Luz equinoccial. Los ocho minutos del milagro de San Juan de Ortega
Planificado desde su construcción, la iglesia de San Juan de Ortega, en pleno Camino de Santiago, permite en el cambio del invierno a la primavera y del verano al otoño que la luz ilumine las escenas de su capitel. Estos días se produce el milagro, si las nubes no lo empañan
Nada está esculpido al azar en las iglesias del medievo. Las esculturas servían de lección de las sagradas escrituras. El orden de los elementos tiene una intencionalidad. Algo que se observa claramente estos días de transición estacional en la iglesia de San Juan de Ortega. Estos días un rayo de luz atraviesa un ventanal que arroja claridad al triple capitel de la anunciación. Es la luz equinoccial. Es la luz de la anunciación porque, nueve meses después de que el rayo de sol inyecte su claridad en el capitel de la anunciación, se celebra la Navidad. El Nacimiento de Jesús, el salvador.
Quizás sea por este motivo que a San Juan de Ortega se le ha atribuido históricamente una fama de benefactor de la fecundidad que todavía perdura en nuestros días. Todavía hay muchas parejas que se acercan hasta este santuario para pedir la intercesión del santo para concebir un hijo. La misma reina Isabel la Católica pidió ante San Juan de Ortega para tener descendencia masculina y en acción de gracias mandó construir el magnífico sepulcro gótico en el que reposan los restos del santo que dedicó su vida a la atención de los peregrinos que dirigían sus pasos hacia Compostela.
Decenas de personas siguen acudiendo en los solsticios de invierno y de verano a contemplar cómo la luz recorre los muros del interior del templo y se posa sobre uno de los capiteles. Precisamente sobre una escena en piedra que describe la Anunciación y el misterio de la Navidad. El sol como mensajero de la venida de Cristo al mundo. El milagro de la luz que anuncia la Redención. El paso del equinoccio ha dado lugar a miles de ritos y leyendas en todo el mundo y en prácticamente todas las culturas.
¿Cómo fueron capaces aquellos canteros medievales de levantar un templo de piedra sobre un rayo de sol es un enigma que hoy causa asombro? ¿Cómo pudieron calcular distancias, alturas, posiciones de un fenómeno que sucede dos veces al año? ¿Entra dentro de lo paranormal?.
Unieron su saber astronómico y la pericia arquitectónica para que en cada equinoccio, tanto en primavera como en otoño, un rayo de sol penetre por una ventana ojival, gótica, de un murete románico para impactar directamente en el capitel historiado de la Anunciación y la Navidad. Y desde hace siglos, se puede observar esta especie de representación teatral a las cinco de la tarde, hora solar, durante los tres días anteriores y los tres días posteriores a cada equinoccio, siempre y cuando el día no se encuentre nublado.
Un fenómeno que dura unos ocho minutos, durante los que la luz solar ilumina de forma cronológica todo el ciclo de la Navidad que está representado en este capitel, desde que el Arcángel San Gabriel anuncia a la Virgen María que va a ser madre, hasta el nacimiento de Jesucristo y la adoración de los Reyes Magos.
Desde la Edad Media, miles de personas se han acercado hasta este punto del Camino de Santiago por este motivo, entre ellos la mismísima reina Isabel la Católica que, después de traer al mundo a varias hijas, esperaba un varón. Y lo consiguió por intercesión del santo. ¿Otro milagro?
«Cuando el cuarto Ángel tocó la trompeta, se oscureció la tercera parte del sol, de la luna y de las estrellas. El día perdió la tercera parte de su luz, y lo mismo sucedió con la noche». Sólo el Apocalipsis pondrá final a este milagro burgalés que revive dos veces al año con la mecánica de las estrellas.