CARNAVAL 2023
Los lobos de Wall Street irrumpen en el Carnaval de Burgos
La compañía La Fam Teatre deslumbra tras el pregón en la Plaza Mayor, repleta de niños disfrazados, familias al completo y jóvenes dispuestos a bailar para dar la bienvenida a la fiesta como se merece
No nos engañemos. El Carnaval en Burgos nunca ha destacado por su arraigo. Nada que ver, salvando las distancias, con la fiesta que se monta en Cádiz y Santa Cruz de Tenerife. O con la Mascarada de Mecerreyes, aquí al lado. Aún con todo, propuestas y empeño no faltan para intentar que la fiesta gane presencia en las calles. Eso sí, las cosas como son, la Plaza Mayor registró un lleno bastante considerable durante el pregón. Pese al frío, muchos acudieron al chupinazo con disfraces variopintos a más no poder. Sobre todo los más pequeños de la casa, que siempre se apuntan a un bombardeo.
Antes del arranque oficial, los zamarracos y cachivirros del grupo Los Zagales se encargaban de caldear el ambiente desde la Plaza Mayor al son de sus dulzainas. A continuación, Las Pituister saldrían al balcón del Ayuntamiento para celebrar sus 20 años de trayectoria como payasas con un diálogo en clave de humor que apelaba directamente a la «memoria histórica» del Carnaval deteniéndose en momentos tan singulares como el entierro de la sardina.
Una vez lanzado el tradicional cohete a manos del alcalde, Daniel de la Rosa, junto a la reina de las Fiestas de San Pedro 2022, Fátima Visa, los asistentes se disponían a abandonar la plaza sin prisa. Al menos quienes desconocían lo que estaba por venir. De repente, como de la nada, la compañía castellonense La Fam Teatre irrumpió con fuerza para dejar claro que la fiesta acababa de empezar.
Cuatro zancudos disfrazados de brokers de Wall Street bailando alrededor de una colosal plataforma móvil, similar a la que uno ve por la televisión en las grandes bolsas, con un batería en la cima dándolo todo a ritmo de funk. Una acertadísima parodia del capitalismo salvaje e inhumano, con mucho ritmo y ambiente festivo, cambiaría los planes de unos cuantos. Los móviles comenzaron a captar el momento, los bailes y la interacción constante con el público. Y en un abrir y cerrar de ojos, los lobos consiguieron que la gente les siguiese al más puro estilo flautista de Hamelín.