El arte de domar el hierro llega a la Factoría del Barco
La muestra ‘Domando el hierro’ trae a Burgos a uno de los artistas sorianos más reconocidos, Justo Herrero, que expondrá parte de su colección en la Factoría del Barco en San Pedro de la Fuente
Su nombre es Justo y su apellido Herrero, como si de una coincidencia perfecta se tratase. Y es que toda su vida ha estado dedicada a la herrería y es allí, al calor de una fragua, donde también ha sabido buscarle el toque más artístico a su profesión.
Ahora, a sus 90 años puede decir con seguridad que es uno de los herreros más reconocidos y que, además, ha logrado uno de sus sueños: tener su propio museo de más de 1.200 metros cuadrados donde se alojan cerca de medio millar de obras que expresan el sentir de una vida entera dedicada a la forja artesanal.
Este museo se encuentra en la localidad soriana y pinariega de Covaleda, donde nació, llevó a cabo su profesión y donde reside a día de hoy; pero buena parte de esas magníficas obras han viajado ya hasta Burgos capital para formar parte de la muestra ‘Domando el Hierro’ con Justo Herrero como único protagonista. Una exposición para ser disfrutada con los cinco sentidos por el público y que se podrá visitar hasta el próximo 9 de junio al Centro Cultural Factoría del Barco en la calle Tenerías 4.
«Utilizo sobre todo hierros viejos y torcidos. Son piezas ya usadas que tienen historia, que han pasado por unas manos; sin embargo, los nuevos parece como si no tuvieran vida, ni nada que contar», explica el artista que confiesa que «la fragua es muy difícil y muy costosa, pero muy bonita. Nadie sabe lo que se puede hacer con ella hasta que no la ejerces. Sobre todo me inspiro en la naturaleza por eso creo libélulas, hormigas, cigüeñas, arañas… Pero también hago obras que no se reconozcan al primer golpe de vista para hacer pensar al espectador. Siempre intento meter un mensaje en estas esculturas para que la gente no solo vea una figura, sino que se lleve de la visita una reflexión añadida», añade.
Justo Herrero confiesa que aunque tiene ya 90 años nunca dejará de crear y que siempre está pensando nuevas ideas para realizar. «No hay que pararse, si te paras te quedas frío», señala y reconoce que el museo que tiene en su pueblo natal siempre estará sin acabar, «mientras yo viva, esta exposición no se terminará nunca porque siempre iré añadiendo nuevas obras. La ilusión de mi vida era hacer este museo en mi pueblo y lo he conseguido».
El legado de Justo no terminará nunca. Echando la vista atrás, fue su padre quien le enseñó el oficio. Después de continuar él, le siguen a día de hoy sus hijos con la firma Lejuss. Y sus nietos, aunque son todavía pequeños, también muestran mucho interés por aprender a domar el hierro, algo que a Justo Herrero le llena el alma y el corazón de satisfacción, tanto o más que sus obras.