El Correo de Burgos

RITOS, MITOS Y LEYENDAS DE BURGOS

Páramo de Masa, campo de vuelos extraterrestres (y II). Una luz cegadora, un disparo de nieve

Los pasajeros y la tripulación de un Boeing vieron sobre el Atlántico el mismo fenómeno, lo que ratificó su veracidad para los ufólogos / Los críticos alegan que se trató de un enorme y veloz bólido que surcó el cielo, pero aquel viajaba en sentido contrario

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Una claridad muy intensa, como artificial. Más blanca que la luz de la luna, tan potente que iluminó la noche en toda la extensión que veían los ojos de los asombrados testigos. Un fogonazo veloz y penetrante que rasgó la noche como un cohete. Sobrecogidos, los hombres pierden el contacto con la realidad por unos instantes y luego, ya no pueden dejar de hablar de lo que han visto. 

«Una luz cegadora, un disparo de nieve. Ojalá por lo menos que me lleve la muerte. Para no verte tanto, para no verte siempre. En todos los segundos, en todas las visiones». Los versos de Silvio Rodríguez ponen música a un suceso que fue la sensación del mundo de la ufología en el año 1978.  

Lo decíamos ayer, cinco hombres de la misma familia vuelven a casa después de intentar cazar un jabalí que les destrozaba los campos y se topan con un «aparato» en los cielos «grande como una plaza de toros» y de una enorme luminosidad, que tras unos segundos en los que se les vino encima, se perdió en los cielos, disparado. Como en dirección a Portugal.  

No es baladí la referencia al país vecino ni que los cinco burgaleses se refirieran al objeto celeste como «el aparato», puesto que la prensa de la época informó días después que en la misma fecha y aproximadamente a la misma hora, el 29 de diciembre a las dos y media de la mañana, se había avistado un ovni sobre Portugal.  

Testigos en el aire

La tripulación y pasajeros de un Boeing de la línea aérea TAP que volaba desde Lisboa a Río de Janeiro pudieron contemplar el mismo fenómeno con idénticas características a las descritas por los cinco burgaleses. Señalaron que su tamaño era enorme, como cincuenta ve-ces el del avión más grande, que viajaba rapidísimo y que el objeto se alejó dejando tras de sí una estela blanca y verdosa, con reflejos «encarnados».

Tomás Serna los describió como «colorados» y uno de sus primos como «anaranjados». El mismo día, a la misma hora y con las mismas características y con esa gran velocidad que asustó a los burgaleses. Imposible no creer que aquel objeto celeste era otra cosa que un ovni patrullando los cielos de la península ibérica. 

Así lo concluyeron los expertos ufólogos de la época, más que dispuestos a dar por bueno cualquier fenómeno ovni con visos de realidad y más aún uno como este que contaba con cinco testigos en Burgos y decenas en un avión sobre el Atlántico describiendo el mismo aparato extraterrestre. Blanco y en botella. 

Pero siempre que hay creyentes aparecen los descreídos. A las indagaciones para demostrar aquel nuevo ovni en los cielos del Páramo de Masa, el campo de vuelos extraterrestres más importante de España, se unieron otros investigadores profesionales o aficionados que trataron de argumentar el fenómeno buscando datos de lanzamiento de globos meteorológicos en Francia o de otras explicaciones de causa natural. 

Salvo que los meteoritos hayan aprendido a cambiar de dirección, nos encontramos ante fenómenos distintos

La más extendida hacia referencia al paso por la atmósfera de un bólido de grandes dimensiones que cruzó la península. Esta teoría explica la rapidez con la que se movía el objeto que fue avistado en el Páramo de Masa y en Lisboa, incluso parcialmente la cantidad de luz y los colores de su estela. Más dudas existen sobre su tamaño, ya que un meteorito de semejante tamaño debería haber sido avistado desde la tierra en su aproximación y existiría constancia en el mundo científico de su paso rozando la superficie terrestre. Tampoco hay noticia de que impactase en tierra o en el mar, donde hubiera dejado un cráter o generado un maremoto.  

El avistamiento del ovni en el Páramo de Masa fue un acontecimiento mediático en la época.

El avistamiento del ovni en el Páramo de Masa fue un acontecimiento mediático en la época.

Según esta teoría, el bólido habría, simplemente, cruzado la atmósfera a gran velocidad. Un vertiginoso pespunte de luz. Quizá se trató de un meteorito compuesto de algún material fundible y se deshizo en un momento dado y desapareció. O quizá salió volando de nuevo al espacio. Cada uno que crea lo que le parezca. 

Pero es la orientación de su veloz carrera lo que descarta esta teoría. Existen datos de que un bólido cruzó España un 29 de diciembre, pero lo hizo en sentido contrario al objeto avistado en el Páramo de Masa. Éste desapareció entre las nubes en dirección suroeste mientras que el avistado sobre Cartagena y Lorca se desplazaba hacia el noreste.

Salvo que los meteoritos hayan aprendido a cambiar de dirección, nos encontramos ante fenómenos distintos. Cuando menos, el caso de Burgos es inexplicable. Un enigma si se quiere romántico, pero un misterio al fin y al cabo. En una zona en la que este tipo de apariciones abundan extrañamente. Sugestión, sí. Misterio, también.  No olvidemos que el páramo, sus loras, sus cavernas y pozos son origen de centenarias leyendas. Quizá sea el poder de la tierra en estas comarcas burgalesas lo que atraiga a los objetos ce-lestes. Quién sabe.

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