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SANIDAD

Bacterias multirresistentes al antibiótico. La guerra silenciosa de la Sanidad

El HUBU participa en el proyecto Shorten 2 sobre bacterias resistentes a tratamientos antibióticos y desarrolla el programa PROA que también está en Atención Primaria. “No utilizamos bien los antibióticos y eso multiplica el riesgo de que las bacterias se hagan resistentes a los tratamientos”

José Miguel Cisneros y Carolina Navarro. TOMÁS ALONSO

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Burgos

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Durante la semana pasada el equipo PROA (Programa de Optimización de Uso de Antibióticos Antimicrobianos) del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) y especialistas de diferentes servicios mantuvieron un encuentro informativo con el jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Virgen del Rocío, José Miguel Cisneros. Un encuentro que forma parte de la formación constante en los equipos sanitarios que trabajan en la gestión racional del uso de antibióticos y no lo hacen por una cuestión económica, sino por una cuestión sanitaria. Es la red sanitaria, también hay grupos PROA en Atención Primaria, que se prepara para una de las grandes batallas sanitarias: la guerra silenciosa contra las bacterias multirresistentes. Aquellos micororganismos que aprenden muy rápido como sortear el efecto de los antibióticos y anulan su principal objetivo, curar al paciente.

Cisneros, uno de los grandes expertos en esta materia del país, ha analizado con la comunidad sanitaria del HUBU el desarrollo del programa PRIOAN del Virgen del Rocío. Un programa para un mejor uso de los antibióticos en el hospital que persigue reducir las infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos y mejorar el pronóstico de los pacientes. El resultado de ese trabajo diario desde 2011, silencioso y sistemático es que “se ha reducido el consumo de antibiótico de una manera muy intensa”.

Se ha pasado de 1.100 dosis diarias a 600 en la actualidad y eso “se ha acompañado de una reducción de las infecciones por bacterias multirresistentes y de una reducción de la mortalidad por estas infecciones”. También se logra otro efecto secundario: se reduce el gasto sanitario. Pero esta estrategia “no es un programa de gestión ni de recorte económico, sino que son programas de calidad que se basan en la formación continuada pero innovadora con intervenciones educativas no impositivas”, explica Cisneros.

En la misma línea se enmarca un estudio en el que participa 30 hospitales del país. Se trata del proyecto de investigación Shorten 2, en el que está inmerso el HUBU, y que busca descubrir “cuál es la duración óptima del tratamiento antibiótico de una infección bacteriemia (infección en sangre) por Pseudomonas aeuroginosas”, explica al responsable del Servicio de Enfermedades Infecciosas del HUBU, Carolina Navarro.

El proyecto persigue generar 306 muestras de pacientes, el HUBU registró el año asado 24 bacteriemias por este microorganismo, que es relativamente frecuente en infecciones hospitalarias que se presentan a nivel respiratorio o con patología intraabdominal que acaba en la sangre. “Es una bacteria muy plástica, cambia según la expones a los antibióticos e incluso, durante el tratamiento genera resistencias, con lo que tiene una mortalidad muy alta”, explica Navarro. 

De esta manera, el estudio persigue reducir las ocasiones en las que este tipo de bacterias aparecen. ¿Cómo? Reduciendo el suministro de antibiótico. “Si se alcanza la hipótesis que tenemos que siete es mejor que 14, puede que cambie la práctica en el mundo para tratar estas infecciones con todo lo que eso significa: los pacientes reciben la mitad del tratamiento antibiótico, se reduce a la mitad el riesgo de desarrollo de resistencia y baja a la mitad el riesgo de tener efectos secundarios”, concluye Cisneros.

Otra de esas puntas de lanza en materia de investigación y práctica clínica que se desarrolla en España, el país que más antibiótico consume de Europa, es determinar las consecuencias de estas infecciones por bacterias multirresistentes. En el estudio participan el HUBU y el Hospital Universitario Virgen del Rocío y más de un centenar de hospitales con la coordinación de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología (SEIMC). Se estima que obtengan datos similares a los que se alcanzaron en 2018 y en 2019. “La estimación es que 26.000 personas habían fallecido en España a los 30 días que seguían a una infección por este tipo de bacterias”.

Las cifras de lo que está por venir asustan. Miramos a la Covid-19 y su fuerte impacto, que pilló a casi todos de sorpresa. Y es lo que todas las instituciones quieren evitar con las bacterias multirresistentes a los antibióticos. Se estima que en el mundo murieron 1,7 millones de personas por este tipo de seres microscópicos que anulan la cura de los medicamentos. Se estima que, si no se toman medidas, la resistencia a los antibióticos sea la principal causa de muerte en 2050, por encima del cáncer.

