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50 ANIVERSARIO

Concierto de Macaco y misa retransmitida por TVE: «Ha sido un fin de semana redondo, de los que ocurren una vez en la vida»

La parroquia burgalesa de San Martín de Porres celebra el éxito de su primer festival de música y la eucaristía televisada con felicitación del papa Francisco

Foto de familia de parte de la comunidad de la parroquia con Macaco tras su concierto en el San Martín Fest. SAN MARTÍN DE PORRES

Publicado por
D. S. M.
Burgos

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Misión cumplida tras una semana de «locura». San Martín de Porres aún trata de asimilar «un fin de semana redondo, de esos que se pueden enmarcar como históricos y que ocurren una vez en la vida». Aún queda pendiente realizar una «evaluación» en condiciones, pero el vicario de la parroquia, Diego Mingo, asegura que «las primeras impresiones son bastante positivas» tras la primera edición del San Martín Fest, con Macaco como cabeza de cartel, y la retransmisión de la eucaristía del domingo por parte de Televisión Española.

Primer asalto, sábado 14 de abril. El patio del colegio Concepcionistas acoge un festival que nació con la excusa de celebrar el 50 aniversario de la parroquia por todo lo alto. Entre los asistentes, un poco de todo aunque mayoritariamente un «público muy familiar». Ninguna incidencia y, una vez finalizados los conciertos, «el sitio quedó muy limpio». ¿Qué más se puede pedir?

Diego Mingo, vicario de la parroquia: «Cuando uno lucha por sus ideales, llega hasta el final».

Para Mingo, lo mejor de todo fue el «buen ambiente» entre la organización y los artistas. «Algunos ni se conocían», detalla el cura en alusión a los teloneros, que han «entrado en contacto» generando «sinergias muy bonitas» a partir de ahora. De paso, la comunidad parroquial no dudó en tantear a La Última Copa para organizar un concierto  durante los campamentos de este verano. Si algo demostró esta banda, al igual que Daniel Guantes, Claudia Halley y Mario Andreu, es que «cuando uno lucha por sus ideales, llega hasta el final».  

También estuvo a gusto Daniel Carbonell, por todo el mundo conocido como Macaco. Según destaca Mingo, se mostró «muy disponible» con la organización y demostró con creces que su presencia en el San Martín Fest se debía, sobre todo, a que «siempre quiere aportar su semilla en lo que va naciendo». Por todo ello, se reafirma la idea de que este festival «no se quede en una cosa puntual».

Segundo asalto, domingo 15 de abril. El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, preside la misa junto al párroco de San Martín de Porres, Jesús Ibáñez. La eucaristía se retransmite en directo por La 2 de TVE y, en un momento dado, Mingo lee una carta enviada por el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, en nombre del papa Francisco. En dicha misiva, Jorge Mario Bergoglio felicita cariñosamente las cinco décadas de andadura de la parroquia.

Si los preparativos ya fueron de por sí algo «muy bonito», más lo fue el hecho de poder ofrecer a toda España «una visualización en 50 minutos de lo que es la parroquia». Para ello, se sumaron «todos los colectivos» de la comunidad evangélica, desde los coros hasta los más pequeños pasando por las familias. Una vez terminada la misa, Mingo observó con sus propios ojos cómo se iban acercando numerosos fieles a las puertas de la iglesia para compartir un momento único y -probablemente- irrepetible.

Tal fue el éxito de esta retransmisión que hasta una parroquia de Getxo (Vizcaya) ha contactado con San Martín de Porres para solicitar asesoramiento de cara a su 50 aniversario, que se celebra el año que viene. Mingo, encantado de echar un cable, no dudará ni un instante en compartir la fórmula del éxito con la que se ha trabajado durante meses en Burgos. Si de algo se enorgullece, aunque no presuma de ello, es de haber conseguido dejar «ese poso que queríamos» entre los fieles.  

Tras un fin de semana intenso a más no poder, el vicario parroquial almacena en su memoria un sinfín de buenos momentos. Pero si tiene que quedarse con uno, no se lo piensa dos veces. Según explica, el instante más especial que recuerda de estos dos días de tanto ajetreo tuvo lugar durante la misa, cuando un niño de ocho años salió a escena para cantar el salmo responsorial. «Me vi reflejado», confiesa antes de agregar que «se me llenó el corazón»