos nostálgicos más. Quizá la culpa la tuvo quien redactó un informe desde esa sección de Inteligencia que mencionábamos al principio descalificando una investigación que aprecia «llena de errores».

Recalca que «en ningún momento» los cuatro soldados «vieron ningún objeto, sólo resplandor» y destaca que cuando se les pidió dibujar lo que habían visto representaron formas diferentes; uno el tronco de un cono, otro una especie de globo y otro una campana al revés. Además, recela de que sus versiones demostrabam que habían estado hablando entre ellos de forma continua, cosa lógica ya que se les citó para ser interrogados más de diez días después del supuesto avistamiento, lo que eliminó los valiosos matices que diferentes versiones pudieran haber aportado a la investigación.

Incide en que sólo el conductor, que es el único plenamente despierto cuando se presentan las luces, las vio en movimiento y llama la atención en el hecho de que los soldados contaran que más coches pararon a ver el mismo fenómeno pero la Guardia Civil de Sotopalacios no recibiera ningún aviso. Incluye informes meteorológicos y consultas a Francia por si se hubiera lanzado algún globo de medición meteorológica.

El autor del informe revela que el lugar dónde supuestamente tuvo lugar el avistamiento fue inspeccionado al día siguiente no encontrándose nada anormal en el terreno. Asimismo nadie en la zona pudo corroborar lo relatado por los testigos.

No es posible resolver la duda de que o bien pudiera tratarse de una excusa de los soldados ante la idea de presentarse tarde a diana (existe cierta incertidumbre de las diferencias horarias ya que por un lado se marca el avistamiento a las seis de la mañana y en otros informes se hace constar que fue a las seis y media) y que se puede detectar en el escepticismo que se nota en las conclusiones del Informador, que tuvo la oportunidad de carearse con los testigos, o bien que realmente vieran algo, que por desgracia no puede ser confirmado desde otras fuentes. Se llega a decir en algún pasaje del expediente que quizá fue todo una excusa porque llegaban tarde a formar a la hora de diana.

Pruebas, todas ellas, que si bien podrían servir para dudar de la palabra de los soldados, bien es cierto que tampoco restan verosimilitud a su relato. Es decir, que pudo producirse un avistamiento y no hay pruebas que lo rebatan aunque tampoco que lo ratifiquen. Así pues todo se fía a lo que opine cada uno. Así son los Ovnis, pruebas de fe venidas del espacio exterior.

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