Existen programas europeos en línea de ser más eficientes en el uso de medicamentos para evitar estos efectos de multirresistencia que se presentan principalmente en entornos hospitalarios o sanitarios. Son infecciones que se adquieren, principalmente, en el hospital. Pacientes con estancias largas, inmunodeprimidos, con ingresos en UCI o reanimación es donde se presentan estas bacterias. Pero no es el único lugar donde estos minúsculos seres aparecen.

Es más frecuente en entornos hospitalarios pero nadie está exento de sufrirlo. Esto se transmite por las manos y una persona que no ha estado en el hospital puede tener una infección por bacteria multirresistente, incluso sin tomar antibiótico porque hay mecanismos de generación de resistencia a través del medio ambiente”, explica José Miguel Cisneros.

Esta guerra silenciosa se convierte así, en una cuestión vinculada a la corriente One Health porque estas bacterias, que se transmiten por vías respiratorias o por las manos, pueden aparecer en animales que reciben tratamientos con antibiótico o piensos con antibiótico, que ya se están controlando, o por el uso de fitosanitarios en cultivos.

El PRAN (Pan de Resistencia a Antibióticos) une al Ministerio de Sanidad y las Consejerías en un plan de racionalidad en el uso del medicamento enmarcado en un plan de calidad de los hospitales. Pero, como reconoce el experto microbiólogo José Miguel Cisneros, “es un problema que no está en las noticias desgraciadamente, es necesario porque ahora mismo ya genera grandes problemas. Se estiman 26.000 fallecidos en España, las muertes en carretera son 1.200. Las segundas sí están en los telediarios y en el BOE y creemos que este problema de la resistencia a los medicamentos debería estar en el BOE y lo que eso significa de recursos económicos para estos programas y cuestiones vinculadas a la formación del ciudadano para el uso necesario y eficiente de antibióticos”.

¿Qué podemos hacer?

Los infectólogos consideran que en esta guerra silenciosa contra las bacterias multirresistentes que ya se libran en hospitales y centros sanitarios deben implicarse todos. Profesionales sanitarios, políticos, ciudadanos… “Los ciudadanos españoles estamos a la cola de Europa en conocimiento en información sobre para qué sirven los antibióticos”. Hay muchos ciudadanos que dan una lista pormenorizada de antibióticos en función de la enfermedad que padecen. Hay quien no asume lo prescrito por el médico en posología, horas y días de toma. Hay quien ‘aprovecha’ antibiótico de otras ocasiones. “Hay que formar ya, desde la escuela, para crear ciudadanos responsables a la hora de curarse”, explica Navarro.

Esto es tarea de todos: de los ciudadanos que deben cumplir muy bien las recomendaciones del médico en dosificación, horas y días en los que tomar el antibiótico; es responsabilidad de los profesionales de farmacia al recomendar y ayudar a entender a los ciudadanos cómo tomar la medicación prescrita por el médico; es tarea de los políticos que deben financiar y apoyar estos programas en la magnitud acorde al problema de salud que representa; y es responsabilidad de los médicos que prescribimos los antibióticos de la mejor forma posible para reducir el aumento de la resistencia”, añade Cisneros.

En esa pelea, en el ámbito sanitario, se implica a diferentes áreas y se trata de explicar procesos y procedimientos para “curar mejor a los pacientes y evitar efectos secundarios indeseables por tratamientos innecesarios o más prolongados en el tiempo de lo que es adecuado”. En el HUBU se coordinan entre el área de enfermedades infecciosas de Medicina Interna, Microbiología, Farmacia, Cuidados Intensivos, Medicina Preventiva y colaboraciones en Atención Primaria.

También se aborda en otras áreas hospitalarias porque el objetivo es conjunto. “Ha mejorado mucho la percepción profesional en este sentido, la percepción a un consejo sobre tratamiento antibiótico es buena, y es muy importante porque España está a la cabeza en consumo de antibióticos”, explica el jefe del servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen del Rocío. Añade, también, que en España este departamento debería contar ya con una especialidad como sucede en toda Europa. “Los pacientes con infecciones graves y complejas tienen un especialista en toda Europa, el infectólogo, Aquí tener una especialidad sigue siendo una cuestión pendiente”, señala.