CRIAR CON CIENCIA, AMOR Y HUMOR
«La conciencia genital es clave para prevenir el abuso sexual infantil»
Las expertas Arantxa Arroyo y Cristina López ofrecen herramientas para prevenir y verbalizar el abuso sexual infantil en este quinto capítulo de ‘Criar con ciencia, amor y humor’
Un tema tan complejo como los abusos sexuales no se puede abordar en una sola tarde con los más pequeños. Tratar con ellos el tema poco a poco, «con claridad y a través del diálogo» es esencial para tratar de prevenirlos. Así lo señalan Arantxa Arroyo, maestra certificada en Disciplina Positiva y guía Montessori, y Cristina López, licenciada en Física, experta en innovación y autora del blog ‘3 con las maletas a cuestas’, en este quinto capítulo de ‘Criar con ciencia, amor y humor’.
Muchas veces no es sencillo que los niños se den cuenta de que alguien quiere aprovecharse de ellos, y es que en gran parte de los casos, los abusadores no recurren a la violencia para conseguir sus fines y son personas del entrono cercano.
La realidad es que «la sexualidad sigue siendo un tabú en muchos ámbitos» y «especialmente en la infancia», señala López. «Para hablar de abuso es necesario contextualizarlo y para ello es fundamental que los niños conozcan su cuerpo y llamen a las cosas por su nombre real sin eufemismos ni apodos, que tengan conciencia genital».
Y es que llamar al pene, pene y a la vulva, vulva es el primer paso. «Nombrar a estas partes del cuerpo con su nombre real como lo hacemos con las orejas o con los pies es un ejercicio empoderador para los niños y disuade a los abusadores», asegura Arroyo.
De hecho, la maestra señala que «se ha puesto en evidencia que si un niño o una niña que va a ser abusado nombra las partes de su cuerpo por su nombre, es algo que frena al abusador». También es clave si el menor ha sufrido abusos: «Si un niño te dice que alguien le ha tocado el pene o los testículos, no hay error. Sabe lo que ha pasado y puedes tomar medidas. Además evita tener que repreguntar al niño o niña con lo que eso supone en un caso tan grave como este».
¿Por dónde empezar?
Abordar la conciencia genital con los más pequeños es algo relativamente sencillo. «Cuando limpiamos a los niños en el cambio de pañal es fácil explicarles qué vamos a hacer, dónde vamos a tocar y para qué. No hace falta que esta explicación se dé continuamente pero sí siempre que podamos y no solo en casa, también en espacio s donde el niño se tenga que desnudar como en el pediatra». Y es que «lograr esa conciencia e introducir esta información dentro de los cuidados del día a día con mucho amor y conciencia es cosa de los adultos», añade López.
Muestras de afecto
Las expertas señalan que además de esa conciencia genital es «clave que los niños decidan sus muestras de afecto» porque «va ligado con los límites del cuerpo». Así, López apunta que «niños y niñas deben entender desde el principio que su cuerpo es suyo y de nadie más».
Sobre esta cuestión, Arroyo pone un ejemplo. «En muchas ocasiones se obliga a los niños a dar besos y es algo que no debemos hacer. Ni siquiera a las personas más cercanas. En nuestra cultura un beso es una acción estrecha o íntima. Los besos se regalan, no se piden».
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Y es que «se sigue confundiendo la ausencia de beso con la falta de cariño o de educación», lamenta. Propone que los padres «preguntemos a los niños cómo quieren saludar o despedirse. Que ellos estén cómodos. Hay muchas opciones», añade la especialista en Disciplina Positiva. Además, «nunca debemos forzar a los niños a saludar a personas que no conocen porque solo genera desconfianza y miedo».
Respetar su espacio personal es «obligatorio» y que ellos respeten el de los demás «también». En este punto, Arroyo pone como ejemplo las cosquillas. «Si un niño nos pide que paremos cuando le estamos haciendo cosquillas aunque se este riendo, debemos parar. Debemos respetar su petición porque atañe a su cuerpo».
Por otra parte, Arroyo añade que «es importante recordar a los más pequeños que los genitales de los adultos no se tocan y que hay dos tipos de secretos: No es lo mismo el secreto que se le pide guardar sobre la fiesta sorpresa de su hermano o hermana que el secreto que un adulto le exige después de estar a solas con él o ella».
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Es por eso fundamental que los niños y niñas tengan una persona de confianza en casa con quien no tengan secretos. Una «figura de referencia a la que pueden contarle todo lo que les ocurra sin miedo a recibir rechazo o a ser culpabilizados».
López recuerda que estas herramientas «no evitan que un niño vaya sufrir un abuso sexual, pero puede ayudar a prevenirlo y sobre todo, una vez que ha pasado, puede ayudarle a verbalizarlo y a que no se repita».
Si finalmente el abuso ocurre, Arroyo y López señalan que «lo primero es escuchar a los niños y ante cualquier duda apartarlos de su posible abusador sin dudar sea quien sea». «Poco podemos hacer salvo denunciar y buscar ayuda psicológica lo antes posible tanto para el niño como para nosotros como padres y madres», sentencian.